Los incendios de Grecia reactivan la formación de milicias urbanas para ‘cazar’ migrantes
El Tribunal Supremo del país ordena una investigación para esclarecer los “alarmantes fenómenos de violencia” contra los inmigrantes y las incitaciones a “pogromos racistas”. Una ONG alerta de que 300 migrantes siguen atrapados por las llamas
La provincia griega de Evros, donde al menos 18 migrantes fueron hallados carbonizados por un pavoroso incendio este martes, era ya un infierno en la tierra sin necesidad de llamas para quienes huyen de sus países en busca de una vida mejor en Europa. Desde hace más de una década se han denunciado innumerables casos de abusos y violaciones de los derechos más básicos de aquellos que osaban cruzar este territorio, donde el río homónim...
La provincia griega de Evros, donde al menos 18 migrantes fueron hallados carbonizados por un pavoroso incendio este martes, era ya un infierno en la tierra sin necesidad de llamas para quienes huyen de sus países en busca de una vida mejor en Europa. Desde hace más de una década se han denunciado innumerables casos de abusos y violaciones de los derechos más básicos de aquellos que osaban cruzar este territorio, donde el río homónimo ejerce de frontera natural entre Grecia y Turquía. Palizas, deportaciones forzosas, violaciones y retenciones ilegales han sido registradas por organizaciones de derechos humanos desde hace más de una década. Pero si la situación ya era peligrosa, ahora es peor: desde que se declaró el último incendio, el pasado sábado, están surgiendo grupos espontáneos de ciudadanos que se organizan en milicias para dar caza al migrante. No es una práctica nueva, pero sí reactivada a partir de la creencia popular de que ellos son los culpables del fuego.
La fiscal jefe del Tribunal Supremo griego, Georgia Adilini, ha ordenado este miércoles iniciar una doble investigación para hallar posibles evidencias de “un plan organizado” para provocar el fuego, aunque posteriormente la policía aseguró que fue por un rayo, y para saber más sobre los “alarmantes fenómenos de violencia” contra los migrantes y las incitaciones a “pogromos racistas”.
Las pesquisas han surgido a raíz de un vídeo difundido en redes sociales el martes en el que un hombre muestra, triunfante, el resultado de lo que él considera su botín de caza. Este, que también es el supuesto autor de la grabación, abre la portezuela de un remolque unido a una furgoneta y tras ella, un número indeterminado de varones encerrados miran a la cámara, sin saber dónde se encuentran ni qué está ocurriendo. El individuo se refiere a esas personas como “piezas”, asegura que son 25 y que las ha “cazado” porque son responsables de los incendios. “Las montañas están llenas de estos”, añade.
“Parte de la población piensa que los incendios son culpa de los migrantes y por eso los persiguen”, explica Lefteris Papayannakis, director del Instituto Griego para los Refugiados, en una entrevista con EL PAÍS. “Funcionan como una milicia; los arrestan por su cuenta y ejercen violencia contra ellos”, asevera.
El propietario del vehículo y autor del vídeo, un residente de la provincia de origen albanés, y otras dos personas de nacionalidad griega han sido detenidos este miércoles y puestos a disposición judicial. Pero Vassilis Kerasiotis, director de la ONG HIAS Grecia y abogado especializado en migraciones, asegura que estas milicias distan de ser un fenómeno puntual y se organizan con absoluta impunidad porque las autoridades miran hacia otro lado. “La tolerancia de las autoridades existe, por esa razón sienten que pueden publicitar esos actos criminales con libertad”, añade. “Obviamente, cuando se produce un acto delictivo, las autoridades deben reaccionar. Por eso los han detenido”, insiste. “Es aterrador lo abiertamente aceptada que está la hostilidad contra los migrantes en cierta parte de la sociedad”, denuncia un portavoz de Alarm Phone, una organización que se dedica a recibir mensajes de migrantes en peligro en todo el área mediterránea y transmitirlos a las autoridades competentes para que los rescaten.
Los llamamientos para perseguir y capturar migrantes se difunden a través de mensajes en redes sociales como Facebook, X o TikTok. El vídeo del ciudadano albanés mostrando el resultado de su “caza” fue subido por él mismo a un canal de la red de mensajería Viber con 240 miembros. Otra grabación divulgada este miércoles muestra a un hombre vestido con ropa militar dando instrucciones a varias decenas de ciudadanos de Evros para organizar otro pogromo. “Quien pueda, que empiece a patrullar (…). Pero os voy a pedir que nada de armas ni cuchillos, o vais a tener problemas. Es ilegal. Os arrestarán” dice.
Antes de que apareciese el vídeo de los inmigrantes detenidos ilegalmente, Paris Papadakis, diputado del partido ultraderechista Solución Griega por la provincia de Evros, también publicó otra incendiaria arenga en la que acusaba a los migrantes de “obstruir el trabajo de los bomberos” y de provocar el fuego.
Varios diputados de la izquierda han pedido que Papadakis sea sometido a una investigación del Comité de Ética del Parlamento. En su publicación, el diputado ultraderechista calificaba la situación de “guerra” y llamaba a sus conciudadanos a organizar batidas para “arrestar” a los migrantes ilegales “del mismo modo que en marzo de 2020″, cuando el Gobierno turco incitó a decenas de miles de migrantes a partir hacia Grecia por Evros, y algunos locales se organizaron en milicias para asistir a la policía y al Ejército en su defensa de la frontera.
Evros, de hecho, fue la principal vía de entrada a Grecia y a Europa hasta 2015 y 2016, cuando los migrantes comenzaron a utilizar barcos para alcanzar las islas del Egeo como Quíos o Lesbos. No obstante, el tránsito de refugiados nunca se ha detenido. En lo que va de 2023, cerca de 3.700 migrantes han entrado a Grecia a través de la ruta terrestre, por unos 6.000 en todo 2022, según el Alto Comisionado de la ONU para los refugiados (Acnur). Sin embargo, es posible que los números de quienes han llegado a entrar a territorio griego a través del Evros, sea mucho mayor. “Se evitaron más de 250.000 entradas ilegales durante 2022 en la frontera de Evros”, afirmó el Ministerio de Protección Ciudadana en un comunicado. Parte de ellos probablemente llegaron a entrar a territorio griego, pero fueron deportados ilegalmente por las autoridades griegas, una práctica muy común en la zona pese a que viola las leyes helenas y europeas. Diversas asociaciones y organizaciones de derechos humanos han recopilado testimonios y pruebas de cerca de 400 incidentes de este tipo durante los últimos seis años en los que se deportó ilegalmente a unos 20.000 migrantes, en la mayoría de los casos con métodos violentos y despojándoles de su dinero y pertenencias.
Escondidos por miedo a las deportaciones
Entre el martes y el miércoles, Alarm Phone transmitió alertas sobre cuatro grupos que en total suman cerca de 300 personas atrapadas en el área afectadas por los incendios: tres de ellos en islotes en el río y otro en una zona boscosa cercana a la localidad de Suflí. “El hecho de que ante un incendio la gente se esconda en el bosque en vez de intentar ponerse a salvo, da una idea de la necesidad que tienen de esconderse por el miedo a las deportaciones”, apunta Vassilis.
El portavoz de Alarm Phone explica que las autoridades se pusieron en contacto con ellos y les aseguraron que no habían encontrado a nadie en los puntos indicados. La organización también añade que el miércoles se perdió el contacto con dos de los cuatro grupos y que solo se mantenía con los dos más grandes, varados en islotes: uno, de unas 250 personas, había sido rodeado por la policía. Otro, de un centenar, estaba atrapado en un islote cercano a la localidad de Lagina, fue capturado por los agentes y llevado a un centro de detención. “No podemos decir mucho más sobre la situación [de los grupos], pero anteriormente, cuando las autoridades aseguran que no pueden encontrarlos, lo que hacen es atacar a los migrantes y devolverlos ilegalmente a Turquía. Es una excusa que utilizan a menudo”, agrega el portavoz de la ONG.
La persecución de migrantes es una amenaza más que se suma a las ya críticas condiciones que estos enfrentan cuando cruzan la frontera. Llegan a través de una zona militarizada donde nadie puede acceder, ni siquiera las organizaciones de ayuda humanitaria. Se valen de la densidad de los bosques para esconderse durante periodos indeterminados de tiempo en los que no tienen acceso ni a comida, ni a servicios sanitarios, ni de ninguna otra clase. “Allí no hay asistencia ninguna. Es casi imposible ayudarles cuando están escondidos. En ocasiones llevan alimentos con ellos, a veces van a algún sitio cercano y los consiguen”, describe Lefteris Papayannakis, del Instituto Griego de los Refugiados. “Sabemos que a veces los turcos les dan comida mientras les obligan a cruzar, o les dan acceso a energía para cargar sus teléfonos”, completa.
Papayannakis añade que son frecuentes los accidentes de circulación con vehículos que transportan migrantes secuestrados. “Son traficados en taxis o furgonetas a las ciudades. Es ilegal, así que a veces los traficantes van muy deprisa, en sentido contrario… Sabemos de personas que han muerto o resultado gravemente heridas porque sufrieron un siniestro”, denuncia.
Por su parte, el ministro de Crisis Climática y Protección Civil, Vassilis Kikilias, ha atribuido la muerte de los migrantes a no haber seguido las órdenes de evacuación que se envían automáticamente, en griego e inglés, a todos los teléfonos móviles en el área afectada: “En Evros había 15 focos de fuego a la vez, que se han unido formando un inmenso incendio”. Imágenes de satélite muestra una inmensa área en llamas, con un frente que alcanza los 20 kilómetros y avanza “incontrolable” en varias direcciones. El denso humo de este gran incendio, unido al de otros frentes en Grecia, ha llegado hasta las islas de Sicilia y Malta, a más de mil kilómetros, y cubre el 80% del territorio heleno. Para Kerasiotis, de HIAS, la lectura es otra. “La causa de estas 18 muertes es una combinación de la ausencia de procedimientos de entrada legales y seguros en territorio griego y europeo, junto al hecho de que los potenciales solicitantes de asilo tienen miedo de ser devueltos ilegalmente a Turquía”.
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