Las Fuerzas Armadas de Brasil piden que las disputas se resuelvan por las vías democráticas en su primer pronunciamiento tras las elecciones

Los jefes del Ejército, la Marina y la Aviación expresan su apoyo a las protestas pacíficas, postura que el partido de Lula critica y recuerda que son movilizaciones golpistas

Manifestantes bolsonaristas hacen un saludo militar, este jueves en una protesta golpista ante el cuartel general del Ejército en Brasilia, este jueves.UESLEI MARCELINO (REUTERS)

Los jefes del Ejército, la Marina y la Aviación de Brasil han difundido una nota conjunta este viernes, 12 días después de las elecciones, y mientras las protestas que reclaman su intervención para impedir que Luiz Inácio da Silva asuma el poder persisten, pero con mucha menos fuerza. La cúpula militar afirma en el comunicado que las disputas deben ser resueltas mediante instrumentos del Estado democrático de derecho y respalda las manifestaciones pacífi...

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Los jefes del Ejército, la Marina y la Aviación de Brasil han difundido una nota conjunta este viernes, 12 días después de las elecciones, y mientras las protestas que reclaman su intervención para impedir que Luiz Inácio da Silva asuma el poder persisten, pero con mucha menos fuerza. La cúpula militar afirma en el comunicado que las disputas deben ser resueltas mediante instrumentos del Estado democrático de derecho y respalda las manifestaciones pacíficas. Proclaman su “compromiso irrestricto con (…) la democracia y la armonía político social”. El pronunciamiento llega después de las elecciones más reñidas de la historia de Brasil, donde el izquierdista Lula derrotó al militar retirado Jair Bolsonaro, por 1,8 puntos, al frente de una amplia coalición para salvar la democracia.

Aunque Brasil ha emprendido el traspaso de poderes y este transcurre por los cauces previstos por la ley, la negativa del presidente saliente a reconocer su derrota y felicitar a su rival, ha dado alas a sus seguidores más radicales, que llevan días manifestándose ante los cuarteles para reclamar una intervención militar. Los máximos mandos de las Fuerzas Armadas recalcan en el comunicado que “la solución a las posibles controversias en el seno de la sociedad debe valerse de los instrumentos jurídicos del Estado democrático de derecho”.

La nota de los uniformados recuerda que la Constitución ampara las críticas a los poderes. Condenan los militares “las posibles restricciones de derechos por parte de los agentes públicos”, “las arbitrariedades y posibles desvíos autocráticos”, los excesos en las manifestaciones que puedan restringir derechos, poner en riesgo la seguridad pública o que “alimenten la desarmonía en la sociedad”. Palabras que son interpretadas en Brasil como, por un lado, una crítica a las decisiones del Tribunal Superior Electoral para acallar en redes sociales a algunos prominentes bolsonaristas que estaban ventilando falsedades sobre los comicios. Por otro lado, critican los bloqueos de carreteras ya desaparecidos.

El Partido de los Trabajadores (PT) de Lula ha respondido a la nota de los militares por boca de su presidenta, Gleisi Hoffmann, con palabras llamativamente duras y directas en este país tan aficionado a la ambiguedad. “El derecho de manifestación no se aplica a los actos contra la democracia, que deben ser llamados por su nombre: golpismo, y combatidos. No son pacíficos ni ordenados”, ha tuiteado.

Las concentraciones golpistas ante los cuarteles han menguado notablemente, pero podrían tomar fuerza porque hay nuevas convocatorias. El presidente Bolsonaro las ha defendido con el argumento de que son pacíficas, obviando que reclaman un golpe de Estado. La nota de la cúpula militar ha sido recibida con alborozo en los grupos bolsonaristas de Telegram porque la consideran un aval para mantener las movilizaciones siempre y cuando no deriven en violencia.

Lula lleva días en Brasilia, donde se ha reunido con los máximos representantes del Poder Legislativo, y Judicial, además de tener contactos con representantes de diversos partidos. Busca apoyos parlamentarios para sacar adelante sus todavía poco detallados planes.

Algunas de sus palabras en un discurso, en el que lamentó hasta el llanto que combatir el hambre deba ser de nuevo prioridad, como hace dos décadas, causaron un terremoto en los mercados. El presidente electo se preguntó: “¿Por qué se hace sufrir a las personas con tal de garantizar la tal estabilidad fiscal?”. Y la Bolsa cayó un 4% mientras el dólar se disparaba a 5,35 reales.

El poder económico está impaciente para que el fundador del Partido de los Trabajadores (PT) nombre cuanto antes un ministro de Economía y empieza a detallar cómo pretende financiar sus promesas.

Mientras, los analistas escrutan los nombres de los miembros del equipo de transición para intentar adivinar quiénes serán los próximos ministros y ministras que acompañarán a Lula en su tercer mandato. El ganador de las elecciones vuela el martes próximo a la cumbre climática de Egipto, COP 27, en su primer viaje al extranjero desde su victoria. Pretende enviar así el mensaje de que Amazonia y la protección del medio ambiente y los indígenas serán centrales para su Gobierno.

Mientras tanto, su adversario, Bolsonaro, sigue recluido. Desde su derrota, solo se le ha visto en público cuando casi dos días después de oficializarse el resultado (50,9% para Lula, 49,1% para Bolsonaro) compareció pero sin reconocer de palabra el resultado. La toma de posesión de Lula está prevista para el 1 de enero.

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