La derecha afianza su dominio en Quebec ante las peores elecciones del independentismo
El nacionalista-conservador François Legault logra una cómoda reelección como primer ministro y formará Gobierno con 90 de los 125 parlamentarios
La Coalición Futuro de Quebec (CAQ por sus siglas en francés) se impuso este lunes con amplio margen en las elecciones de la provincia canadiense. Su líder, François Legault (Montreal, 65 años), obtiene así un nuevo mandato como primer ministro para los próximos cuatro años. La CAQ triunfó en 90 de las 125 circunscripciones en juego. Le bastaba únicamente ganar en al menos 63 para gobernar en mayoría. “Recibimos un mensaje claro: los quebequeses nos dijeron que siguiéramos adelante” señaló Legault en su di...
La Coalición Futuro de Quebec (CAQ por sus siglas en francés) se impuso este lunes con amplio margen en las elecciones de la provincia canadiense. Su líder, François Legault (Montreal, 65 años), obtiene así un nuevo mandato como primer ministro para los próximos cuatro años. La CAQ triunfó en 90 de las 125 circunscripciones en juego. Le bastaba únicamente ganar en al menos 63 para gobernar en mayoría. “Recibimos un mensaje claro: los quebequeses nos dijeron que siguiéramos adelante” señaló Legault en su discurso de victoria. La CAQ obtuvo poco más del 41% del total del voto general.
El partido de Legault tendrá mayor representación en la Asamblea nacional de Quebec de la que logró en las elecciones de octubre de 2018, cuando ganó en 74 circunscripciones. Al igual que en dichos comicios, ha conseguido la victoria gracias al gran apoyo que cosecha fuera de la zona metropolitana de Montreal. “Las elecciones dividen. Sin embargo, creo que hay más cosas en Quebec que nos unen de las que nos dividen”, expresó Legault. “Seré el primer ministro de todos los quebequeses”, añadió. El Partido Liberal de Quebec se impuso en 21 circunscripciones, mientras que Quebec Solidario (agrupación de izquierda) lo hizo en 11.
La campaña, que duró 36 días, estuvo enfocada en la inflación, la sanidad, la educación, el cuidado medioambiental y la inmigración (esfera donde la provincia francófona cuenta con alto grado de autonomía). Tal y como ocurrió en los comicios de 2018, el tema de la independencia tuvo un papel marginal. No ha sido una sorpresa que el Partido Quebequés, la principal fuerza secesionista, haya obtenido el peor resultado de su historia.
Si hace cuatro años triunfó en 10 circunscripciones (30 en 2014), esta vez se ha impuesto únicamente en tres. Su líder, Paul St-Pierre Plamondon, subrayó en campaña que existe una vía para “salir del fracaso perpetuo”: que Quebec se convierta en “un país normal”. El Partido Quebequés ha gobernado cerca de 20 años (durante cinco periodos distintos) desde su fundación en 1968; una fuerza política que transformó diversas esferas de la sociedad quebequesa y que organizó sin éxito dos referéndums secesionistas (en 1980 y 1995).
La CAQ, agrupación creada en 2011, logró en 2018 romper con la alternancia entre liberales y “pequistas”, en buena medida gracias a un discurso nacionalista en el que la cuestión identitaria no está ligada a la separación de Canadá. De hecho, Legault ocupó carteras en Gobiernos del Partido Quebequés y defendía el proyecto independentista, pero fundó más adelante la CAQ bajo la idea de un Quebec fuerte, pero dentro de la federación canadiense.
Legault se ha distinguido por una visión económica conservadora y una tendencia a discursos de corte populista. No duda en plantar cara a Ottawa para defender las competencias de su provincia. Ocupó titulares durante la pandemia por una política de mano dura. Por ejemplo, puso en marcha un toque de queda y anunció un impuesto para los no vacunados por los gastos que generaban en el sistema sanitario (abandonó la idea poco tiempo después). Bajo su primer mandato, Legault promulgó una ley para reforzar la protección de la lengua francesa. La comunidad anglófona y asociaciones de inmigrantes mostraron su rechazo, mientras que el Partido Quebequés votó en contra por considerarla “descafeinada”.
El Gobierno de Legault también impuso un examen de “valores quebequeses” a los recién llegados y prohibió que funcionarios públicos en posición de autoridad porten símbolos religiosos –como velos y turbantes- en horarios laborales. Estas decisiones le han granjeado a la CAQ críticas y señalamientos, dentro y fuera de la provincia. En el caso del veto a los símbolos religiosos, Justin Trudeau, primer ministro canadiense, ha señalado que respeta las competencias de Quebec, pero considera la medida “preocupante” porque favorece la división y la discriminación. Trudeau felicitó en Twitter a Legault por los resultados electorales, subrayando su deseo de seguir trabajando al alimón para todos los quebequeses.
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