Joe Biden: “Nos aseguraremos de que Israel tenga todo lo que necesita para defenderse”
El presidente estadounidense conversa con Netanyahu y considera “puro mal” el ataque de Hamás
Estados Unidos garantizará que Israel “es capaz de defenderse hoy, mañana, como siempre hemos hecho”, ha asegurado Joe Biden, en un discurso en la Casa Blanca. Acompañado por su vicepresidenta, Kamala Harris, y el secretario de Estado, Antony Blinken, el presidente de EE UU se ha mostrado claramente airado y conmovido al confirmar que varios ciudadanos estadounidenses se encuentran entre los rehenes de Hamás, y ya son 14 las víctimas de esta nacionalidad en el ataque por sorpresa del grupo extremista palestino contra Israe...
Estados Unidos garantizará que Israel “es capaz de defenderse hoy, mañana, como siempre hemos hecho”, ha asegurado Joe Biden, en un discurso en la Casa Blanca. Acompañado por su vicepresidenta, Kamala Harris, y el secretario de Estado, Antony Blinken, el presidente de EE UU se ha mostrado claramente airado y conmovido al confirmar que varios ciudadanos estadounidenses se encuentran entre los rehenes de Hamás, y ya son 14 las víctimas de esta nacionalidad en el ataque por sorpresa del grupo extremista palestino contra Israel lanzado el fin de semana. Un ataque que Biden ha calificado de “puro mal”.
El presidente estadounidense hablaba tras haber dialogado este martes con el primer ministro israelí, Benjamín Netanyahu, por tercera vez en cuatro días sobre la guerra entre Israel y Hamás .“Nos aseguraremos de que Israel tenga todo lo que necesita para proteger a sus ciudadanos y defenderse, para responder a este ataque. No hay justificación para el terrorismo. No hay excusa. Hamás no defiende el derecho del pueblo palestino a la dignidad y la autodeterminación. Su objetivo declarado hacia el Estado de Israel es matar judíos. Utilizan a civiles palestinos como escudos humanos”, dijo Biden en un discurso de diez minutos que comenzó con casi una hora y media de retraso sobre lo previsto en su agenda.
En una rueda de prensa posterior, el consejero de Seguridad Nacional, Jake Sullivan, indicaba que el número de estadounidenses en manos del grupo radical palestino podría rondar la veintena de personas. Casi de modo simultáneo, el Departamento de Estado anunciaba el viaje de Blinken a Oriente Próximo esta semana. El jefe de la diplomacia estadounidense llegará a Israel el jueves para reunirse con las autoridades de ese país, y de allí se desplazará a Jordania.
Blinken “quiere escuchar a los líderes de Israel, escuchar directamente de ellos la situación que encaran... lo que necesitan y cómo podemos apoyarles mejor”, ha apuntado el portavoz del Departamento de Estado, Matthew Miller, en su rueda de prensa diaria. “Será un mensaje de solidaridad y respaldo”.
Israel lanzó este martes su mayor ataque aéreo contra la franja de Gaza en 75 años, con unos bombardeos que han pulverizado barrios enteros. Hamás había amenazado con ejecutar a un rehén por cada casa que fuera alcanzada. Los ataques del grupo extremista palestino han matado a más de un millar de personas en Israel, incluidos 14 estadounidenses; la oleada israelí, a 830 gazatíes.
El Gobierno estadounidense se ha volcado en el apoyo a Israel en el conflicto desde el comienzo del ataque por sorpresa de Hamás contra territorio israelí este fin de semana. Una postura que quedaba simbolizada de manera muy visual la noche pasada, cuando la Casa Blanca se iluminó con los colores de la bandera de Israel. Olvidados quedaban los desencuentros entre Biden y Netanyahu acerca de la polémica reforma judicial israelí y los planes de expansión de los asentamientos en Cisjordania, que el presidente estadounidense considera un golpe a la democracia y la legalidad internacional.
Biden y la vicepresidenta Kamala Harris han conversado este mismo martes con Netanyahu para exponerle los esfuerzos para ayudar a Israel a defenderse. “Abordamos la coordinación para apoyar a Israel, disuadir a agentes hostiles y proteger a gente inocente”, precisaba el jefe de Estado en un mensaje en X, la antigua Twitter, antes de su discurso. Inmediatamente antes, el inquilino de la Casa Blanca y Harris se habían reunido con sus respectivos equipos de Seguridad Nacional para recibir los últimos detalles en la situación y ofrecer directrices en los próximos pasos a dar. Mientras tanto, Blinken dialogaba por teléfono con su homólogo israelí, Eli Cohen. El secretario de Defensa, Lloyd Austin, hacía lo propio con el ministro Yoav Gallant, a quien reiteraba “el compromiso estadounidense a enviar rápidamente las municiones y capacidades de defensa aérea solicitadas por Israel”, según ha indicado el Pentágono en un comunicado.
La reacción va más allá del respaldo que Washington otorga tradicionalmente a uno de sus grandes aliados en Oriente Próximo. En esta ocasión, el golpe más duro que Israel ha recibido desde la guerra del Yom Kippur en 1973, se suma una cuestión de piel —Biden es un gran simpatizante de Israel desde que viajó a ese país como legislador estadounidense en la década de los setenta, y ha quedado genuinamente horrorizado ante los acontecimientos— como de seguridad. El Gobierno estadounidense teme que el conflicto pueda extenderse más allá de una guerra entre Israel y Hamás. Le preocupa que Irán, el gran aliado del grupo extremista palestino, pueda querer sacar provecho de la situación en Oriente Próximo. Que otros países vecinos, como Egipto, se puedan ver desestabilizados. Está por ver cómo pueda afectar la situación a las negociaciones para la normalización de relaciones entre Israel y Arabia Saudí, uno de los grandes objetivos de la política exterior de Washington.
En el terreno interno, a la Administración le preocupa que las tensiones en Oriente Próximo pudieran desencadenar nuevos atentados de grupos extremistas islámicos. En su discurso, Biden indicó que las fuerzas de seguridad dan pasos para bloquear cualquier posible amenaza interna, y los departamentos de Policía han “reforzado la seguridad en torno a centros de la vida judía” en Estados Unidos. El FBI ha puntualizado que carece de “indicios de inteligencia creíbles y específicos que indiquen una amenaza a Estados Unidos que surja de los ataques de Hamás contra Israel”.
Estados Unidos ha enviado al Mediterráneo oriental al portaaviones Gerald Ford, el mayor buque de su flota de guerra, y sus barcos de escolta. Un paso que pretende ser un aviso en toda regla: es “un mensaje claro e inequívoco a cualquier país o grupo que piense que esto es una oportunidad para aprovechar la situación en la que se encuentra Israel”, apuntaba en alusión a Irán el portavoz del Consejo de Seguridad Nacional, John Kirby, en una conversación con periodistas el lunes. La Administración Biden también ha indicado que responderá a nuevas peticiones israelíes de asistencia de seguridad con la mayor prontitud y “ya se encuentra en camino” un primer paquete de ayuda, principalmente municiones y equipos de defensa aérea.
Mucha de esta asistencia ya se preparaba, como parte de las aportaciones anuales estadounidenses a la seguridad israelí, aunque ahora la entrega se ha acelerado. Estados Unidos e Israel mantienen desde 2016 un memorando de entendimiento por el cual Washington aporta 38.000 millones de dólares en ayuda militar a Israel hasta 2028. Otra ayuda adicional necesitará el visto bueno del Congreso, de manera similar a la que EE UU envía a Ucrania; la Casa Blanca ha indicado que está dispuesta a acudir al Capitolio para recabar fondos para ambos países. “Somos un país lo suficientemente grande y con una economía viable y vibrante como para poder asistir a ambos”, declaraba Kirby.
“Nuestra prioridad ahora mismo es resolver la crisis en Israel y hacer todo cuanto esté en nuestra mano para garantizar que Israel tiene lo que necesita para defenderse de estos ataques terroristas brutales”, ha apuntado el Departamento de Estado.
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