Una campeona de ajedrez iraní se instalará en España después de jugar sin velo en el Mundial de Kazajistán
Sarasadat Jademalsharieh, 17ª del mundo, descarta volver a Irán, cuyo régimen ha reprimido duramente a otras deportistas que han apoyado las protestas al competir con el cabello descubierto
Irán es el ejemplo perfecto de cómo el extremismo político y religioso puede arruinar el éxito deportivo. La iraní Sarasadat Jademalsharieh, de 25 años, es una de las ajedrecistas más prometedoras del mundo desde 2012, pero residirá en España tras el Mundial de partidas rápidas que disputa en Almaty (Kazajistán) porque juega sin velo, por lo que podría sufrir graves represalias del régimen iraní, que interpreta el gesto de descubrir el cabello como una demostración de apoyo a las protestas que sacuden Irán en los últimos tres meses. ...
Irán es el ejemplo perfecto de cómo el extremismo político y religioso puede arruinar el éxito deportivo. La iraní Sarasadat Jademalsharieh, de 25 años, es una de las ajedrecistas más prometedoras del mundo desde 2012, pero residirá en España tras el Mundial de partidas rápidas que disputa en Almaty (Kazajistán) porque juega sin velo, por lo que podría sufrir graves represalias del régimen iraní, que interpreta el gesto de descubrir el cabello como una demostración de apoyo a las protestas que sacuden Irán en los últimos tres meses. Hace tres años, Alireza Firouzja, de 16 años entonces, 4º del mundo ahora, se escapó a Francia, harto de que le obligaran a perder por incomparecencia ante rivales israelíes. El imán Jomeini prohibió el ajedrez tras la Revolución Islámica de 1979, pero rectificó poco antes de morir, y hoy Irán es una potencia, a pesar de todo.
Jademalsharieh (Khademalsharieh en la lista oficial) ya tuvo problemas con el Gobierno de su país cuando apoyó públicamente en un vídeo la decisión de Firouzja y anunció que habría más casos similares si no cambiaba la orden de su Gobierno de que se negaran a jugar con israelíes. Ella, casada con el popular director de cine iraní Ardeshir Ahmadi, y madre de un niño desde febrero, es ahora muy consciente de que su seguridad corre peligro si regresa a Irán porque ha aparecido jugando sin velo en varias fotos. Por eso, los tres vivirán en una ciudad española —cuyo nombre no quiere divulgar por motivos de seguridad— tras el Mundial de Kazajistán, han confirmado a EL PAÍS dos fuentes próximas a la jugadora. Y lo más probable es que no vuelva a jugar por Irán, “aunque nunca se sabe”, añadieron.
La ajedrecista iraní y su familia tienen un piso en propiedad en España, precisaron las fuentes, que desconocen si la deportista ha obtenido ya un permiso de residencia español gracias a esta propiedad y también si ha pedido o tiene intención de pedir asilo político. Según el llamado visado de residencia para inversores y emprendedores —también conocido como golden visa (visado de oro)—, un extranjero no comunitario que compre una propiedad inmobiliaria cuyo valor supere los 500.000 euros obtendrá automáticamente la residencia legal en España. El marido de la campeona de ajedrez tiene también pasaporte canadiense.
El boicoteo de Irán y otros países musulmanes (no todos) a Israel incluye los Campeonatos del Mundo de edades desde sub 8 a sub 20. El autor de esta crónica preguntó varias veces a delegados y entrenadores iraníes en esos torneos qué sentido tenía aplicar esa norma a los niños; sobre todo, cuando —ocurrió en varios casos— los chicos iraníes estaban jugando por la mañana al fútbol con los israelíes. La respuesta era siempre similar a esta: “Personalmente, no tengo ningún problema en que mis chicos convivan con los israelíes. Pero, como responsable deportivo, si permito que jueguen esta tarde ante un israelí con la bandera de Irán, las consecuencias serán gravísimas”. La mayor parte de los países islámicos no reconocen la existencia del Estado israelí.
El colmo del absurdo se alcanzó hace tres años en el festival de ajedrez Sunway Sitges (Barcelona). Los dos mejores jugadores iraníes tras la deserción de Firouzja, Parham Maghsoodloo y Amin Tabatabaei, de 19 y 18 años entonces, respectivamente, se enfrentaron (y vencieron) durante un torneo nocturno de partidas relámpago (cinco minutos por jugador) al israelí Ido Gorshtein, de 17. El Gobierno iraní montó en cólera e interrogó a fondo a Maghsoodloo y Tabatabaei, quienes arguyeron su desconocimiento de que Gorshtein era israelí. En condiciones normales, nadie creería eso, pero resultó que en este caso concreto era verosímil: por primera vez en seis años, y debido a problemas con una impresora, los árbitros decidieron que se jugara sin banderas para ganar tiempo.
Jademalsharieh no es la única jugadora iraní fotografiada sin velo en Kazajistán. También lo ha permitido Atousa Pourkashiyán, quien vive en EE UU (y juega con su bandera), y es la pareja sentimental del estadounidense Hikaru Nakamura, 5º del mundo, tras haber sido la 2ª del escalafón femenino iraní durante muchos años. En febrero de 2017, otra de las mejores jugadoras iraníes, Dorsa Berajshani, no regresó a su país tras jugar sin velo el abierto de Gibraltar, donde Jademalsharieh y Pourkashiyán se lo ponían en la sala del torneo pero se lo quitaban en cuanto no había fotógrafos cerca.
El ajedrez fue prohibido en Irán por el imán Jomeini, que lo definió como “un juego diabólico que perturba la mente de quienes lo practican”, porque en la Edad Media fue un juego de azar (se practicaba con dados) y de envite (apuestas), y ambas cosas están estrictamente prohibidas por el Corán, si bien algunos países musulmanes moderados los autorizan con condiciones. Sin embargo, algunos intelectuales iraníes le convencieron de que se había equivocado al prohibirlo, dado que es un juego de guerra, y dejó de ser de azar y envite hace siglos. Jomeini levantó la prohibición poco antes de su muerte, ocurrida en 1989. Desde entonces, el Gobierno iraní ha potenciado mucho el ajedrez, hasta el punto de que Irán es hoy una de las grandes potencias en Asia, tras China y la India.
Es muy frecuente que sus jugadores ganen medallas, sobre todo en los Campeonatos de Asia, pero no es raro que protagonicen hechos como los relatados en esta crónica. Más grave es lo ocurrido recientemente con Elnaz Rekabi, una de las mejores escaladoras del mundo. En octubre compitió sin velo en el Mundial de Corea del Sur poco después de la muerte bajo custodia policial el 16 de septiembre de Mahsa Amini, arrestada tres días antes por no llevar el hiyab correctamente. Rekabi regresó a Irán. Hace tres semanas, su casa fue derribada, según medios iraníes en el exilio. El Comité Olímpico Internacional ha decidido tratar de protegerla, invitándola a un curso en el Reino Unido el próximo febrero.
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