Rescatados una madre brasileña y sus hijos tras 17 años encerrados por el patriarca en su casa
Las víctimas, dos jóvenes de 19 y 22 años, estaban atados a un camastro y malnutridos en Río de Janeiro
La policía militar rescató a una mujer y a sus dos hijos después de que durante 17 años el patriarca de la familia los mantuviera cautivos en su casa, en Río de Janeiro (Brasil). El agresor fue detenido en el mismo sitio. Las víctimas fueron localizadas por las autoridades en un chamizo del norte de la ciudad tras recibir una denuncia anónima el pasado jueves. El veterano agente que entró primero en la habitación oscura y maloliente donde malvivía el trío ha...
La policía militar rescató a una mujer y a sus dos hijos después de que durante 17 años el patriarca de la familia los mantuviera cautivos en su casa, en Río de Janeiro (Brasil). El agresor fue detenido en el mismo sitio. Las víctimas fueron localizadas por las autoridades en un chamizo del norte de la ciudad tras recibir una denuncia anónima el pasado jueves. El veterano agente que entró primero en la habitación oscura y maloliente donde malvivía el trío ha contado algunos detalles a la prensa local. “Encontramos a dos jóvenes atados de pies. Al principio, pensamos que eran niños, hasta ese punto estaban desnutridos la muchacha y el chaval”, declaró al diario O Globo. La hija tiene 22 años; su hermano, 19. “El ambiente en la casa era de horror”, añadió el policía.
Las víctimas estaban también deshidratadas y tenían señales de haber sido agredidas. Fueron localizadas en una habitación con las ventanas tapiadas por madera, sin agua, en la que solo había dos camastros mugrientos, sin sábanas, además de heces y una cocinilla. Ambos hijos han pasado, por tanto, casi toda su vida encerrados en esa habitación, en condiciones deplorables e infrahumanas, en una calle con vecinos del barrio de Guaratiba de la ciudad de Río de Janeiro. El patriarca, que ronda los 45 o 50 años, ha sido acusado de tortura, malos tratos y de mantenerlos en una cárcel privada.
Solo la esposa del agresor fue capaz de comunicarse con los agentes que acudieron rescatarles. Era la única que podía hablar. “Los dos jóvenes estaban agitados. Balbucearon y se movían mucho. Era una situación que parecía irreal, difícil de comprender”, según el veterano policía militar que los encontró. Este también ha contado que, cuando le ofreció comida a la esposa del agresor, esta rechazó la oferta: “Ella dijo “No, no, no, no puedo comer, no nos deja comer sin su permiso”, explicó al diario carioca el capitán William Oliveira, jefe del equipo de la Policía Militar.
Tanto la mujer como sus dos hijos fueron sacados de su casa en ambulancia y trasladados directamente a un hospital municipal. Las informaciones publicadas por a prensa brasileña permiten reconstruir a grandes rasgos cómo se produjo el rescate y conocer algunos detalles sobre los protagonistas del espeluznante caso.
Una vecina del barrio donde fueron mantenidos secuestrados durante casi dos décadas contó al diario Folha de São Paulo que la mujer rescatada logró salir del chamizo hace unos días gracias a que la puerta falló. “Era la primera vez que la veían. Me pidió que llamara a su hermana. Se había grabado el número en la cabeza hace años”. Tras varios intentos, logró hablar con su hermana y alertarla.
La hermana ha contado al diario de São Paulo que, al principio de la relación entre su hermana y el agresor, la pareja vivía en otro barrio. Detalla que eran primos por parte de madre y que el resto de la familia era entonces la encargada de resolver lo que ella califica de “crisis de celos”. La situación cambió con el nacimiento de los hijos, sostiene. El agresor decidió desaparecer con los tres.
Los vecinos han explicado a la prensa brasileña que hace muchos años solían ver a las víctimas en la puerta de casa, que saludaban a la gente. Pero hace ya mucho que desaparecieron de la vista de la comunidad, aunque por sus testimonios se desprende que, incluso, gente más joven sabía de su existencia. El ahora detenido era considerado una persona agresiva que ponía la música muy alta pese a las protestas de los vecinos. Dicen que salía pronto de casa y regresaba tarde.
El detenido dio a los agentes de policía que lo apresaron algunas pistas sobre los motivos que le llevaron a dar ese trato inhumano a su familia. “Nos dijo que los niños eran enfermos mentales y necesitaban estar encerrados”. Fue entonces cuando la señora les indicó que “ella y sus hijos no salían de casa desde hacía 17 años”, explicó el capitán, que sospecha que las víctimas eran además físicamente agredidas.
De acuerdo con las primeras indagatorias, los agentes no descartan que el espeluznante drama de las víctimas pudo haber sido menos prolongado. La prensa brasileña publicó que el consejo tutelar de menores recibió una denuncia hace un par de años, pero que ningún organismo actuó para poner remedio al horror cotidiano que las víctimas han sufrido durante las últimas dos décadas.
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