Elon Musk presiona a la mayoría republicana para retirar una ley que mantendría abierto el Gobierno de Estados Unidos
La maniobra del hombre más rico del mundo contra un proyecto de ley provisional de financiación, que también rechaza Trump, ha colocado a la Administración al borde del cierre
El proyecto de ley provisional que los republicanos y los demócratas acordaron esta semana para evitar el cierre del Gobierno el viernes está en peligro de muerte después de que el presidente electo, Donald Trump, lo echara por tierra en la noche del miércoles. También lo han hecho su futuro vicepresidente, J. D. Vance, y sobre todo Elon Musk, artífice a la hora de vehicular la oposición de los republicanos a la iniciativa. El presidente de la Cámara de Representantes, el también republicano Mike Johnson, ha defendido el proyecto de ley, de 1.500 páginas, pero sin lograr convencer a una serie ...
El proyecto de ley provisional que los republicanos y los demócratas acordaron esta semana para evitar el cierre del Gobierno el viernes está en peligro de muerte después de que el presidente electo, Donald Trump, lo echara por tierra en la noche del miércoles. También lo han hecho su futuro vicepresidente, J. D. Vance, y sobre todo Elon Musk, artífice a la hora de vehicular la oposición de los republicanos a la iniciativa. El presidente de la Cámara de Representantes, el también republicano Mike Johnson, ha defendido el proyecto de ley, de 1.500 páginas, pero sin lograr convencer a una serie de correligionarios reticentes. De la financiación del Gobierno dependen partidas tan cruciales como los pagos de la Seguridad Social o los salarios de las fuerzas armadas.
El rechazo de Trump se conoció después de que el acuerdo enfrentara un aluvión de críticas en las redes sociales por parte de Elon Musk y Vivek Ramaswamy, los dos multimillonarios que liderarán el llamado Departamento de Eficiencia Gubernamental, ajeno teóricamente al Gabinete y encargado de recortar el gasto público durante la próxima Administración. Johnson se ha quejado veladamente de la perniciosa influencia de actores externos —que no pueden ser otros que Musk y Ramaswamy, aunque no los ha citado— dispuestos a hacer descarrilar cualquier ley si los políticos no acceden a sus deseos.
Las críticas a la maniobra de Musk han incendiado las redes. “El hombre más rico del mundo dice que quiere cerrar el Gobierno, obligando a millones de trabajadores estadounidenses, incluidas nuestras tropas, a pasar las vacaciones [navideñas] sin cobrar. Los republicanos siguen sus órdenes. Esto es una locura”, ha escrito en las redes sociales el representante demócrata Don Beyer, en respuesta a un post de Musk, en el que este aprobaba con un simple SÍ (en mayúsculas) el mensaje previo de un usuario desconocido que rezaba: “Cierren el Gobierno hasta el 20 de enero. Desfinancien todo. Estaremos bien durante 33 días”, los que faltan para la toma de posesión de Trump.
La iniciativa de Johnson, que comenzó como un simple proyecto de ley de gasto para mantener el bombeo de fondos al Gobierno hasta principios del próximo año, fue engordando gracias a las negociaciones bipartidistas hasta incluir 100.000 millones de dólares en ayuda para desastres y docenas de políticas no relacionadas, incluida una nueva partida de ayudas para Ucrania (un conflicto que el presidente electo quiere ver terminado “en el primer día de mandato”). Trump rechazó de pleno la nueva ley ómnibus, al asegurar que debía aprobarse “un proyecto de ley de financiación temporal SIN REGALOS DEMÓCRATAS”, y que debería combinarse con un aumento en el techo de la deuda, el límite del dinero, autorizado por el Congreso, que el Gobierno puede pedir prestado para hacer frente a sus compromisos financieros.
“Deberíamos aprobar un proyecto de ley de gastos racionalizado que no dé a Chuck Schumer [líder demócrata del Senado] y a los demócratas todo lo que quieren”, escribió Trump en las redes sociales, en una declaración conjunta con Vance. El comunicado presidencial sucedía a la intempestiva cruzada iniciada por Musk en las redes sociales contra el proyecto de ley, con la publicación incesante de instrucciones a los legisladores para tumbarlo. Los republicanos partidarios de la legislación han dicho que están perdiendo apoyos por el bombardeo de publicaciones de Musk.
“Cualquier miembro de la Cámara de Representantes o del Senado que vote a favor de esta escandalosa ley de gasto merece ser expulsado en dos años”, llegó a escribir Musk en un post. Sus críticas han hecho mella en la bancada republicana, e incluso los que tradicionalmente venían apoyando las medidas de financiación provisional, se han vuelto ahora en contra. El senador John Cornyn calificó el proyecto de ley de “monstruosidad”. El representante Ralph Norman aludió al compromiso con los votantes: “El pueblo estadounidense quería un cambio. No nos dijeron que gastáramos más dinero, que nos endeudáramos más. Esto [el proyecto de ley] es lo contrario de lo que votó el pueblo estadounidense”.
Trump insiste en que los republicanos reformulen el proyecto de ley de financiación y añadan un aumento del techo de la deuda federal, pero muchos republicanos se niegan a lo segundo por considerarlo políticamente tóxico. La pelea refleja las dificultades que el partido tendrá para elevar por su cuenta el límite de endeudamiento el año próximo, incluso aunque goce del control total del Congreso. “Aumentar el techo de deuda no es genial”, reconoce Trump en el comunicado, “pero preferimos hacerlo bajo la vigilancia de Biden”.
‘Kill the Bill’
Musk, el hombre más rico del mundo, ha empujado de manera determinante a los republicanos críticos —tanto ultraconservadores como algunos de la corriente dominante— a torpedear el proyecto legislativo. Pero su maniobra va más allá de su influencia sobre el presidente electo. El empresario billonario, gran donante de la campaña de Trump, también ha plantado cara al liderazgo del partido en la Cámara de Representantes, encarnado en la figura de Johnson, sobre cuya continuidad como portavoz no se ha manifestado aunque pocos apuestan ya por ella, el primero de ellos Musk.
Ante la oposición del Partido Republicano, se ha suspendido la votación, prevista para la noche de este miércoles, sobre la resolución de continuidad. La Cámara se reunirá de nuevo este jueves y los legisladores intentarán que el proyecto de financiación se apruebe in extremis.
En una publicación en la red social X (antes Twitter), el empresario tecnológico, sombra permanente de Trump en el tramo final de la campaña y, sobre todo, desde la reelección de este, escribió el martes por la noche: “Esta ley NO debería aprobarse en absoluto. Una nueva ley que no sea un disparatado crimen contra el pueblo estadounidense debería aprobarse en 33 días”, los que quedan para la toma de posesión de Trump. En publicaciones posteriores en la red social de su propiedad, Musk ha insistido en la obligación de tumbar cualquier legislación antes de que arranque el nuevo Gobierno. “Ningún proyecto de ley debe ser aprobado en el Congreso hasta el 20 de enero, cuando @realDonaldTrump tome posesión. Ninguna. Cero”, ha repetido, a la vez que el lema “Tumba la ley” (Kill the Bill), convertido casi en un tic de su timeline.