La familia de un checheno detenido tras el atentado de la sala Crocus de Moscú denuncia su muerte
La madre de Asjab Uspanov asegura que fue golpeado por la policía tras ser arrestado. El Gobierno ruso anuncia el endurecimiento de sus medidas contra los inmigrantes a raíz del atentado del 22 de marzo
Asjab Uspanov, oriundo de Chechenia, murió horas después de ser arrestado en una parada de autobús de Moscú tras el atentado de la sala Crocus del pasado 22 de marzo. El fallecido se dirigía a casa después del trabajo y llamó a su esposa para intentar tranquilizarla al asegurarle que no le pasaría nada porque era inocente. Sin embargo, su madre y varios canales opositores chechenos que han filtrado lo que aseguran es su autopsia denuncian que fu...
Asjab Uspanov, oriundo de Chechenia, murió horas después de ser arrestado en una parada de autobús de Moscú tras el atentado de la sala Crocus del pasado 22 de marzo. El fallecido se dirigía a casa después del trabajo y llamó a su esposa para intentar tranquilizarla al asegurarle que no le pasaría nada porque era inocente. Sin embargo, su madre y varios canales opositores chechenos que han filtrado lo que aseguran es su autopsia denuncian que fue golpeado hasta la muerte en comisaría. Su caso, pendiente de investigación, aumenta la preocupación sobre la impunidad policial en Rusia después de que las autoridades no repudiasen la violencia empleada contra los presuntos terroristas durante su detención. Además, el Gobierno ruso ha anunciado un nuevo paquete de medidas para endurecer el control de los inmigrantes.
La madre de Uspanov —que se hacía apellidar Kasuev— contó al diario independiente Agentsvo que su hijo pidió a su esposa en un primer momento que no fuera a comisaría. “No tienen nada contra mí”, le dijo a su mujer en su primera llamada tras ser arrestado. Sin embargo, poco después volvió a hablar con su esposa por teléfono para pedirle que acudiera al departamento policial tras contarle que se había enfrentado con los agentes.
Cuando su mujer llegó a la comisaría dos horas después, Uspanov había muerto. “Su marido ya no está”, le dijo un policía nada más entrar en comisaría, narró la madre de la víctima a Agentsvo. “No, hace poco hablé con él por teléfono”, respondió la mujer. “Hablaste, pero ya no hablaréis más”, sentenció el agente.
Un canal opositor checheno, 1ADAT, fue el primero en informar de la muerte de Uspanov. El grupo publicó este pasado lunes varios vídeos de la autopsia de Uspanov. Según este movimiento disidente, los agentes le rompieron las costillas y la columna a la víctima durante el interrogatorio, que además presentaba signos de asfixia y hematomas generalizados en el cuerpo.
Según el grupo opositor checheno, Uspanov presentó resistencia en la parada de autobús al verse rodeado por hombres que ocultaban sus rostros, aunque posteriormente comprendió que eran policías. El hombre que grabó la autopsia difundida por 1ADAT asegura que los agentes simularon el suicidio de Uspanov “para ocultar su crimen”.
La madre de la víctima confía en que los tribunales rusos aclaren la muerte de su hijo, cuyos restos mortales ya yacen en una tumba en Chechenia. “Lo he entregado al tribunal de Dios. Para lo demás, me baso en las leyes de la Federación de Rusia, en la justicia”, dijo la mujer a Agentsvo.
Tortura
Las autoridades rusas no informaron sobre la muerte de Uspanov. El Servicio Federal de Seguridad (FSB) anunció el día posterior al atentado que había detenido a 11 sospechosos, incluidos los cuatro presuntos atacantes de la sala de conciertos Crocus, ciudadanos tayikos que vivían en Rusia desde hace años. Los detenidos han pasado ya a disposición judicial con evidentes signos de tortura. Además, los vídeos y fotografías filtrados por las fuerzas de seguridad prueban varios casos de violencia: los agentes cortaron la oreja a uno de los sospechosos y se la introdujeron en la boca, y a otro le desnudaron y conectaron su cuerpo con un aparato que produce descargas eléctricas.
Los cuatro presuntos atacantes fueron supuestamente interceptados en la autovía M-3, que une Moscú con Ucrania. Aunque el presidente Vladímir Putin y sus agentes han reiterado que existe un supuesto vínculo ucranio en el atentado del Estado Islámico de Khorasán (ISIS-K) —el propio Kremlin reconoció que los autores son yihadistas—, otras evidencias niegan esta acusación. El mandatario bielorruso, Aleksandr Lukashenko, desmintió a Putin al afirmar que los terroristas intentaron huir primero a su país, no a Ucrania, y las fuerzas de seguridad rusas detuvieron este domingo a tres extranjeros implicados en el atentado en la región rusa —e islámica— de Daguestán. Según el FSB, los arrestados, que preparaban otra masacre, financiaron y proporcionaron armas a los atacantes de la sala Crocus.
El acto terrorista de la sala Crocus, con al menos 144 muertos y 544 heridos, ha sido el mayor sufrido en Rusia desde que Putin ostenta el poder. La procedencia de los atacantes ha provocado una oleada de registros e identificaciones policiales estos días en las calles y en los mercados y fábricas donde se concentra la comunidad inmigrante, especialmente la centroasiática. Además, el Ministerio del Interior ruso ha anunciado este martes que redoblará la presión sobre los inmigrantes con medidas aún más duras.
El Gobierno ha anunciado un proyecto de ley que le dotará de “una base jurídica mayor para emplear medios y métodos modernos de control en la entrada y estancia de los ciudadanos extranjeros en Rusia”. Entre otras novedades, las autoridades podrán expulsar a los inmigrantes extrajudicialmente “como medida de coerción estatal”, la policía asumirá competencias de Migración y otros organismos administrativos, aunque podrá usar su monopolio de la fuerza, y se introducirá un “acuerdo de lealtad” a la Rusia de Putin que cada extranjero deberá sellar al vivir en Rusia.
Expulsiones sin garantías judiciales
Uno de los puntos más controvertidos de la reforma es que las autoridades podrán expulsar extranjeros y vetar su estancia sin que intervenga un tribunal. El castigo no solo se aplicará a delincuentes, sino también a “personas que representan una amenaza para la seguridad”, según ha detallado en Telegram la portavoz de la policía, Irina Volk. “La deportación podrá ser ordenada tanto por un tribunal como medida punitiva, como por los órganos ejecutivos federales extrajudicialmente, como medida de coerción estatal”.
La policía asumirá a partir de ahora “la supervisión administrativa de la estancia (residencia) de los ciudadanos extranjeros”. El departamento de Migración, por ejemplo, controlaba hasta ahora el registro de las personas foráneas en las casas donde viven. Ahora los agentes podrán asumir algunas competencias de este organismo con la novedad de que su supervisión “implica el uso de las facultades establecidas por la Ley sobre la Policía”.
El Estado también creará una lista con las empresas que pueden contratar trabajadores extranjeros. Asimismo, las fuerzas de seguridad y los demás organismos del Estado contarán también con una base de datos unificada con los perfiles digitalizados de cada extranjero. Esta incluirá la fotografía y las huellas dactilares que los agentes de fronteras tomarán de cada persona que entre a territorio ruso.
Por otro lado, las autoridades rusas podrán aplicar un “régimen de estancia controlada” sobre los extranjeros a los que hayan prohibido abandonar el país y sobre los inmigrantes que se encuentren ilegalmente en su territorio, y se diseñará un sistema para que los organismos públicos sepan cuándo deben negar ayudas a un inmigrante.
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