La guerra entre Israel y Hamás ahonda la división entre los miembros del Consejo de Seguridad de la ONU
China y Rusia vetan una resolución de EE UU mientras una propuesta de alto el fuego de Rusia logra solo tres votos a favor
Desde que empezó la guerra entre Israel y Hamás, el pasado 7 de octubre, las reuniones en la sede neoyorquina de Naciones Unidas se han sucedido de forma casi ininterrumpida, sin que el principal órgano de la ONU, el Consejo de Seguridad —encargado de velar por la paz y la seguridad mundiales—, haya llegado a ninguna conclusión vinculante. Una tras otra, las propuestas de resolución —de carácter en teoría vinculante— para mitigar los efectos de la contienda y, sobre todo, proteger a la población civil han sido rechazadas. A un borrador de resolución de Brasil, en pro de “pausas humanitarias”, ...
Desde que empezó la guerra entre Israel y Hamás, el pasado 7 de octubre, las reuniones en la sede neoyorquina de Naciones Unidas se han sucedido de forma casi ininterrumpida, sin que el principal órgano de la ONU, el Consejo de Seguridad —encargado de velar por la paz y la seguridad mundiales—, haya llegado a ninguna conclusión vinculante. Una tras otra, las propuestas de resolución —de carácter en teoría vinculante— para mitigar los efectos de la contienda y, sobre todo, proteger a la población civil han sido rechazadas. A un borrador de resolución de Brasil, en pro de “pausas humanitarias”, vetado la semana pasada por EE UU, han seguido sendas propuestas de resolución de EE UU y Rusia, cortocircuitadas este miércoles entre sí en una nueva demostración de la división del Consejo, palpable desde el inicio de la guerra de Ucrania.
Al bloqueo evidente del Consejo de Seguridad, que ha forzado la convocatoria de una sesión de emergencia de la Asamblea General este jueves —con una lista de un centenar largo de oradores—, se añade la crisis diplomática abierta por Israel al pedir la dimisión del secretario general de la ONU, António Guterres, por afirmar que la guerra de Gaza “no ha salido de la nada” y que hunde sus raíces en “56 años de asfixiante ocupación” israelí.
El Consejo de Seguridad ha sometido a votación este miércoles las dos resoluciones citadas, la estadounidense y la rusa, sin resultado positivo. La primera instaba a establecer “pausas humanitarias” —lo mismo que la propuesta brasileña que EE UU vetó hace una semana— y reafirmaba el derecho de Israel a defenderse. Pero el texto se quedaba corto, a juicio de sus detractores, porque no apelaba a un alto el fuego humanitario que la Administración de Joe Biden cree podría beneficiar a Hamás para rearmarse o al menos recuperar el aliento tras dos semanas de intensos bombardeos. El texto fue vetado por Rusia y China después de recibir 10 votos a favor.
La embajadora de Estados Unidos, Linda Thomas-Greenfield, afirmó estar decepcionada por el rechazo, pero añadió que seguirá negociando. China argumentó su veto al considerar que EE UU “ha ignorado las principales preocupaciones” de la mayoría de los 15 miembros del Consejo e impulsado una resolución que “no refleja los firmes llamamientos del mundo a un alto el fuego y [que] no ayuda a resolver la cuestión.” Para aprobarse una resolución —o ejercer el veto para rechazarla si es el caso— han de contabilizarse nueve votos a favor.
Alto el fuego humanitario
En el caso de la propuesta rusa, en favor de “un alto el fuego humanitario” y la entrada sin trabas de ayuda a Gaza, no hizo falta siquiera recurrir al derecho de veto del que disponen los cinco miembros permanentes del Consejo, dado que el texto solo recibió tres votos a favor —China, Gabón y Emiratos Árabes Unidos, en concordancia con la posición común del grupo árabe—, además del de la propia Rusia. En contra tuvo a EE UU y al Reino Unido, y nueve miembros del Consejo se abstuvieron, incluida Francia, que se aparta de la unanimidad del eje atlántico en el Consejo. EE UU y el Reino Unido tienen planteamientos muy cercanos, por no decir idénticos, tanto sobre la guerra de Gaza como en lo relativo a la de Ucrania.
Las votaciones fueron precedidas de consultas a puerta cerrada, a petición de Francia, mientras Malta, en nombre de los 10 miembros electos (no permanentes) del Consejo, el grupo conocido como E10, anunciaba que planea presentar una propuesta alternativa en caso de que las dos citadas fracasaran, como finalmente sucedió. La embajadora maltesa recordó la imperiosa necesidad de que el Consejo aborde “urgente y genuinamente” la crisis humanitaria en Gaza, para conseguir la entrada de ayuda a través de un alto el fuego, pausas o corredores humanitarios, los conceptos en los que han encallado las resoluciones presentadas hasta ahora. La representante de Malta señaló que el E10 redactará el borrador en los próximos días.
Las líneas divisorias en el Consejo de Seguridad están cada vez más marcadas, así como su parálisis en términos operativos, pese a que es el órgano ejecutivo de la ONU. De ahí que proliferen iniciativas como la de Malta, pendiente de sustanciarse, u otra aún más reciente de Jordania en nombre de un grupo de países árabes. Conscientes del bloqueo del Consejo, los patrocinadores de la resolución árabe proponen derivar a la Asamblea General, de rango menor y con decisiones no vinculantes, la tramitación y eventual aprobación del texto.
Los árabes piden un alto el fuego inmediato y la revocación por parte de Israel de la orden de evacuación del norte de Gaza. También rechazan firmemente cualquier intento de traslado forzoso de civiles, además de subrayar “la importancia de prevenir una mayor desestabilización y escalada de la violencia en la región”. Una eventual oleada de refugiados gazatíes preocupa mucho a Egipto, su vía de salida natural, y a Jordania, donde el recuerdo del Septiembre Negro de 1970, cuando los palestinos convirtieron el país en su retaguardia contra Israel y a punto estuvieron de desestabilizar a la monarquía hachemí, aún pervive.
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