El ensayista Alain Minc: “El de Bayrou será un Gobierno paralizado”
El también economista y directivo empresarial fue mentor de Macron al principio de su carrera, pero hoy considera que “no entiende nada de política” y “no terminará su mandato”
La opinión de Alain Minc (París, 75 años), ensayista, economista, directivo empresarial y consejero de príncipes republicanos, es fundamental para orientarse en la caótica situación política francesa. La vida política y económica de la Francia de los últimos 40 años es difícil de entender sin él. Tampoco los primeros pasos del actual presidente de la República, Emmanuel Macron, a quien aconsejó y alabó en todo tipo de foros. Hoy, sin embargo, h...
La opinión de Alain Minc (París, 75 años), ensayista, economista, directivo empresarial y consejero de príncipes republicanos, es fundamental para orientarse en la caótica situación política francesa. La vida política y económica de la Francia de los últimos 40 años es difícil de entender sin él. Tampoco los primeros pasos del actual presidente de la República, Emmanuel Macron, a quien aconsejó y alabó en todo tipo de foros. Hoy, sin embargo, ha dejado de comprender sus movimientos, sus decisiones y su manera de relacionarse con los demás. “Es un narcisista”, señala en su despacho parisino, y cree que deberá dimitir antes de terminar los 30 meses de mandato que le quedan. Un día antes de la designación de François Bayrou como primer ministro, cuando todas las quinielas ya le situaban en Matignon, Minc traza un análisis severo y pesimista de lo que sucederá en Francia en los próximos meses.
Pregunta. ¿Qué opinaría de la designación de François Bayrou como nuevo primer ministro?
Respuesta. El nombre del primer ministro es irrelevante, porque este será un Gobierno impotente. Sin recurrir al artículo 49.3 [de la Constitución, de aprobación por decreto] para evitar una moción de censura, cualquier proyecto de ley necesitará una verdadera mayoría en el Parlamento. En el contexto político actual, esto significa que tendremos un Ejecutivo paralizado, incapaz de avanzar.
P. ¿Podría Macron haber actuado de otra manera?
R. Una vez más, ha demostrado que no entiende nada de política. Debería haberse retirado y designado un mediador, como ocurre en Italia u otros países, alguien que negocie con los distintos partidos para buscar un equilibrio. En lugar de eso, ha querido actuar como un heredero del general [Charles] De Gaulle, pero ha terminado siendo vetado por unos pocos diputados. Hoy, [el presidente de Italia] Sergio Mattarella tiene más poder que Macron.
P. ¿Habla en serio?
R. Macron ha transformado nuestras instituciones, tradicionalmente verticales y monárquicas, en un sistema parlamentario. Ha perdido toda su autoridad y ya no actúa como árbitro. Esta situación es consecuencia directa de la disolución [de la Asamblea Nacional] el 9 de junio. Con esa decisión absurda, Macron destruyó todo. Cuando un hombre inteligente toma una decisión estúpida, hay que buscar la explicación en la psicología: su rasgo patológico es el narcisismo. Vive en una forma de negación de la realidad, rodeado de aduladores que refuerzan su visión.
P. ¿Marine Le Pen es la gran beneficiada de esta situación?
R. La estrategia de Le Pen es evidente desde el momento en que la Fiscalía pidió su inhabilitación política. Sabe que en marzo, cuando se espera el veredicto, tiene una posibilidad entre dos de ser eliminada de la política. Si se mantiene pasiva, se convierte en un objeto de la historia. Si quiere ser un sujeto de la historia, debe arriesgarse. Su objetivo es derrocar a Macron y forzar elecciones presidenciales anticipadas.
P. ¿Eso podría ocurrir?
R. Siempre he creído que Macron no terminaría su segundo mandato. Ahora, los socialistas intentan evitar la trampa de Le Pen, quien comparte el mismo objetivo que Jean-Luc Mélenchon. Los socialistas no quieren elecciones presidenciales anticipadas para no dar la impresión de haber creado el caos y porque necesitan tiempo para reconstruirse.
P. Entonces, ¿es posible que los diputados socialistas no censuren al nuevo Gobierno?
R. Es una buena noticia. Los socialistas están marcando distancia con los insumisos y organizándose para presentar una candidatura socialdemócrata para el Elíseo. Mientras tanto, Francia es ingobernable. Esto no puede durar. No somos Italia: esta situación no encaja con nuestra cultura política desde la creación de la V República en 1958.
P. Francia no tiene presupuesto y el déficit sigue creciendo, pero no ha ocurrido la catástrofe financiera prevista en los mercados de deuda.
R. Es cierto que no ha llegado la alerta en los mercados de deuda tan rápido como se esperaba. Sin embargo, la situación es preocupante: el mercado de valores francés ha caído un 5% en comparación con Fráncfort, pese a que Alemania está en recesión. Según un gran gestor de activos, Francia sigue siendo un valor seguro por dos razones: hay pocas alternativas seguras en deuda pública y tiene la mejor máquina del mundo para recaudar impuestos, lo que funciona como red de seguridad en caso de crisis grave.
P. ¿Cuánto tiempo más puede tolerar Bruselas este caos?
R. Francia ya no pesa nada en Bruselas. Nuestro comisario es irrelevante. Con el debilitamiento de Macron, Ursula von der Leyen se convierte en nuestra jefa. Si [el candidato de la conservadora CDU] Friedrich Merz llega a ser el nuevo canciller, Europa estará gobernada por un dúo alemán. Al mismo tiempo, Francia vive en una negación sobre su deuda. Desde hace días, ni siquiera se habla del presupuesto. Hay un proyecto de ley especial para garantizar la recaudación de impuestos, pero esto genera más déficit. En algún momento, todo esto explotará. ¿Cuándo? No lo sé, pero estoy seguro de que Macron no podrá aguantar los 30 meses que le quedan de mandato. Es insostenible.