Von der Leyen alerta contra “los amigos de Putin” tras ser elegida candidata de los populares para presidir la Comisión Europea
La política conservadora alemana, que aspira a repetir mandato, avisa de que los populistas y los extremismos amenazan la UE
Cuidado con los populismos, los extremismos y los amigos de Putin. Así ha lanzado la alemana Ursula von der Leyen su ofensiva electoral para repetir mandato al frente de la Comisión Europea. Su familia política, el Partido Popular Europeo (PPE), la ha elegido como candidata principal para liderar el Ejecutivo comunitario tras las elecciones europeas de junio en un congreso en Bucarest. “Los amigos de Putin están intentando reescribir nuestra his...
Cuidado con los populismos, los extremismos y los amigos de Putin. Así ha lanzado la alemana Ursula von der Leyen su ofensiva electoral para repetir mandato al frente de la Comisión Europea. Su familia política, el Partido Popular Europeo (PPE), la ha elegido como candidata principal para liderar el Ejecutivo comunitario tras las elecciones europeas de junio en un congreso en Bucarest. “Los amigos de Putin están intentando reescribir nuestra historia y secuestrar nuestro futuro”, ha dicho Von der Leyen en la capital rumana. “Nuestra Europa pacífica y unida está siendo desarmada como nunca antes por populistas, nacionalistas y demagogos. Ya sea la extrema derecha o la extrema izquierda”, ha clamado la conservadora alemana, que ha acusado a partidos ultras como Alternativa por Alemania o el francés Reagrupamiento Nacional (RN) de Marine Le Pen de “pisotear los valores” europeos. “Quieren destruir nuestra Europa”, ha zanjado.
A la familia política de Von der Leyen se le van los votos por la derecha, por lo que la alemana está trazando su propio cordón sanitario. Clama contra algunos partidos, pero deja un amplio margen para pactar con otras formaciones ultraconservadoras como la polaca Ley y Justicia (PiS), los euroescépticos españoles de Vox o la ultra Giorgia Meloni (Hermanos de Italia), a quien Von der Leyen lleva cortejando desde que llegó al poder. El PPE ya había marcado el camino a la presidenta de la Comisión con un manifiesto durísimo contra la inmigración, con tintes ultraderechistas e incluso cierto tono euroescéptico en el que muchos de esos grupos se ven claramente reflejados.
Von der Leyen, de 65 años, que ha sido la presidenta que más poder ha acumulado en una Unión Europea marcada por la pandemia y la guerra de Rusia contra Ucrania y sus consecuencias, aspira a repetir mandato durante otros cinco años en una época turbulenta, con las amenazas del Kremlin y la inquietud a que el club comunitario se quede solo en su apoyo a Kiev si el republicano Donald Trump vuelve a la Casa Blanca, por lo que Von der Leyen ha prometido más fondos para Kiev. Los comicios europeos de junio (en España se vota el día 9), de los que surgirán quienes ocupen los grandes puestos de la Unión, son cruciales no solo para un club comunitario que vive momentos decisivos, sino también para algunos de sus socios, como Francia, Alemania o España.
La alemana, la primera mujer en el puesto, ha sido acusada en muchas ocasiones de contar solo con un pequeño equipo, de vivir en una burbuja y de opacar y atribuirse el trabajo de sus comisarios. Las encuestas son claras: el PPE seguirá como primer grupo en el Parlamento Europeo, pero las formaciones euroescépticas subirán mucho en una Eurocámara que será caleidoscópica y en la que pactar no será sencillo. Los sondeos también dan una segunda posición a los socialdemócratas, pero los liberales y los ultraconservadores de ECR —el grupo que acoge a Vox, al PiS y al partido de Meloni— se disputan el tercer puesto.
Algunos dentro de su partido han acusado en ocasiones a Von der Leyen (de la alemana CDU) de ser demasiado social y de tener buena sintonía con socialdemócratas como el español Pedro Sánchez. De hecho, este jueves ha recibido 400 votos a favor y 89 en contra de grupos como Los Republicanos, que la consideran la candidata del presidente francés, Emmanuel Macron. Así, la presidenta de la Comisión ha cristalizado este jueves el giro hacia la derecha que había ido transitando en los últimos meses. Von der Leyen ha asegurado que hará políticas para hacer avanzar las economías de la UE y tratar de establecer menos regulación —”esta es la Europa que respeta la tradición y sabe que no todas las decisiones deben tomarse a nivel de la UE”, ha dicho—, fortalecer la economía y a las empresas.
Deportación de migrantes
También ha prometido tomar medidas drásticas contra los traficantes de personas, a quienes ha culpado —como hace últimamente sin atender a las causas que provocan las llegadas— de la inmigración irregular hacia la UE. “Somos nosotros, los europeos, quienes deciden quién viene a Europa y en qué circunstancias”, ha dicho. “Reforzamos las fronteras europeas, y seguiremos haciéndolo”, ha remarcado en Bucarest. El PPE plantea en su manifiesto, en el que habla de “valores cristianos”, un cambio en el modelo migratorio para deportar a países de fuera de la UE considerados “seguros” a solicitantes de asilo, en una fórmula similar a la controvertida que Italia ha acordado con Albania o incluso la del Reino Unido con Ruanda (duramente criticada y que tuvo que ser modificada tras un fallo del Tribunal Supremo).
Von der Leyen inició su mandato con el objetivo de convertir a la UE en un gran actor geopolítico. A los 100 días de asumir el mando del Ejecutivo comunitario, la Organización Mundial de la Salud declaró la pandemia de la covid-19 y lo marcó todo. La alemana hizo entonces su agenda más social. Y cuando la UE se recuperaba de las consecuencias de la pandemia, el presidente ruso, Vladímir Putin, invadió Ucrania.
La guerra a gran escala, que ha entrado en su tercer año y se encuentra en uno de sus momentos más difíciles, ha empujado a la UE a una transformación sin precedentes para convertir la seguridad y la defensa en un elemento medular de sus políticas que será decisivo en el próximo mandato. Algo impensable hace unos años. ”Vivimos en tiempos nuevos, en una época de preguerra”, ha dicho el primer ministro polaco, el popular Donald Tusk. Todo esto ocurre mientras la UE traza la vía para la próxima gran ampliación hacia el este, iniciativa que cambiará el club comunitario para siempre y que Von der Leyen quiere pilotar. Sin embargo, en los últimos meses y ya con la mirada puesta en su campaña, la dirigente conservadora ha tratado de despejar de la agenda los asuntos más espinosos, como el ingreso de Ucrania, que ya ha amagado un par de veces con ralentizar.
La alemana es favorita para liderar el Ejecutivo comunitario en un camino en el que los socialistas, por ejemplo, han presentado un candidato de bajo perfil, el luxemburgués Nicolas Schmit, comisario de Empleo y Derechos Sociales. Sin embargo, no lo tiene todo hecho: primero serán los líderes de los 27 Estados miembros quienes designen quién quieren que presida la Comisión —en 2019, cuando ni siquiera se había presentado como candidata, su nombre llegó en paracaídas ante el bloqueo y la dificultad de acuerdo sobre otros nombres—. Después, será el Paramento Europeo quien confirme el nombramiento. De ahí que Von der Leyen no quiera cerrarse puertas. Aunque sus equilibrios son delicados porque los socialistas han advertido que no tolerarán a quien ampare a la ultraderecha.
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