La izquierda francesa se divide por la amenaza de Mélenchon de destituir a Macron
El presidente reúne a partir del viernes a los jefes de los grupos políticos para tantearlos de cara a la formación de un nuevo Gobierno
Una grieta amenaza con debilitar al Nuevo Frente Popular, la alianza de izquierdas que logró la primera posición el pasado 7 de julio, en la segunda vuelta de las elecciones legislativas francesas, que adelantó Emmanuel Macron. La Francia Insumisa (LFI), que forma parte de la coalición, desafió al presidente de Francia con un posible procedimiento de destitución en caso de que rechace nombrar a ...
Una grieta amenaza con debilitar al Nuevo Frente Popular, la alianza de izquierdas que logró la primera posición el pasado 7 de julio, en la segunda vuelta de las elecciones legislativas francesas, que adelantó Emmanuel Macron. La Francia Insumisa (LFI), que forma parte de la coalición, desafió al presidente de Francia con un posible procedimiento de destitución en caso de que rechace nombrar a la candidata del grupo, Lucie Castets, como primera ministra. El ultimátum del partido de Jean-Luc Mélenchon no gustó a todos dentro de la unión. Socialistas, ecologistas y comunistas se desmarcaron del llamamiento, justo antes de las consultas que a partir del viernes celebrará el mandatario con los jefes de los grupos políticos, de cara a la formación de un nuevo Gobierno.
Francia sigue con un Ejecutivo en funciones y sin primer ministro más de seis semanas después de la segunda vuelta de las legislativas, convocadas por Macron tras la contundente victoria de la extrema derecha de Marine Le Pen en las europeas del 9 de junio. Los comicios dejaron un paisaje político fragmentado en el país, con un hemiciclo dividido en tres bloques (izquierda, centro macronista y ultraderecha) y sin mayoría para gobernar. En una entrevista antes del inicio de los Juegos Olímpicos de París, Macron había dicho que no elegiría a un jefe de Gobierno “hasta mediados de agosto”, dejando el futuro del Ejecutivo en suspenso.
Pero el Elíseo, de momento, no ha comunicado ninguna fecha concreta en la que podría conocerse el sucesor de Gabriel Attal, el primer ministro saliente. La Constitución estipula que es el jefe de Estado el que lo nombra, pero no existe un plazo determinado para hacerlo. Ante las presiones que se hacen cada vez más fuertes, Macron ha convocado en una serie de reuniones que comenzarán el viernes a los presidentes de los grupos parlamentarios para avanzar hacia “la constitución de una mayoría lo más amplia y lo más estable posible”. El nombramiento de un jefe de Gobierno, indicó la presidencia, intervendrá “en la prolongación de esas consultas y de sus conclusiones”.
La situación es compleja y constituye un verdadero rompecabezas. El Nuevo Frente Popular (NFP) obtuvo 193 escaños de los 577 que conforman la Asamblea Nacional, la Cámara baja del Parlamento. El bloque macronista, que gobierna desde 2017, logró 163 diputados y la extrema derecha de Le Pen, 143, aunque fue la primera fuerza en número de votos.
Ningún grupo alcanzó la mayoría absoluta de 289 diputados y, en principio, son incompatibles. El NFP, sin embargo, reclama el derecho a designar un primer ministro, ya que se convirtió en el primer grupo parlamentario. La alianza, que se creó a toda prisa antes de la primera vuelta de las elecciones, presentó para ello a Lucie Castets, una alta funcionaria del Ayuntamiento de París que hasta hace poco era una desconocida para la mayoría de franceses.
El mandatario ha descartado nombrarla y argumenta que un primer ministro del NFP sería derrotado enseguida por una moción de censura. Según él, nadie ha ganado las elecciones y la única mayoría posible es una coalición entre varios partidos de lo que él llama “el arco republicano”, lo que excluye a LFI —la izquierda radical— y a la extrema derecha del Reagrupamiento Nacional (RN). El partido de Mélenchon amenazó el domingo con lanzar un procedimiento parlamentario para destituirlo si no elige a Castets como primera ministra.
“Advertencia solemne”
Macron “debe saber que se utilizarán todos los medios constitucionales para deponerlo antes de someternos a sus artimañas contra la regla básica de la democracia”, señala un artículo publicado en La Tribune Dimanche, firmado por Mélenchon; por el coordinador del partido, Manuel Bompard; y por la jefa del grupo en la Asamblea, Mathilde Panot. El texto, descrito como una “advertencia solemne”, asegura que la decisión del mandatario de no nombrar a la candidata de izquierda “puede calificarse de golpe institucional contra la democracia”. Los firmantes amenazan con activar el artículo 68 de la Constitución, que abre la posibilidad de destituir al presidente por incumplir su deber.
Es más que improbable que el procedimiento prospere, ya que necesitaría el respaldo de dos tercios de los diputados y dos tercios de los senadores. Tras la publicación de la carta, los otros miembros de la alianza izquierdista expresaron su rechazo y subrayaron que la iniciativa provenía exclusivamente de LFI. Mélenchon “hace un bonito regalo a Emmanuel Macron unos días antes de nuestro encuentro en el Elíseo”, criticó el primer secretario del Partido Socialista, Olivier Faure, en el diario Libération.
La propuesta reactivó las divisiones entre los integrantes del grupo socialista, algunos de los cuales no descartan apoyar a otro nombre que suena en los últimos días como posible candidato a primer ministro. Se trata de Bernard Cazeneuve, ex primer ministro del socialista François Hollande y que en 2022 abandonó el partido tras el acuerdo de su formación con los insumisos para crear una alianza con ecologistas y comunistas, similar a la actual.
Hay otros políticos que se barajan para el cargo —aunque de momento solo se trata de rumores—: Xavier Bertrand, actual presidente conservador de la región de Altos de Francia; Michel Barnier, excomisario europeo y negociador de la UE para el Brexit; o incluso Valérie Pécresse, presidenta conservadora de la región de París.
El ultimátum de LFI puso en evidencia las divisiones en el seno de la frágil alianza de izquierda. Socialistas, ecologistas y comunistas temen que la amenaza del partido de Mélenchon mine las posibilidades del NFP de gobernar. El secretario nacional del Partido Comunista francés, Fabien Roussel, lamentó que LFI quiera “concurrir desde ahora a las presidenciales de 2027″ y declaró que para su movimiento, esta no era “la prioridad”.
Marine Tondelier, la secretaria nacional de los ecologistas, dijo a su vez que no compartía el procedimiento del partido de Mélenchon, pero subrayó que “en el seno de una coalición, es lógico no siempre estar de acuerdo con todo”. En un artículo de Le Figaro, el eurodiputado ecologista David Cormand trató de restarle importancia al asunto. “El verdadero tema no es la columna de Mélenchon, sino la situación en la que Emmanuel Macron mantiene el país”, apuntó.
En el encuentro con Macron el viernes participará Castets, aunque no sea miembro de ningún grupo político. La candidata, de 37 años, multiplicó las señales de apertura hacia las otras fuerzas políticas y subrayó su disposición a negociar con los distintos grupos parlamentarios si accede al cargo. “Mi tema no es la destitución, es la cohabitación”, manifestó el lunes durante una entrevista, en referencia a la situación en la cual el presidente y el primer ministro pertenecen a partidos políticos distintos. El mandatario, por ahora, se toma su tiempo.
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