La investigación de un incidente con una barca de refugiados tensa la relación entre Frontex y Grecia
EL PAÍS accede a documentos confidenciales internos de la agencia europea de fronteras que revelan irregularidades
El 22 de abril, sobre las 19.00, una barca neumática con 17 refugiados afganos cruzó la frontera invisible entre las aguas turcas y griegas. Alertada, una patrullera portuguesa cofinanciada por Frontex, la agencia europea de fronteras, puso rumbo hacia la zona, cercana a la isla de Lesbos. Poco después, una embarcación de la Guardia Costera helena apareció en el lugar a toda velocidad. Según documentos oficiales, a los que ha tenido acceso EL PAÍS, los refugiados acabaron en manos de los guardacostas de Turquía, pero una denuncia de una ONG acusó al buque portugués de haber reventado el motor ...
El 22 de abril, sobre las 19.00, una barca neumática con 17 refugiados afganos cruzó la frontera invisible entre las aguas turcas y griegas. Alertada, una patrullera portuguesa cofinanciada por Frontex, la agencia europea de fronteras, puso rumbo hacia la zona, cercana a la isla de Lesbos. Poco después, una embarcación de la Guardia Costera helena apareció en el lugar a toda velocidad. Según documentos oficiales, a los que ha tenido acceso EL PAÍS, los refugiados acabaron en manos de los guardacostas de Turquía, pero una denuncia de una ONG acusó al buque portugués de haber reventado el motor del barco a golpes y de remolcar a sus ocupantes fuera de aguas griegas. La investigación de este incidente se ha cerrado con la conclusión de que el ataque no ocurrió, pero ha revelado irregularidades: tanto Frontex como Grecia ocultaron el hallazgo del bote.
Las pesquisas también han reactivado la tensión entre ambos en un momento en el que la Oficina de Derechos Fundamentales de la agencia ha planteado que se deje de actuar en colaboración con las autoridades helenas ante las pruebas que apuntan a la comisión de continuas irregularidades por parte de la Guardia Costera. Grecia, mantienen fuentes de la agencia, muestra además gran resistencia a compartir información. “El análisis de este caso revela una práctica común: evitar testigos y no dejar huella”, afirma una fuente conocedora del expediente y de las dinámicas en el mar Egeo. Los protocolos en este caso se incumplieron porque tanto la Guardia Costera como Frontex debían haber registrado la operación y no lo hicieron.
El suceso, hasta ahora desconocido, ganó relevancia cuando el director de Frontex lo mencionó en una carta que envió el 29 de junio al jefe de la policía griega de fronteras. En la misiva, motivada por las “denuncias de incumplimiento de los derechos fundamentales por parte de la Guardia Costera helena”, Hans Leijtens pide imágenes y aclaraciones sobre lo ocurrido con el bote de los afganos, incidente bautizado como SIR 11695/2023.
La denuncia de los afganos llegó a la Oficina de Derechos Fundamentales de Frontex. Su responsable, Jonas Grimheden, trató el caso como “incidente grave” porque se acusaba a la tripulación de Frontex de estar directamente involucrada en una devolución ilegal en alta mar. Según el informe de la investigación interna, al que ha tenido acceso EL PAÍS, se señala al barco portugués de Frontex, el Nortada, por destrozar el motor de un bote inflable con un “objeto similar a una lanza de hierro” para después remolcar la lancha neumática de vuelta a aguas territoriales de Turquía. En una de las grabaciones aportadas se ve a la patrullera portuguesa haciendo una maniobra de hostigamiento a la barcaza, que se aleja en dirección a Turquía. En otra se observa cómo el buque portugués se dispone a irse y deja en su lugar a una patrullera griega.
La investigación ha concluido que los tripulantes del barco portugués no atacaron la embarcación. “La Oficina de Derechos Fundamentales puede refutar las acusaciones contra Frontex”, mantiene una fuente oficial de la agencia. Las pesquisas han determinado también, finalmente, que los agentes griegos tampoco violaron los derechos fundamentales de los migrantes.
Las indagaciones, en cualquier caso, han revelado que se incumplieron los protocolos de colaboración y que Grecia se resiste, a pesar de las evidencias disponibles, a asumir que Frontex participó en esa operación para evitar darle cualquier explicación o información. Este viernes aún faltaba información sobre la actuación de los guardacostas griegos cuando el buque portugués se marchó.
El policía portugués al mando del Nortada acusó a los griegos de haberle pedido que se marchase y de no dejar constancia. “El oficial de enlace [griego] que llevamos a bordo nos dijo que podíamos salir de ese lugar […] porque ellos [los griegos] se encargarían de ese incidente”, explica en el correo electrónico que envió cuando sus superiores le solicitaron más información sobre lo ocurrido. Minutos después, el mismo oficial de enlace le pide que no informe del hallazgo de la barca. “Debido a que ese no es el procedimiento normal, se preguntó […] la razón por la que no debía reportarse y nos dijeron que antes de nuestro barco, ellos [los griegos] ya habían detectado el bote con migrantes y que al no tener ninguna intervención directa en el incidente, se suponía que no debíamos informar sobre ello”, explicó el policía a cargo de Frontex.
A pesar de las reticencias iniciales, el oficial portugués no informó y en el informe de su misión de aquel día solo consta el hallazgo de un bote con un pescador a bordo. Según los documentos oficiales, el único incidente compatible con el del bote de los afganos se añadió en la base de datos de Frontex dos días después, un día más tarde de lo que marcan los protocolos. La investigación ha concluido que, además, se registró de forma incorrecta. El incidente se reporta como si Frontex hubiese impedido la salida de esa barca, omitiendo el hecho de que la neumática fue hallada cuando ya estaba en aguas griegas.
Los griegos, que asumieron la responsabilidad del incidente cuando la embarcación de Frontex se marchó, tampoco lo reportaron. La patrullera 602 de la Guardia Costera no forma parte de la operación conjunta con Frontex y, por tanto, no tiene que registrar su actividad en la base de datos de la agencia, pero sí debe hacerlo en Eurosur, el Sistema Europeo de Vigilancia de Fronteras. En esa base de datos, a la que Frontex podría acceder para investigar casos como este, tampoco consta la neumática, según una fuente conocedora del expediente.
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