La primera ministra de Bangladés, Sheikh Hasina, huye del país tras las protestas con más de 100 muertos

El ejército asume el poder y anuncia la formación de un Gobierno interino después de que la veterana líder haya renunciado y abandonado la nación asiática

Los manifestantes celebran la noticia de la dimisión de la primera ministra de Bangaldés, Sheikh Hasina, en Daca este 5 de agosto.Rajib Dhar (AP)
Agencias El País
Daca / Madrid -

La primera ministra de Bangladés, Sheikh Hasina, ha renunciado y abandonado el país este lunes, después de que al menos un centenar de personas murieran en choques con sus partidarios y la policía este domingo en las protestas convocadas por el movimiento estudiantil del país. La organización Estudiantes contra la Discriminación había convocado para esta jornada una marcha hacia Daca, desafiando el toque de queda impuesto la víspera por las autoridades, con la intención de presionar a Hasina para que dimitiera, como así ha sucedido, después de que los manifestantes incluso penetraran en el palacio que alberga la sede de la primatura del Gobierno del país. La veterana líder, que en enero obtuvo un cuarto mandato consecutivo en unos controvertidos comicios, ha aterrizado ya en la ciudad oriental india de Agartala, de acuerdo con fuentes citadas por la cadena CNN.

Con miles de personas marchando en el centro de la capital bangladesí, el ejército ha anunciado que asume el control del país. El jefe de Estado Mayor del ejército desde el pasado 23 de junio, el general Waker-Uz-Zaman, ha pronunciado un discurso en el que ha asegurado que se reunirá con el presidente del país, Muhammad Shahabuddin Chuppu, para formar un Gobierno interino. “Resolveremos la crisis antes de esta noche”, ha dicho el general, que ha comunicado también la derogación del toque de queda impuesto desde las 18.00 horas (14.00 en la España peninsular) del domingo y el restablecimiento de las comunicaciones por internet, que estaban limitadas.

La capital amaneció este lunes con la estampa de tanques del ejército y vehículos policiales recorriendo las calles, que también patrullaban a pie numerosos agentes. Apenas se veía tráfico civil, salvo algunas motocicletas y los característicos taxis de tres ruedas de la urbe. Los enfrentamientos en la capital bangladesí, como en muchas otras zonas del país, habían transformado este domingo la urbe en una zona de guerra por los violentos choques entre los manifestantes y los partidarios de Hasina, muchos de los cuales portaban palos y objetos de metal.

Al menos 96 personas murieron y cientos resultaron heridas en los enfrentamientos del domingo en este país de 170 millones de habitantes, según medios locales como el The Dhaka Tribune. La policía disparó gases lacrimógenos y balas de goma para dispersar a decenas de miles de manifestantes, como ya hizo en la anterior protesta sangrienta del 19 de julio, que también acabó con más de un centenar de fallecidos, gran cantidad de lesionados y varios cientos de detenidos. En total, alrededor de 300 personas han muerto desde el inicio de las movilizaciones, al menos 32 eran niños, “y muchos más resultaron heridos y fueron detenidos”, lamenta Unicef.

Bangladés, el octavo país más poblado del mundo, se ha visto envuelto en violencia desde julio, cuando comenzaron las protestas de los estudiantes ante la elevada tasa de paro juvenil y la ira que desencadenó la decisión del Tribunal Supremo de restablecer un sistema de cuotas que reservaba el 30% de los empleos públicos a las familias de los combatientes en la guerra de independencia de Pakistán (1971), y otro 30% para mujeres y minorías. Los convocantes consideraban este reparto discriminatorio, pues únicamente el 40% de contrataciones se realizaban por méritos. El 21 de julio el alto tribunal atendió su principal reclamo y anuló este sistema: elevó al 93% el porcentaje de empleos gubernamentales asignados por méritos, reservó un 5% para los parientes de los combatientes y el 2% restante para las minorías étnicas y personas con discapacidad.

Pero el movimiento de Estudiantes contra la Discriminación volvió a las calles la semana pasada para exigir a la primera ministra una disculpa pública por la violencia ejercida contra los manifestantes, el restablecimiento de las conexiones a internet, la reapertura de los campus universitarios y la liberación de los detenidos en las protestas. La escalada de la tensión convirtió la jornada de este domingo en una de las más violentas desde el inicio del estallido social, con una elevada cifra de víctimas mortales, incluidos al menos 13 policías. En respuesta, los convocantes anunciaron la marcha hacia la capital de este lunes. “El Gobierno ha matado a muchos estudiantes. Ha llegado el momento de la respuesta final”, dijo el coordinador de la protesta, Asif Mahmud, en un comunicado en Facebook a última hora del domingo. “Todo el mundo vendrá a Daca, especialmente los distritos circundantes. Vengan a Daca y tomen posición en las calles”, animó en el texto. El ejército de Bangladés había instado, por su parte, a los ciudadanos a obedecer las normas del toque de queda.

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Fuerza “excesiva”

El partido de la primera ministra, la Liga Awami, que se posiciona en el centroizquierda, lleva semanas denunciando en sus redes y canales sociales un complot de la oposición para hacer caer al Gabinete de Hasina alentando la violencia. El Alto Comisionado de las Naciones Unidas para los Derechos Humanos, Volker Türk, sin embargo, pidió este mismo lunes en un comunicado que el Gobierno dejase de “atacar a quienes participan pacíficamente en el movimiento de protesta” y que liberase a los detenidos “arbitrariamente”. “Los continuos esfuerzos para reprimir el descontento popular, incluso mediante el uso excesivo de la fuerza y la difusión deliberada de información errónea y la incitación a la violencia, deben cesar de inmediato”, añadía.

Los disturbios de las últimas semanas, que han llevado al Gobierno a cerrar los servicios de internet en varias ocasiones, son los mayores que ha vivido el país, en los 20 años en los que Hasina ha estado al frente del Ejecutivo (1996-2001 y 2009-2024). La primera ministra, de 76 años, ganó el pasado enero un cuarto mandato consecutivo en unas elecciones que fueron boicoteadas por la principal formación opositora, el Partido Nacionalista de Bangladés.

La gente celebra la dimisión de la primera ministra de Bangladés, Sheikh Hasina, en Daca. Mohammad Ponir Hossain (REUTERS)

Los críticos de Hasina, junto con grupos de derechos humanos, han acusado a su Gobierno de utilizar una fuerza excesiva contra los manifestantes, tanto a través de la policía como de las Fuerzas Armadas, desplegadas en las calles para controlar las protestas. Un análisis de fotografías y vídeos realizado por Amnistía Internacional, confirmaba que la policía “utilizó ilegalmente armas letales contra los manifestantes”, entre otros abusos como la limitación de las comunicaciones.

La violencia no se limitó a las calles de Daca, la capital del país. Al menos cinco personas murieron en el distrito oriental de Feni, afirmó a EFE el superintendente del hospital Sadar, Abul Khair Miazi. El jefe de la administración de Kishoreganj, Abul Kalam Azad, afirmó por su parte que tres personas fallecieron, incluyendo dos carbonizadas “cuando la casa de un líder de la Liga Awami (gubernamental) fue incendiada”. Uno de los distritos donde se registraron más víctimas mortales fue el de Sirajganj. Cinco personas fallecieron en la región, según el jefe de los servicios de salud, Mohammad Jahangir Alam, a los que se suman los 13 miembros de las fuerzas de seguridad, que murieron en una comisaria de policía.

Fuentes hospitalarias confirmaron decenas de muertos y heridos en numerosos distritos del país, entre ellos la capital y Bogura, Pabna o Magura. Algunos de ellos, como los dos fallecidos en el distrito de Munshiganj, recibieron heridas de bala, según el superintendente del centro de salud donde fueron tratados, Abu Hena Muhammad Jamal.

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