Erdogan parte con ventaja para continuar en el poder tras 20 años al frente de Turquía
Los observadores internacionales denuncian que las elecciones del domingo distaron de cumplir los estándares democráticos, aunque no hubo graves irregularidades
La Comisión Electoral Suprema de Turquía anunció a media tarde del lunes el final del escrutinio oficial, confirmando —décima arriba, décima abajo— lo que habían terminado por reflejar los polémicos conteos paralelos de las agencias de noticias, que mantuvieron en vilo al país durante la noche electoral: será necesaria una segunda ronda el próximo 28 de mayo para despejar la incógnita de quién ocupa el todopoderoso cargo de presidente de la Repúbli...
La Comisión Electoral Suprema de Turquía anunció a media tarde del lunes el final del escrutinio oficial, confirmando —décima arriba, décima abajo— lo que habían terminado por reflejar los polémicos conteos paralelos de las agencias de noticias, que mantuvieron en vilo al país durante la noche electoral: será necesaria una segunda ronda el próximo 28 de mayo para despejar la incógnita de quién ocupa el todopoderoso cargo de presidente de la República durante los próximos cinco años. Recep Tayyip Erdogan se medirá con el centroizquierdista Kemal Kiliçdaroglu. Pero todo apunta a que el veterano presidente de Turquía parte con ventaja: quedó a tan solo medio punto porcentual (49,5%) de revalidar su mandato y sacó casi cinco puntos y 2,5 millones de votos de margen al candidato opositor.
Otro de los puntos a favor con los que cuenta de cara a la segunda ronda es que la alianza que lo apoya ha logrado conservar la mayoría absoluta en el Parlamento, al obtener 322 de los 600 escaños. Así que tratará de convencer a la opinión pública de que, en aras de la estabilidad, mantengan el mismo color político en ambas instituciones (por mucho que el legislativo haya perdido prerrogativas desde que entró en vigor el actual sistema presidencialista en 2018). “En el Parlamento tenemos mayoría, en las comisiones [parlamentarias] tendremos mayoría, así que no tengo duda de que en las presidenciales también tendremos la mayoría”, dijo Erdogan en la madrugada del lunes a sus seguidores concentrados ante la sede en Ankara del Partido de la Justicia y el Desarrollo (AKP).
El avezado político islamista, que acumula 20 años al frente de Turquía, trata de asegurarse ahora el que, según la Constitución actual, sería su último mandato, de cinco años. Esta es la tercera vez que se presenta a las presidenciales. Sus primeros 10 años en el poder, antes de la reforma constitucional que impulsó, ejerció como primer ministro en un sistema parlamentario.
Erdogan ha vencido también a las encuestas. La mayoría de sondeos preveían la necesidad de una segunda ronda, pero colocaban a Kiliçdaroglu en cabeza, al que daban entre tres y cuatro puntos más de los que finalmente obtuvo, mientras esperaban que el presidente se quedase en el 44-47%. “Aquí estoy, y aquí os tengo a vosotros”, dijo el líder opositor, golpeándose el pecho en un vídeo publicado en Twitter de madrugada. “Lucharé hasta el final”, prometió a unos votantes de la oposición que, este lunes, no podían ocultar cierta desmoralización.
Las razones del mantenimiento del apoyo a Erdogan son varias. Un análisis más pormenorizado de los resultados indican que su formación, el AKP, ha obtenido los peores resultados de las últimas dos décadas: el 35,6% del voto, una caída de casi siete puntos respecto a 2018. Los votantes han penalizado su gestión económica. Sin embargo, estos no se han ido muy lejos: muchos han optado por otra formación islamista, el YRP, que ha obtenido casi el 3% de los votos y cinco diputados. El YRP iba a concurrir por separado y presentar a su propio candidato presidencial, pero a última hora Erdogan logró convencer a este partido de que se uniese a la alianza progubernamental bajo la promesa de adoptar algunas de sus demandas ultraconservadoras.
Otra de las estrategias que ha ayudado a Erdogan ha sido vincular al candidato opositor con el terrorismo del grupo armado PKK mediante vídeos manipulados y constantes alusiones en sus discursos. Dado que la izquierda kurda, a la que el Gobierno considera el brazo político del PKK, ha apoyado a Kiliçdaroglu, este va, según el discurso oficial, “de la mano de los terroristas”. Esto ha hecho, según subrayaban los analistas turcos este lunes, que, en contra de lo que indicaban las encuestas, muchos votantes, en especial en las nacionalistas provincias del norte y en el interior de Anatolia, permaneciesen fieles al MHP —partido de ultraderecha nacionalista aliado de Erdogan— y no se pasasen al IYI, escisión del anterior e integrante de la coalición opositora.
Ambos partidos pertenecen al movimiento ülkücü (idealista), una corriente ideológica ultranacionalista que en los últimos años ha ganado en influencia y adeptos, particularmente entre los jóvenes turcos, mucho más que el islamismo que preconiza Erdogan. De hecho, pese a las sucesivas escisiones en el movimiento, sus votos no paran de crecer. No en vano, el tercer candidato en discordia en las presidenciales, Sinan Ogan, pertenece a esta corriente ülkücü. Tras obtener un 5,2% de los votos en la primera ronda, las indicaciones que Ogan dé a sus seguidores podrían decantar la balanza. No está claro hacia quienes irán pues, aunque muy de derecha, se trata de un voto más bien laico.
“Consultaremos con nuestras bases antes de tomar una decisión de cara a la segunda vuelta, pero nuestras líneas rojas son la lucha contra el terrorismo y enviar a los refugiados de vuelta”, afirmó en una entrevista a la agencia Reuters este lunes. Esta segunda petición le acercaría a Kiliçdaroglu, que ha hecho de la expulsión de los cuatro millones de refugiados sirios uno de los ejes de su campaña, pero en ese caso, subrayó Ogan, se debería “firmar un protocolo para dejar claro que no se harán concesiones” a la izquierda kurda. Claro que, de ocurrir eso, los votantes kurdos podrían quedarse en su casa durante la segunda vuelta y suponen en torno al 10% de los votos recibidos por Kiliçdaroglu. Esta cuadratura del círculo será un verdadero quebradero de cabeza para el candidato opositor en las próximas dos semanas.
Reglas de juego a su favor
Hay otras ventajas con las que jugará Erdogan, pero estas son ya prácticamente estructurales: el terreno de juego está ampliamente desequilibrado a su favor. Esta es la conclusión de la misión de observación electoral de la OSCE (Organización para la Seguridad y la Cooperación en Europea), que desplegó a 400 integrantes durante la campaña y el día del voto. Los observadores señalaron que, según sus datos y lo recabado en sus contactos con la oposición, no se produjo fraude en el escrutinio ni excesivas irregularidades durante el voto. Según su dictamen, las elecciones estuvieron “bien organizadas” y fueron “competitivas”.
Pero los problemas se detectaron en cómo se forjó la voluntad popular que más tarde se expresaría en las urnas. “Los candidatos gubernamentales han disfrutado de ventajas injustificadas, incluida la cobertura sesgada de los medios de comunicación”, señaló el responsable de la misión, Michael Georg Link, durante una rueda de prensa en Ankara este lunes. Además, subrayó que “la criminalización de algunas fuerzas políticas, incluida la detención de políticos opositores, impidió un pluralismo político completo y el derecho individual a la participación electoral”.
“La democracia turca ha probado ser extraordinariamente resistente. Estas elecciones tuvieron una alta participación y ofrecieron alternativas reales. Sin embargo, Turquía no cumple los principios básicos de las elecciones democráticas”, denunció Frank Schwabe, de la delegación de la Asamblea Parlamentaria del Consejo de Europa: “Figuras clave de la política y la sociedad civil están en prisión pese a las sentencias del Tribunal Europeo de Derechos Humanos, la libertad mediática está restringida y hay un clima de autocensura. Turquía está muy lejos de crear unas condiciones para una campaña electoral justa”.
De cara a la segunda ronda, los observadores han pedido a la Comisión Electoral más “transparencia” para evitar las acusaciones de manipulación que se dieron durante el conteo, y que el Estado asista a los damnificados por el terremoto que deseen retornar a sus localidades de origen para votar. En varias provincias afectadas por el seísmo se produjo un descenso de la participación y Erdogan mantuvo buena parte de su apoyo.
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