El presidente Tebún se encamina a la reelección en Argelia con una inesperada abstención del 52%

La tasa oficial de participación en los comicios, que mejora en ocho puntos la de 2019, es anunciada de madrugada casi cinco horas después del cierre de las urnas

Un elector sale de una cabina de voto para las presidenciales, el sábado, en un colegio electoral de Argel.MOHAMED MESSARA (EFE)

Los votantes argelinos parecían haber dado la espalda a las urnas el sábado en unas elecciones concebidas para plebiscitar al presidente Abdelmayid Tebún, de 78 años, para un segundo mandato, pero menos que hace cinco años. Nadie dudaba de su reelección cuando adelantó los comicios a comienzos de año. Un candidato islamista moderado y otro socialista beréber le desafiaban en teoría. Sin embargo, el único rival ser...

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Los votantes argelinos parecían haber dado la espalda a las urnas el sábado en unas elecciones concebidas para plebiscitar al presidente Abdelmayid Tebún, de 78 años, para un segundo mandato, pero menos que hace cinco años. Nadie dudaba de su reelección cuando adelantó los comicios a comienzos de año. Un candidato islamista moderado y otro socialista beréber le desafiaban en teoría. Sin embargo, el único rival serio que retaba su legitimidad era la abstención, que en 2019 ya le batió con una tasa del 60%. Casi cinco horas después del cierre de los colegios electorales, un comunicado de las autoridades electorales anunció de forma inesperada por televisión que la abstención se había reducido al 52% en estos comicios.

Cuatro horas antes del cierre de los colegios electorales, que las autoridades electorales prolongaron hasta las ocho de la tarde, una hora más de lo previsto, la participación se situaba en el 26,45%, casi seis puntos por debajo de 33% registrado cinco años antes a esa misma hora, según los datos oficiales publicados. Los mismos responsables electorales habían convocado una conferencia de prensa para informar sobre la tasa de participación dos horas después de la conclusión de las votaciones, pero finalmente no se produjo el anuncio en ese momento, sino unas tres horas después, pasada ya la medianoche en Argel.

La afluencia a las urnas fue elevada en circunscripciones como Tinduf, provincia del desértico sur del país con alta presencia de funcionarios y militares que suele marcar el récord de participación electoral. En la abstencionista región bereber de La Cabilia (a un centenar de kilómetros al noreste de Argel), la agencia Efe constató que las urnas estaban casi vacías.

El desinterés de los electores había sido patente durante la campaña en unas presidenciales cuyo desenlace se conocía de antemano. Tebún resultó elegido en 2019 con el 58% de los sufragios con una abstención superior al 60%, la tasa histórica más elevada. En la votación para su reelección celebrada este sábado parece haber mejorado esos resultados. Los comicios legislativos y el referéndum constitucional celebrados en su actual mandato tuvieron, no obstante, una tasa de abstención que rondó el 70%, muy alejada de la de las presidenciales de 2009, que se limitó al 26% y que representa la cota histórica más baja.

Frente al actual presidente, sostenido por un régimen al que el ejército marca el paso en Argelia desde la era poscolonial tras la guerra de liberación contra Francia, dos candidatos alternativos han pasado casi inadvertidos. De un lado, el nacionalista bereber Yucef Auchich que ha intentado recabar apoyos en la Cabilia para el histórico Frente de Fuerzas Socialistas, ante las próximas legislativas. De otro, y desde la corriente panislamista política de los Hermanos Musulmanes, Abdelali Hassani se ha presentado en nombre del Movimiento de la Sociedad por la Paz. Este partido concurre a unas presidenciales por primera después de casi tres décadas de boicoteo, también con la vista puesta en las próximas elecciones generales, cuyo adelanto los analistas políticos consideran previsible, en tanto que segunda fuerza parlamentaria.

Tebún representa el arquetipo de perfil tecnocrático del régimen que dirige el destino de Argelia desde la independencia, en 1962, y que busca perpetuarse en el poder a través de las urnas. Tras haber sofocado las reivindicaciones del Hirak, el movimiento prodemocrático que forzó la caída de su predecesor, Abdelaziz Buteflika, cuando este aspiraba a un quinto mandato después de dos décadas en el cargo, el actual presidente argelino busca afianzarse en el poder sin ser cuestionado. Las autoridades no ha permitido viajar a Argelia al corresponsal de EL PAÍS en el Magreb y a otros periodistas europeos para cubrir las elecciones presidenciales.

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Amnistía Internacional ha acusado recientemente al Gobierno argelino de “asfixiar el espacio cívico mediante una severa represión de los derechos humanos (...) sin tolerancia hacia las opiniones disidentes”. Decenas de activistas vinculados con las protestas del Hirak siguen encarcelados en Argelia, donde la libertad de expresión se ha visto severamente recortada desde la llegada al poder de Tebún.

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