Los agricultores franceses vuelven a desafiar al Gobierno con 80 manifestaciones

Las movilizaciones recorren de nuevo el país para protestar contra el acuerdo de libre comercio con Mercosur y denunciar las promesas incumplidas de Macron hace un año

Agricultores franceses bloquean parte de la carretera N118 en Velizy Villacoublay, cerca de París, este lunes.Foto: YOAN VALAT (EFE) | Vídeo: EPV

Los agricultores vuelven a levantarse contra el Gobierno francés con una nueva ronda de movilizaciones que amenaza con paralizar el país, como sucedió ya hace un año. Esta vez los sindicatos señalan que no pretenden amargarle la vida a los ciudadanos con cortes que entorpezcan sus rutinas, pero la dimensión de la protesta dependerá también de la respuesta que obtengan. “El objetivo no es impedirle a la gente ir a trabajar, si...

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Los agricultores vuelven a levantarse contra el Gobierno francés con una nueva ronda de movilizaciones que amenaza con paralizar el país, como sucedió ya hace un año. Esta vez los sindicatos señalan que no pretenden amargarle la vida a los ciudadanos con cortes que entorpezcan sus rutinas, pero la dimensión de la protesta dependerá también de la respuesta que obtengan. “El objetivo no es impedirle a la gente ir a trabajar, sino que Francia conozca la situación”, explicó Arnaud Rosseau, de la federación nacional de sindicatos de las explotaciones agrarias (FNSEA). El problema, advierten, es el acuerdo de libre comercio que la Unión Europea quiere firmar con los países de Mercosur. Macron y Barnier ya han manifestado su oposición frontal, pero los agricultores creen que no será suficiente para evitar que prospere.

Francia tiene todavía muy fresco el recuerdo de las últimas movilizaciones de los agricultores, que marcharon hasta París y colapsaron las entradas de la capital. Los sindicatos lograron entonces la activación de una serie de medidas por valor de 400 millones —como la supresión de la tasa de aumento de los carburantes— y la paralización del plan Ecophyto, que preveía reducir la utilización de productos farmacéuticos en la agricultura. Los sindicatos, sin embargo, consideran que muchas de esas promesas no se han cumplido. En Francia los ánimos se han agriado aún más, tras las cosechas afectadas por la lluvia, los brotes de enfermedades del ganado y unas elecciones parlamentarias que retrasaron las medidas prometidas para calmar las protestas anteriores, en las que los agricultores bloquearon las carreteras durante semanas. Pero, sobre todo, creen que el acuerdo con Mercosur será muy dañino. La tensión, además, favorece a la extrema derecha, que ya capitalizó la anterior protesta: un cocktail muy amargo para el Ejecutivo.

“Francia no firmará este tratado tal como está”, anunció Macron el domingo desde Argentina, donde acababa de reunirse con el presidente argentino, Javier Milei. El jefe de Estado, que debía aterrizar pocas horas después en Río de Janeiro, Brasil, para una cumbre del G-20 el lunes y martes antes de viajar a Chile, prometió utilizar todo su peso para bloquear este acuerdo que considera “muy malo” para la agricultura. El primer ministro, Michel Barnier, había adoptado un tono parecido dos días antes en para decir “no a este tratado”. El 12 de noviembre, en Le Monde, no menos de 600 diputados y senadores pidieron a la presidenta de la Comisión Europea, Ursula von der Leyen, que respetara “la expresión democrática de la casi unanimidad de los parlamentarios franceses”.

Temor a la competencia desleal

El proyecto de acuerdo entre la UE y Mercosur prevé la apertura de una cuota anual de 160.000 toneladas de carne de res que Mercosur podrá exportar a la UE con aranceles reducidos. La cifra no parece muy elevada comparada con los 7,8 millones de toneladas producidas anualmente en la UE, pero es un número alto al compararlo con el total de las importaciones en Europa: 340.000 toneladas. Los ganaderos temen, sobre todo, la competencia desleal de una carne brasileña mucho más barata, ya que se produce bajo normas ambientales y sanitarias menos estrictas, denuncian. Sus detractores creen que el acuerdo forma parte de un contexto de laxitud más amplio tejido con otros tratados comerciales con países como Canadá, Japón o Vietnam.

Francia siempre ha estado en contra de la firma. De hecho, el anterior primer ministro, Gabriel Attal, ya se expresó en esta línea durante las anteriores protestas. Pero actualmente, la Comisión Europea cuenta con un mandato de negociación otorgado por los 27 Estados de la Unión Europea (UE), incluida Francia, para finalizar el acuerdo con el Mercosur. Este mandato fue concedido en 1999, durante la presidencia de Jacques Chirac, y no ha sido cuestionado desde entonces. Una vez concluidas las últimas negociaciones, este acuerdo podría llegar al Consejo, que reúne a los Estados miembros de la UE, y ser adoptado mediante una votación por mayoría cualificada (al menos 15 países, representando el 65 % de la población europea). Posteriormente, se llevaría a cabo una votación en el Parlamento Europeo. Si el resultado es favorable, el tratado se aplicaría en toda la UE, independientemente de si Francia está de acuerdo o no.

Francia, que afirma rechazar el proyecto “tal como está”, sigue en gran medida aislada. El Gobierno de Barnier advierte sobre “el impacto desastroso que tendría en sectores enteros, especialmente en la agricultura y la ganadería”. Sin embargo, aunque Polonia, Austria, los Países Bajos e Irlanda también han expresado sus preocupaciones sobre el acuerdo, su peso no sería suficiente para impedir una votación en el Consejo Europeo. Por lo tanto, Francia deberá convencer a otros países si quiere formar una minoría de bloqueo. Alemania, España, Italia y Portugal, entre otros, están apretando para que apruebe definitivamente el acuerdo, con la esperanza de reactivar el crecimiento europeo. Este tratado prevé eliminar progresivamente casi todos los aranceles aplicados a las exportaciones de la UE hacia Mercosur. Berlín ve en ello nuevas oportunidades para sus fabricantes de automóviles, ya que los aranceles hasta ahora eran particularmente elevados para los automóviles de pasajeros (35 %).

Las protestas no han llegado a provocar grandes cortes este lunes. Pero el martes hay prevista una concentración en el peaje de la autopista de Le Boulou, próximo a la frontera entre el sureste de Francia y la Jonquera. El sindicato francés ha asegurado que hay “agricultores de otros países que se unen a las protestas”.

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