El Reino Unido corona a Carlos y Camila ante los ojos de medio mundo

La policía arrestó al líder de las protestas republicanas horas antes de que comenzara la ceremonia. El acto de Coronación ha congregado bajo la lluvia a miles de personas en las calles de Londres

Carlos III, con la corona de San Eduardo, en la abadía de Westminster, este sábado. Foto: AARON CHOWN (AFP) | Vídeo: EPV
Londres -

Los seis componentes negros —tres hombres y tres mujeres— del Coro de la Ascensión, de pie en un bello círculo de baile y ritmo ante el altar de la Abadía de Westminster, cantaron este sábado un Aleluya de música góspel en honor de Carlos III. Pero poco después, cuando el arzobispo de Canterbury ungió con el óleo sagrado al nuevo monarca en el pecho, la cabeza y las manos, una cortina ocultó a las cámaras y a los invit...

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Los seis componentes negros —tres hombres y tres mujeres— del Coro de la Ascensión, de pie en un bello círculo de baile y ritmo ante el altar de la Abadía de Westminster, cantaron este sábado un Aleluya de música góspel en honor de Carlos III. Pero poco después, cuando el arzobispo de Canterbury ungió con el óleo sagrado al nuevo monarca en el pecho, la cabeza y las manos, una cortina ocultó a las cámaras y a los invitados el momento más íntimo de la ceremonia. Y comenzó a resonar entre los muros del tempo Zadok el Sacerdote, el himno compuesto por Händel en 1727 para la coronación de Jorge II. No hay otra composición que se identifique más con la majestuosidad atribuida a la realeza. Modernidad, en dosis moderadas, mezclada con pompa y tradición.

Carlos de Inglaterra no esperó 74 años para acabar convirtiendo el ansiado momento de su coronación en un evento civil. La duración y las cifras de participantes han sido menores a las que tuvo su madre, Isabel II, en 1953. Pero la Operación Orbe Dorado, el dispositivo preparado por el Gobierno, la casa real, la BBC y las principales instituciones británicas, ha sido un empeño, coronado con el éxito, por demostrar al resto del mundo que el Reino Unido sigue siendo un actor a tener en cuenta, y que la monarquía forma parte integral de su misma esencia.

Carlos III y la reina Camila saludan al público congregado a las puertas del palacio de Buckingham. CHRIS Jackson GETTY IMAGES (AP)
Carlos III saluda al público congregado en los alrededores de Buckingham mientras abandona el balcón. Miles de personas han aguantado bajo la lluvia para poder presenciar uno de los momentos más esperados de la jornada.DPA vía Europa Press (DPA vía Europa Press)
Carlos III y la reina Camila saludan desde el balcón del palacio de Buckingham. Los elegidos para salir al balcón son una muestra de la voluntad del rey de reducir al máximo el núcleo duro de la familia real británica. DPA vía Europa Press (DPA vía Europa Press)
Aviones de la Royal Air Force sobrevuelan el palacio de Buckingham Palace. El desfile aéreo se ha tenido que recortar por el tiempo de este sábado en Londres.VADIM GHIRDA (AP)
Carlos III y la reina Camila siguen el desfile aéreo desde el balcón del palacio de Buckingham. Chris Jackson (AP)
Junto a los monarcas han salido a saludar los ocho pajes reales que les han asistido en la coronación, entre los que estaban el príncipe Jorge, segundo en la línea de sucesión al trono, y tres nietos de Camila. También han salido los príncipes de Gales con sus hijos, la princesa Ana y su marido, el príncipe Eduardo con su mujer y sus dos hijos, y los duques de Kent y los de Gloucester. Ni rastro del príncipe Andrés y Enrique de Inglaterra, ambos apartados de sus funciones reales.MATTHEW CHILDS (REUTERS)
Carlos III y Camila, ya coronados, de camino a Buckingham tras la ceremonia en Westminster. Para su trayecto de regreso al palacio han utilizado una carroza diferente que la empleada para llegar a la abadía. En esta ocasión se han subido al carruaje de Estado Dorado, construido en 1760 para Jorge III.Alessandra Tarantino (AP)
El cortejo real pasa por delante del Big Ben. MARKO DJURICA (REUTERS)
Miles de personas se han congregado en el recorrido del cortejo real por las calles de Londres. Un trayecto entre Buckingham y Westminster que ha sido el mismo ida y vuelta, y que apenas ha superado los dos kilómetros (una distancia muy inferior a la que realizó Isabel II en su coronación en junio de 1953).Martin Divisek (EFE)
La comitiva real avanza por las calles de Londres hacia el palacio de Buckingham, en la que es conocida como la procesión de coronación. VADIM GHIRDA (AP)
Kate Middleton, en la carroza que la lleva junto a su esposo, el príncipe Guillermo (heredero al trono británico), y sus tres hijos de regreso al palacio de Buckingham tras la ceremonia.ODD ANDERSEN (AFP)
Carlos III abandona la abadía de Westminster luciendo la corona imperial del Estado. La corona de San Eduardo, más pesada, se usa solamente en el momento de la coronación. PHIL NOBLE (REUTERS)
Carlos III y su esposa, Camila, ya coronados en la abadía de Westminster. WPA Pool (EL PAÍS)
Vista general de la coronación en la abadía de Westminster. En la imagen, Carlos III aparece sentado en la silla de San Eduardo o Silla de la Coronación, en la que los monarcas británicos han sido oficialmente proclamados desde el siglo XIV.Aaron Chown (AP)
Carlos III luce la corona de San Eduardo y los dos cetros, el cetro del soberano con cruz, con el diamante más grande del mundo, y el cetro del soberano con paloma, que data del siglo XVII. RICHARD POHLE (AFP)
Camila ha sido coronada con la corona de la reina María de Teck. La última ceremonia de coronación de un consorte se vio en 1937, con la reina madre. No se llevó a cabo con el duque de Edimburgo en 1953, pues es una ceremonia reservada para consortes que sean mujeres.RICHARD POHLE (AFP)
La princesa Carlota y el príncipe Luis, en un momento de la coronación de su abuelo Carlos III.WPA Pool (Getty Images)
El arzobispo de Canterbury en el momento de la coronación de Camila como reina.RICHARD POHLE (AFP)
El príncipe de Gales besa a Carlos III tras ser coronado. Instantes antes, el príncipe Guillermo se ha arrodillado antes su padre para jurarle lealtad y fidelidad en el histórico juramento de sangre durante la coronación.POOL (via REUTERS)
La coronación en Westminster es el único momento en el que Carlos III va a lucir la corona de San Eduardo, la más valiosa de las que posee la familia real británica. En la imagen, el arzobispo de Canterbury corona al rey. Jonathan Brady (AP)
El monarca ha sido ungido con aceite traído de Jerusalén, único momento oculto al público. El deán de Westminster, David Hoyle, ha derramado el óleo consagrado de una ampolla de oro con forma de águila en una cuchara, también de oro, en la que el arzobispo de Canterbury, Justin Welby, ha mojado dos dedos y ha ungido a Carlos en las manos, la cabeza y el pecho, a la altura del corazón. Associated Press/LaPresse (Associated Press/LaPresse)
Carlos III firma el juramento de su coronación. Con la mano en la Biblia, el monarca ha prometido respetar las leyes y las costumbres de sus reinos y la religión protestante. RICHARD POHLE (AFP)
De izquierda a derecha, el príncipe Guillermo (primero en la línea de sucesión al trono británico), dos de sus hijos, la princesa Carlota y el príncipe Luis, la princesa de Gales y el príncipe Eduardo, en la coronación de Carlos III. Yui Mok (AP)
Carlos III y su esposa, la reina Camila, durante la ceremonia de coronación en la abadía de Westminster. Yui Mok (AP)
Carlos III se dirige por el pasillo central de la abadía de Westminster hacia el altar. Seguido del rey, y antes de la reina Camila, estaban Guillermo de Inglaterra, heredero al trono, y su esposa, Kate Middleton.Aaron Chown (AP)
Carlos III entra en la abadía de Westminster. Cuatro pajes del rey le llevaban su pesada capa. Entre ellos, su nieto, el príncipe Jorge, de 9 años, segundo en la línea de sucesión al trono británico.DPA vía Europa Press (DPA vía Europa Press)
Camila entra en la abadía de Westminster. La reina también ha contado con cuatro pajes, en su caso han sido tres de sus nietos, los gemelos Gus y Louis y Freddy, y su sobrino nieto Arthur Elliot.PHIL NOBLE (AFP)
La corona de San Eduardo llega a la abadía de Westminster. Esta es la más importante de la familia real británica, y tan solo se utiliza en el momento concreto de la coronación. PHIL NOBLE (AFP)
Carlos III llega a la abadía de Westminster, donde le espera su nieto, el príncipe Jorge (a la izquierda de la imagen). El primogénito del príncipe Guillermo y Kate Middleton es uno de los cuatro pajes de honor del rey. DYLAN MARTINEZ (REUTERS)
Los príncipes de Gales, Guillermo y Kate, llegan a la abadía de Westminster acompañados de dos de sus hijos, la princesa Carlota y el príncipe Luis. PHIL NOBLE (AP)
La reina Camila, en la carroza real por las calles de Londres camino de la ceremonia. En ese primer trayecto ha sido empleada la carroza del Jubileo de Diamante, fabricada para celebrar los 60 años en el trono de Isabel II.RICHARD HEATHCOTE (AFP)
Carlos III, tras el cristal mojado de la carroza por la lluvia londinense. YARA NARDI (Getty Images)
La carroza real pasa delante del Parlamento británico. Markus Schreiber (AP)
La princesa Carlota, hija de Guillermo de Inglaterra y Kate Middleton, llega a la coronación de Carlos III en la abadía de Westminster. Stuart C. Wilson (EL PAÍS)
El príncipe Andrés se ha sentado en la tercera fila, junto a sus hijas, para ser testigo de cómo su hermano mayor era coronado en la abadía de Westminster. El que muchos siempre han considerado que era el hijo favorito de la fallecida reina Isabel II, vive alejado de cualquier actividad pública de representación de la monarquía desde 2019 por su relación con el millonario pedófilo estadounidense Jeffrey Epstein.Andrew Matthews (AP)
La carroza real avanza por las calles de Londres camino de la abadía de Westminster. DPA vía Europa Press (DPA vía Europa Press)
El príncipe Enrique, duque de Sussex, llega a la ceremonia de coronación de Carlos III. Apartado de la familia real británica desde que se mudó a EE UU, su mujer, Meghan Markle, se ha quedado en California.TOBY MELVILLE (REUTERS)
La carroza real abandona el palacio de Buckingham hacia la abadía de Westminster. Petr David Josek (AP)
Carlos III y Camila salen en la carroza real del palacio de Buckingham hacia Westminster, donde tendrá lugar la ceremonia, iniciando la llamada procesión del rey, que es la que les conduce a la abadía. Su vuelta a palacio, aunque seguirá el mismo itinerario, se conoce como la procesión de la coronación. OLI SCARFF (AFP)
Los reyes Felipe VI y Letizia llegan a la abadía de Westminster. A diferencia de lo que ocurrió el pasado mes de septiembre por el funeral de Estado de la reina Isabel II, en esta ocasión los reyes eméritos Juan Carlos y Sofía no han sido invitados.HENRY NICHOLLS (REUTERS)
Los invitados esperan en la abadía de Westminster la llegada de Carlos III y la reina Camila.GARETH CATTERMOLE (Getty Images)
El primer ministro británico, Rishi Sunak, acompañado de su esposa, Akshata Murty, espera la llegada de Carlos III y Camila en la abadía de Westminster. Toby Melville (AP)
Guillermo y Máxima de los Países Bajos llegan a la ceremonia. En la recepción de ayer en Buckingham asistieron en su representación la princesa Beatriz, antigua soberana, y la princesa heredera Amalia. Kin Cheung (AP)
Los ex primer ministros del Reino Unido asisten a la ceremonia de coronación de Carlos III en la abadía de Westminster.Richard Pohle/The Times (AP)
El príncipe Alberto de Mónaco y su esposa, la princesa Charlene, llegan a la abadía de Westminster.Alessandra Tarantino (AP)
El presidente francés, Emmanuel Macron, y su esposa Brigitte llegan a la abadía de Westminster. Ben Stansall (AP)
Carlos de Inglaterra y Camila cenaron ayer juntos en su residencia de Clarence House. Esta mañana, las cámaras han podido captar cómo el rey se ha dirigido al palacio de Buckingham, desde donde partirá hacia la abadía de Westminster, escenario de su coronación. PAUL CHILDS (REUTERS)
Miembros de la Household Cavalry Mounted Band se preparan para la llamada procesión del rey: un recorrido de poco más de dos kilómetros que llevará a Carlos III y Camila desde Buckingham hasta la abadía de Westminster, donde se celebra la ceremonia.MARCO BERTORELLO (AFP)
El príncipe heredero de Japón, Fumihito, y su esposa, la princesa Kiko, llegan a la abadía de Westminster. Toby Melville (AP)
Pippa y James Middleton, cuñados del heredero al trono, llegan a la abadía de Westminster. En la lista de invitados, que ha descendido de los 8.000 en la coronación de Isabel II a los 2.000 en la de Carlos III, también están los padres de Kate Middleton. Andrew Milligan (AP)
La primera dama de EE UU, Jill Biden, acompañada de su nieta Finnegan, llega a la abadía de Westminster para asistir a la coronación de Carlos III y Camila. Ambas asistieron también a la recepción que se celebró el viernes en Buckingham.Andrew Matthews (AP)
Olena Zelenska, esposa del presidente ucranio, Volodímir Zelenski, llega a la abadía de Westminster. DYLAN MARTINEZ (EL PAÍS)
Abdala de Jordania y la reina Rania llegan a la abadía de Westminster para asistir a la coronación de Carlos III. PAUL ELLIS (AFP)
Policías desplegados en el recorrido llamado la procesión del rey. Más de 11.000 agentes han sido desplegados por las calles de la capital británica. MARCO BERTORELLO (AFP)
La cantante Katy Perry, que participará en el concierto que tendrá lugar el domingo frente al castillo de Windsor, y Edward Enninful, director de la edición británica de la revista 'Vogue', llegan a la abadía de Westminster. Jeff Spicer (EL PAÍS)
La actriz Emma Thompson llega a la abadía de Westminster, donde se esperan 2.000 invitados entre jefes de Estado, miembros de las realezas del mundo y otras personalidades vinculadas con el mundo del espectáculo y las ONG.Jane Barlow (AP)
El público congregado para ver parte del recorrido de la llamada procesión del rey —que llevará a Carlos III y Camila de Buckingham a Westminster— se protege de la lluvia con chubasqueros. MARCO BERTORELLO (AFP)
El cantante Lionel Richie, a su llegada a la abadía de Westminster. Él será uno de los artistas que actuará el domingo en el concierto en Windsor, uno de los eventos organizados para celebrar la coronación.Jane Barlow (AP)
El artista Nick Cave, a su llegada a la abadía de Westminster. Jane Barlow (AP)
Guardias de Coldstream marchan a primera hora de este sábado por las calles de Londres. Carl Court (AP)
Manifestación del movimiento republicano No es mi Rey, en las calles de Londres. PIROSCHKA VAN DE WOUW (AFP)
Policías desplegados en el recorrido llamado La Procesión del Rey, que llevará a Carlos III desde el palacio de Buckingham hasta la abadía de Westminster. Más de 11.000 agentes han sido desplegados por las calles de la capital británica.MARCO BERTORELLO (AFP)
El público se congrega en las calles de Londres desde primera hora del sábado para ser testigo de la coronación de Carlos III y Camila. Piroschka van de Wouw (AP)
Los primeros invitados han llegado a la abadía de Westminster tres horas antes de la llegada de Carlos III y Camila. PHIL NOBLE (REUTERS)
Miles de personas se congregan en los poco más de dos kilómetros de 'La Procesión del Rey'. DANIEL LEAL (AFP)
El público congregado en Hyde Park espera el inicio de la coronación para seguirla en una de las pantallas gigantes que no solo se han instalado en Londres, también en otras ciudades del Reino Unido. Ian Forsyth (EL PAÍS)
Operarios del palacio de Buckingham preparan el balcón desde el que saludará Carlos III tras su coronación. Petr David Josek (AP)
Soldados, vestidos de uniforme de gala, esperan al tren en la estación de Waterloo para dirigirse a la ceremonia de coronación de Carlos III. SSgt Dek Traylor HANDOUT (EFE)

Como la lluvia, que no ha faltado en ninguna de las últimas cuatro coronaciones. Y que no faltó este sábado en Londres, donde miles de ciudadanos habían esperado pacientemente durante horas para ver apenas unos segundos la carroza que trasladó desde el palacio de Buckingham a la Abadía de Westminster al rey Carlos y a la reina consorte Camila. Pero sobre todo para decir, en el futuro: “Yo estuve allí”.

Más militares —6.000— que los que desfilaron para el funeral de Winston Churchill en 1965. Un total de 23.000 policías desplegados por la capital británica. Drones. Cámara de vigilancia. Tecnología de reconocimiento facial. Un rastreo en los días previos, por parte del MI5 —el servicio de inteligencia para la seguridad interior— de aquellos individuos sospechosos de provocar disturbios. Y, sobre todo, ningún escrúpulo a la hora de evitar supuestos sobresaltos. A primeras horas de la mañana, la Policía Metropolitana de Londres llevaba a cabo media docena de arrestos. Entre los detenidos, Graham Smith, el fundador y director de la organización Republic. Llevaba meses preparando las protestas en la calle para alterar la ceremonia, bajo el lema “not my king” (no es mi rey). Había congregado a 2.000 seguidores bajo la estatua de Carlos I (el rey decapitado en 1649 por traicionar al Parlamento), en Trafalgar Square, por donde debía pasar la carroza real.

Grupos antimonárquicos protestan al paso del carruaje de Carlos IIIFoto: Sebastien Bozon/Pool via AP | Vídeo: EPV

El Gobierno de Rishi Sunak, para sospecha de muchos activistas, había logrado aprobar esta semana una nueva legislación para endurecer la respuesta policial ante las protestas, después de un año de disturbios callejeros por parte de organizaciones como Just Stop Oil. No ha dudado en aplicarla con rigor. La policía acusaba a los arrestados de manejar sirgas y correajes que podrían utilizar más tarde para atarse al mobiliario urbano y alterar la procesión.

La ceremonia de Westminster

La mayoría de los 2.200 invitados a la Abadía habían entrado al templo horas antes de que comenzara la ceremonia, a las 11 de la mañana (mediodía en horario peninsular español). Casi la mitad de ellos —médicos, enfermeros, voluntarios, trabajadores sociales…— formaban parte de un Reino Unido diverso que Carlos III ha querido representar en su coronación. Aunque, también a diferencia de su madre, el nuevo monarca ha incorporado al evento a los representantes de otras naciones y de otras realezas. El presidente de Francia, Emmanuel Macron, junto a su esposa Brigitte; la presidenta de la Comisión Europea, Ursula von der Leyen y el presidente del Consejo Europeo, Charles Michel; la primera dama de Estados Unidos, Jill Biden; o los reyes de España, Felipe VI y Letizia.

El Rey Carlos III llegaba este sábado a los jardines de Buckingham Palace para recibir el saludo de miembros del ejército tras su coronación en Londres.Foto: PETER BYRNE (GETTY IMAGES) | Vídeo: EPV

Salvo los abucheos cuando el príncipe Andrés de Inglaterra ―condenado al ostracismo social por su relación con el millonario pedófilo estadunidense Jeffrey Epstein―, ha salido del palacio de Buckingham rumbo a la abadía en un vehículo oficial, las cuitas y recelos de una familia real siempre al borde de una nueva crisis se han guardado esta vez en un cajón. El príncipe Enrique llegaba solo —Meghan Markle se ha quedado en Estados Unidos, con la excusa de que su hijo Archie cumplía este sábado cuatro años—, entraba al recinto religioso de modo discreto, y ocupaba su puesto en tercera fila. Al otro extremo, su tío Andrés. Un par de filas más adelante se sentaban el heredero al trono, Guillermo, príncipe de Gales, y su esposa Catalina, ataviados con túnicas formales.

Guillermo, como hizo 70 años atrás su abuelo Felipe de Edimburgo ante Isabel II, se ha arrodillado ante su padre para jurarle lealtad con su propia vida. Y, a continuación, darle un beso en la mejilla.

Los ritos y símbolos del poder

La corona de San Eduardo y la corona imperial; orbes, cetros y espadas; un trono construido siglos atrás con el único propósito de dejar claro el dominio de Inglaterra sobre Escocia; una piedra del destino sobre la que Carlos III, como su madre antes, hizo llevar desde Edimburgo hasta Londres para poder encajarla en el hueco dispuesto bajo la silla de Eduardo. Y juramentos. Y liturgia. Declaraciones de lealtad a las leyes del reino y a la Iglesia anglicana, de la que el monarca es supremo gobernador.

“Yo, Carlos, profeso y declaro solemne y sinceramente en presencia de Dios que soy un fiel protestante y que, de acuerdo con las leyes que asegura una sucesión protestante al trono, defenderé y mantendré esas leyes”, afirmaba el rey con la mano en la Biblia.

Hasta ahí llegaba el límite del compromiso de Carlos III por integrar las diversas creencias religiosas que conviven en el Reino Unido. Representantes del islamismo, del hinduismo o del judaísmo han estado presentes en la abadía, y el rey coronado ha tenido unas palabras con ellos una vez coronado, cuando salía ya del templo para comenzar la procesión de la coronación.

El triunfo de la reina Camila

Pocos británicos hubieran imaginado, hace apenas 20 años, que la mujer más odiada en el Reino Unido, la que se interpuso en aquel malogrado cuento de hadas que fue el matrimonio de Carlos de Inglaterra y Diana Spencer, acabaría recibiendo en su cabeza, ante el altar de la abadía, la misma corona que la reina María, la esposa de Jorge V, utilizó para su coronación.

A pocos se les han escapado las miradas de complicidad compartidas en ese momento por una pareja que ha protagonizado la historia más interesante de resurrección y triunfo del Reino Unido de las últimas décadas. Testigos del momento eran personajes populares de las artes y el espectáculo, también ellos invitados, como los cantantes Nick Cave y Katy Perry, o el actor Stephen Fry. Toda una bofetada poco disimulada a los tabloides que durante años hicieron escarnio populista del romance.

Que por azar del destino, y de las circunstancias políticas, el primer ministro encargado de leer durante la ceremonia un pasaje del Nuevo Testamento fuera Rishi Sunak, un hombre de ascendencia india y religión hindú, y no Boris Johnson, el Churchill de cartón piedra que enfrentó entre sí a los británicos, tenía casi resonancias shakesperianas: “All’s well that ends well” (bien está lo que bien acaba).

Un velo de corrección… o censura

Nadie ha querido hablar de censura, pero los contrarios a la monarquía seguían en Trafalgar Square, empapados por la lluvia, cuando la carroza dorada de Estado que transportaba a los reyes coronados ha salido de la abadía para llevarlos de vuelta al palacio de Buckingham.

“Cartas intimidatorias, leyes antiprotesta aceleradas en su tramitación, tecnología de reconocimiento facial utilizada con millones de personas. Y esta mañana, personas arrestadas antes de las protestas, a pesar de contar con autorización policial”, ha denunciado en un comunicado la organización Liberty Human Rights. “Se trata de un peligroso y preocupante precedente para nuestra nación democrática”.

Las cámaras de la BBC no mostraban en ningún momento imágenes de la protesta, y su hueco —minoritario, hay que decir— en esta historia quedará registrado en miles de teléfonos móviles, pero no en los archivos de la corporación pública, cuya misión, entre otras, es la de preservar la institucionalidad del Reino Unido.

Medio mundo mira al balcón

Miles de personas han inundado The Mall, la avenida que une Trafalgar Square con Buckingham, a modo de gran alfombra roja, para dirigirse a la gran plaza frente al palacio. El momento icónico. El saludo de la familia real desde el balcón. Con el tradicional juego de incógnita sobre las ausencias y presencias. Los reyes salían a saludar y ambos llevaban su corona. Poco después se sumaban los príncipes de Gales, Guillermo y Catalina. Y los hermanos de Carlos, Eduardo y Ana. En esta ocasión, sin embargo, para muchas generaciones, el cambio ha sido espectacular. En el centro ya no estaba aquella mujer con la que compartieron décadas en las que llegaron a pensar que siempre estaría allí —la reina Isabel II—, sino Carlos III y Camila, la pareja real más inesperada para el Reino Unido del siglo XXI.

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