Sunak promete a los unionistas el fin del control de mercancías entre Gran Bretaña e Irlanda del Norte
El Sinn Féin presidirá por primera vez en su historia el Gobierno norirlandés: “La unidad de Irlanda está al alcance de la mano”, celebra la presidenta de la formación republicana
Irlanda del Norte, y sobre todo su encaje en el Reino Unido, obliga a los políticos británicos a ese constante ejercicio florentino de pactos, componendas y gestos que tanto detestan cuando lo hace la Unión Europea. El Partido Unionista Democrático (DUP, en sus siglas en inglés) ha levantado esta semana finalmente un bloqueo de más de dos años al normal funcionamiento de las instituciones de autogobierno —Asamblea y Ejecutivo—, después ...
Irlanda del Norte, y sobre todo su encaje en el Reino Unido, obliga a los políticos británicos a ese constante ejercicio florentino de pactos, componendas y gestos que tanto detestan cuando lo hace la Unión Europea. El Partido Unionista Democrático (DUP, en sus siglas en inglés) ha levantado esta semana finalmente un bloqueo de más de dos años al normal funcionamiento de las instituciones de autogobierno —Asamblea y Ejecutivo—, después de arduas negociaciones con el Gobierno de Rishi Sunak.
De cara a la galería —sobre todo de cara la población unionista norirlandesa, dispuesta a ver en cada cambio una nueva traición de Gran Bretaña—, el DUP ha logrado reabrir el contenido del Acuerdo Marco de Windsor, que firmaron Sunak y la presidenta de la Comisión Europea, Ursula von der Leyen, en esa localidad británica hace casi un año, para obtener nuevas concesiones. El nuevo pacto alcanzado entre el principal partido unionista y Downing Street suprime las “líneas verdes” diseñadas por Londres y Bruselas, que eliminaban trabas de control para el tráfico de mercancía entre Gran Bretaña e Irlanda del Norte y viceversa. Fue una concesión relevante de la UE para aliviar la tensión en torno a este asunto, pero al DUP le supo a poco. Simbólicamente, seguía considerando que Irlanda del Norte era tratada de modo distinto al resto del Reino Unido.
“Se reemplazará la línea verde por un sistema de mercado interno del Reino Unido que regirá todo el movimiento de bienes y mercancías que permanezcan dentro del país, respaldado por nuevas protecciones para los flujos comerciales históricos y de la reducción de cargas y formalismos”, asegura el pacto alcanzado entre el DUP y Westminster, bautizado con el significativo nombre de Safeguarding The Union (Salvaguardando la Unión).
Tanto Londres como Dublín, corresponsables en preservar la paz y la normalidad institucional alcanzada en Irlanda del Norte con los Acuerdos de Viernes Santo de 1998, han celebrado que el DUP levantara finalmente su bloqueo. Ambos gobiernos están convencidos de que la UE no pondrá trabas a un pacto más bien destinado a apaciguar a los unionistas y a salvar la cara de la dirección del partido, y cuyas disposiciones no suponen realmente muchos cambios en lo pactado hace un año entre Sunak y Von der Leyen.
La unión de Irlanda, más cercana
La recuperación del normal funcionamiento de las instituciones autonómicas norirlandesas da luz verde a un acontecimiento histórico. En mayo de 2022, el Sinn Féin logró por primera vez, frente a un unionismo dividido, una histórica victoria en las elecciones autonómicas de Irlanda del Norte. Tal y como establece el Acuerdo de Viernes Santo, el resultado implicaba que Michelle O’Neill, la candidata republicana, debía ocupar el sillón de ministro principal del Gobierno norirlandés, algo difícil de tragar para el unionismo más radical, que nunca ha dejado de ver al Sinn Féin como los herederos del terrorismo del IRA.
Es muy posible, que tan pronto como este mismo sábado, O’Neill sea proclamada ministra principal, y la formación ha resucitado, en medio de la euforia, el fantasma de una reunificación de la isla. En los últimos años, el número de católicos ha superado al de protestantes en Irlanda del Norte, y las divisiones del Brexit —que allí fue rechazado mayoritariamente— han vuelto a poner sobre la mesa el debate constitucional sobre una Irlanda unida, que los propios Acuerdos del Viernes Santo contemplaban como una posibilidad futura.
“Tengan ustedes en cuenta que la partición [como se denomina a la división de la isla de Irlanda de 1921] se diseñó para que hubiera una mayoría unionista permanente. Ya no es así”, ha anunciado Mary Lou McDonald, presidenta del Sinn Féin a ambos lados de la invisible frontera entre las dos Irlandas. El nombramiento de O’Neill como ministra principal del Gobierno Autonómico, y la posibilidad nada irreal de un futuro Ejecutivo del Sinn Féin en Dublín, “pueden conducir hacia un nuevo acuerdo constitucional que ponga fin a la partición”, advertía McDonald, para irritación de muchos unionistas.
“Doy la bienvenida al paso tan relevante que ha dado el DUP para poder recuperar el Ejecutivo Autonómico de Irlanda del Norte, del mismo modo que agradezco también al resto de partidos de Irlanda del Norte la paciencia que han demostrado. Después de dos años sin Gobierno, ha surgido de nuevo la esperanza de volver a poner en marcha un poder compartido [entre unionistas y republicanos], que reforzará nuestra unión, devolverá a los ciudadanos sus instituciones de autogobierno y logrará un futuro mejor para Irlanda del Norte”, ha anunciado Sunak en la Cámara de los Comunes.
Nueva legislación
Otra de las medidas acordadas con el Gobierno británico, que el DUP es capaz de presentar ante los suyos como una victoria relevante, es la promesa de Downing Street de tramitar nueva legislación para que las normas que pueda aprobar la UE en el futuro no sean de aplicación automática e inmediata en Irlanda del Norte. Antes deberán ser sometidas al escrutinio de la Asamblea de Stormont (como se conoce al Parlamento Autonómico Norirlandés). El Acuerdo Marco de Windsor ya establecía un llamado “freno de emergencia” por el que, con el voto de 30 diputados, podía frenarse la aplicación en Irlanda del Norte de nueva normativa comunitaria. La garantía previa obtenida ahora por los unionistas les pone, a sus ojos, en un nivel similar al resto de territorios del Reino Unido.
El pacto promete además legislación adicional para “reafirmar el estatus constitucional de Irlanda del Norte” dentro del país, en la que se “refrendará la soberanía del Parlamento británico sobre todo lo que concierne” a esa parte del territorio. Es decir, mucho simbolismo para transmitir tranquilidad a un unionismo que siente cada vez más débil su posición política frente al avance del republicanismo.
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