Una nueva protesta masiva contra la reforma de las pensiones aumenta la presión sobre Macron

Más de un millón de manifestantes vuelve a salir a la calle en un movimiento creciente para frenar el aumento de la jubilación a los 64 años

Manifestación en París en contra del proyecto de Macron de reformar el sistema de pensiones y que retrasaría la edad de jubilación de los 62 a los 64 en toda Francia en 2030.BENOIT TESSIER (REUTERS)

El pulso por la reforma de las pensiones se recrudece en Francia. La masiva movilización de este martes, la segunda en menos de dos semanas, coloca al presidente, Emmanuel Macron, ante un dilema: o un divorcio duradero con una mayoría de los franceses si mantiene el plan para elevar la edad de jubilación de 62 a 64 años. O la renuncia a su proyecto-faro, la madre de todas las reformas, “imprescindible”, en su opinión, para p...

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El pulso por la reforma de las pensiones se recrudece en Francia. La masiva movilización de este martes, la segunda en menos de dos semanas, coloca al presidente, Emmanuel Macron, ante un dilema: o un divorcio duradero con una mayoría de los franceses si mantiene el plan para elevar la edad de jubilación de 62 a 64 años. O la renuncia a su proyecto-faro, la madre de todas las reformas, “imprescindible”, en su opinión, para preservar el modelo social. Está en juego su legado.

Aunque el seguimiento de la huelga ha sido inferior al del 19 de enero, primera jornada de movilizaciones, y el país no quedó en absoluto bloqueado; la presencia en las manifestaciones aumentó por todo el país. Sobre todo, en las ciudades medianas y pequeñas, uno de los focos de las protestas, como ya lo fueron de la revuelta de los chalecos amarillos en 2018.

Para Macron es un aviso. El rechazo a su proyecto para hacer trabajar dos años más a los franceses es amplio y transversal. Aunque en las marchas predominaban los sindicalistas, se veían también jóvenes y jubilados, mayoritariamente votantes de la izquierda, aunque también algunos de la extrema derecha. Era un elenco de las clases medias que temen, para ellos o sus hijos, un futuro menos confortable, y ven en su actual presidente al responsable de una erosión del Estado del bienestar.

La presión aumenta sobre Macron, quien insiste en mantener sus planes, y sobre la Asamblea Nacional, que esta semana ha empezado a examinar el proyecto de ley. El problema para el presidente es que, desde las legislativas de junio, carece de mayoría absoluta, pese a tener el primer grupo parlamentario. Sin los votos de Los Republicanos, el partido de la derecha moderada, quedará lejos de los 289 diputados que marcan el umbral de la mayoría.

La marcha de París, entre la plaza de Italia y el monumento de los Inválidos, se desarrolló en un ambiente festivo durante casi todo el recorrido. Al final, los choques entre una parte de los manifestantes y la policía, terminaron con 18 detenidos. El Ministerio del Interior había desplegado 11.000 policías por toda Francia.

La policía antidisturbios francesa durante los enfrentamientos ante miles de manifestantes en París, durante el segundo día de huelgas y protestas. YOAN VALAT (EFE)
Un manifestante lanza un bote de gas lacrimógeno durante los enfrentamientos con la policía en la Place Vauban (París) tras un mitin en el segundo día de huelgas y protestas en todo el país por la reforma de pensiones propuesta por el gobierno.JULIEN DE ROSA (AFP)
Un manifestante sostiene una bengala roja durante una de las manifestaciones contra el plan de reforma de pensiones del gobierno francés, en París.BENOIT TESSIER (REUTERS)
La policía detiene a un manifestante en París durante el segundo día de huelga por las reformas propuestas por el gobierno francés. ALAIN JOCARD (AFP)
La policía antidisturbios francesa hace retroceder a los manifestantes cuando estallan los enfrentamientos, durante las manifestaciones en el segundo día de protestas nacionales por la reforma de pensiones propuesta por el gobierno, este lunes en la ciudad de Nantes.LOIC VENANCE (AFP)
Los manifestantes se reúnen en la plaza Place d'Italie (París), durante el segundo día de huelgas y protestas en todo el país por la reforma de pensiones propuesta por el gobierno. Francia se prepara para importantes bloqueos de transporte, con huelgas masivas y manifestaciones previstas por segunda vez en un mes, en objeción a la propuesta de aumentar la edad de jubilación de 62 a 64 años. ALAIN JOCARD (AFP)
Manifiestantes con pancartas y banderas en el segundo día de huelga nacional por la reforma de pensiones, en Saint-Denis, la isla francesa india de La Reunion, este 31 de enero.RICHARD BOUHET (AFP)
Los parisinos se unen a la manifestación contra la reforma del sistema de pensiones prevista por el gobierno francés, este martes 31 de enero en la capital francesa. YOAN VALAT (EFE)
Miembros de la policía de la brigada anticriminalidad (BAC) monitorean tratan de controlar la situación en la ciudad de Nantes este lunes, durante un mitin en el segundo día de huelgas y protestas en Francia. LOIC VENANCE (AFP)
Un manifestante sostiene una bomba de humo frente a una pancarta anticapitalista durante el segundo día de huelga nacional contra la reforma de pensiones propuesta por el gobierno, en París el 31 de enero.JULIEN DE ROSA (AFP)
Un hombre monta en bici con una pancarta en la que se lee: "Quien siembra la miseria cosecha la ira", durante el segundo día de huelga general contra la reforma de pensiones, en Nantes este 31 de enero.LOIC VENANCE (AFP)
Un manifestante golpea un bote para hacer ruido mientras la gente participa en una manifestación contra la reforma del sistema de pensiones planificada por el gobierno francés, en Montpellier.GUILLAUME HORCAJUELO (EFE)
El activista francés Jean-Baptiste Redde, también conocido como Voltuan (centro), sostiene un cartel que dice "Macron, Borne debe retirarse" durante una manifestación en París, este martes.JULIEN DE ROSA (AFP)
Los líderes sindicales, con el secretario general del sindicato CGT, Philippe Martínez, al centro, y el secretario general del sindicato de la Confederación Democrática del Trabajo de Francia (CFDT), Laurent Berger, a la derecha, encabezan una manifestación este martes 31 de enero en París.Christophe Ena (AP)
Un combo con varias imágenes de algunas pancartas que los manifestantes han portado en Toulouse durante el segundo día de protestas en toda Francia. LIONEL BONAVENTURE (AFP)
La policía francesa permanece en posición en medio de enfrentamientos con manifestantes durante una manifestación, en París.GONZALO FUENTES (REUTERS)
Un hombre mira el tablero de información en la estación de tren de Montparnasse durante una huelga de trabajadores ferroviarios franceses en París como parte del día nacional de huelga, este martes. SARAH MEYSSONNIER (REUTERS)
La policía antidisturbios francesa hace retroceder a los manifestantes mientras estallan los enfrentamientos durante una manifestación en el segundo día de huelgas y protestas en todo el país por la reforma de pensiones propuesta por el gobierno, en Nantes, este martes.LOIC VENANCE (AFP)
Los manifestantes sostienen una pancarta que dice "Pensiones, no a la reforma de Macron", durante el segundo día de huelga general en Francia, en la ciudad de Mende, este martes 31 de enero.PASCAL GUYOT (AFP)
Los manifestantes sostienen banderas sindicales de la CGT durante el segundo día de huelga a nivel nacional, en Toulouse el 31 de enero.LIONEL BONAVENTURE (AFP)
Los antidisturbios se enfrentan a los manifestantes cuando estallan los enfrentamientos durante una manifestación en el segundo día de huelgas y protestas en todo el país por la reforma de pensiones propuesta por el gobierno, en Nantes este martes 31 de enero. LOIC VENANCE (AFP)
Los manifestantes caminan entre el humo de las bengalas al final de la manifestación contra los planes para retrasar la edad de jubilación en París.Thibault Camus (AP)
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Sensación de injusticia

De las entrevistas con manifestantes pueden sacarse algunas conclusiones. Había una reclamación extendida del derecho al descanso. La sensación de injusticia —la idea de que los más vulnerables deberán hacer más sacrificios que los más ricos— también era palpable. Finalmente, otro argumento regresaba una y otra vez: la reforma de las pensiones toca una fibra sensible en Francia —afecta a algo tan íntimo como el trabajo, el ocio, la vejez—, pero la protesta va más allá. En las pensiones se cristaliza un cúmulo de malestares: por el deterioro de los servicios públicos, por la inflación y la pérdida del poder adquisitivo, por el sentimiento de abandono por parte de sectores de la población.

“Aumenten los salarios, no la edad de jubilación”, se leía en un cartel. Otro decía: “Si nos metes 64, nosotros te repetimos un Mayo del 68″. Más: “No hay alternativa: jubilación a los 60″. Y otro, más elaborado: “Macron, con 45 años tu trabajo te ha vuelto ciego y sordo. ¿Y a los 64 años? ¡Renuncia! No al trabajo que arruina la salud”. Este cartel lo llevaba Claudie Thisy, una mujer de 61 años que trabaja a tiempo parcial ayudando a niños discapacitados. Hasta los 55 años fue azafata de Air France. Cuando cambió su trabajo por el de bibliotecaria, perdió un tercio del salario. Ahora, cobra tres veces menos que cuando era azafata. Explica que a ella esta reforma no le afectará, aunque, pudiendo jubilarse en unos meses, a los 62, lo hará a los 64 para cobrar la pensión plena. Thisy se manifestaba por su hija de 30 años y por las generaciones futuras.

Miles de manifestantes, ayer durante la protesta en París contra la reforma de las pensiones.YOAN VALAT (EFE)

Cuando se le pregunta si las protestas servirán para que Macron renuncie a su plan, Thisy responde: “En Francia hay que gritar para que se nos escuche”. Para ella, es una cuestión de democracia: los diputados que debaten la reforma en la Asamblea Nacional deberían tener en cuenta la opinión mayoritariamente contraria de los franceses. Y no compra el argumento de Macron, según el cual la reforma es legítima, pues fue una de sus promesas en la campaña que le llevó a la reelección en mayo de 2022 frente a la ultraderechista Marine Le Pen. Ella votó a Macron. “No entiende que muchos votamos en contra de Le Pen, no a favor de él”, dice. “No había otra opción”.

Como muchos manifestantes, Thisy espera con impaciencia el momento de jubilarse y explica así la importancia en Francia de esta cuestión: “Aquí, cuando trabajamos, trabajamos duro, pero después queremos disfrutar de la vida”. Sueña con viajar a Japón.

“No queremos trabajar tanto tiempo”, coincidía Xavier, 59 años, empleado en los servicios informáticos del Ayuntamiento de Fleury-Mérogis, un municipio de 10.000 habitantes cerca de París, y militante del sindicato CGT. “Estamos cansados”, apuntaba su mujer, Nathalie, de 58 años y empleada en una farmacia donde trabaja de pie todo el día. Ambos admitían haber votado a Le Pen en la segunda vuelta de las presidenciales de mayo, para frenar a Macron.

¿Bastarán las protestas para hacer cambiar de opinión al presidente? “No. Hay que bloquear el país durante 15 días”, zanja Xavier. Y concluye: “El tema no son solo las pensiones”.

Nuevas movilizaciones el 7 y el 13 de febrero

Los sindicatos, unidos por primera vez en años ante la reforma de las pensiones, convocaron en la noche del martes dos nuevas jornadas de movilización, el 7 y el 13 de febrero. Se sienten reforzados por una asistencia mayor a las manifestaciones de este martes que en la anterior protesta, del 19 de enero.
Según el Ministerio del Interior, salieron en todo el país 1,3 millones de personas (1,2 el 19 de enero); según el sindicato CGT, fueron 2,5 millones (dos millones en las manifestaciones anteriores). El baile de cifras es considerable, pero una cosa está clara: Francia está ante uno de los movimientos más multitudinarios en años.
Al mismo tiempo, la huelga tuvo esta vez menos seguimiento. En las escuelas y liceos, un 26% de los docentes siguió la huelga, según el Ministerio de la Educación Nacional, 12 puntos menos que el 19 de enero. En la empresa pública de ferrocarriles SNCF, el seguimiento fue del 36,5%, según los sindicatos, frente a un 46,3% en la anterior jornada de protesta. Entre los funcionarios públicos del Estado fueron a la huelga un 19,4%, frente al 28% el 19 de enero, según el Gobierno. En las refinerías de TotalEnergies, que en otoño bloquearon parcialmente Francia para obtener un aumento salarial, había en la mañana del martes entre un 75% y un 100% de huelguistas, según el sindicato CGT.
Un objetivo de las protestas es presionar a los diputados de la Asamblea Nacional, que cada día pueden comprobar en sus distritos el rechazo que provoca la reforma. Si un puñado de macronistas y de conservadores cambiasen de opinión y votasen en contra, las cosas se le podrían complicar al Gobierno. Macron ha sugerido que, si prosperase una moción de censura contra la primera ministra, Élisabeth Borne, disolvería la Asamblea Nacional y convocaría nuevas elecciones legislativas.

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