El papa Francisco no descarta renunciar: “No sería una catástrofe”

“Tengo que reservar algo de fuerzas para poder servir a la Iglesia. O plantearme la posibilidad de hacerme a un lado”, señala el pontífice sobre sus 85 años y sus problemas de rodilla

El papa Francisco se dirige a los periodistas en el avión papal de vuelta de Canadá, este sábado.Foto: GUGLIELMO MANGIAPANE (POOL) | EFE | Vídeo: REUTERS

El papa Francisco ha asegurado este sábado que no descarta renunciar al pontificado, aunque ha matizado que ahora mismo no se plantea hacerlo. “Cambiar de papa no sería una catástrofe”, ha dicho el pontífice argentino a los periodistas que lo acompañaban en el vuelo de regreso a Roma desde Canadá, donde ha pasado seis días con una agenda repleta. “La puerta está abierta, es una de las opciones normales, pero hasta hoy no he llamado a esa puerta, no he dicho: ‘Voy a en...

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El papa Francisco ha asegurado este sábado que no descarta renunciar al pontificado, aunque ha matizado que ahora mismo no se plantea hacerlo. “Cambiar de papa no sería una catástrofe”, ha dicho el pontífice argentino a los periodistas que lo acompañaban en el vuelo de regreso a Roma desde Canadá, donde ha pasado seis días con una agenda repleta. “La puerta está abierta, es una de las opciones normales, pero hasta hoy no he llamado a esa puerta, no he dicho: ‘Voy a entrar en esta habitación’. No he tenido ganas de pensar en esa posibilidad. Pero eso no significa que pasado mañana no empiece a pensar en ello”, ha precisado.

Bergoglio, de 85 años, ha reconocido también que los problemas de rodilla le dificultan caminar y obligan a reducir su actividad, especialmente en lo que se refiere al extenuante ritmo de los viajes papales. “No creo que pueda ir al mismo ritmo que antes. Pienso que a mi edad y con esta limitación [la lesión de rodilla] tengo que reservar algo de fuerzas para poder servir a la Iglesia. O también podría plantearme la posibilidad de hacerme a un lado, lo que sinceramente no sería una catástrofe, pues se puede cambiar al papa sin problema”, ha apuntado.

En Canadá, el papa ha mantenido la agenda prevista, con visitas a tres regiones, aunque se ha trasladado en silla de ruedas y se le ha visto fatigado y con dificultades para levantarse de ella. “Tengo que limitar un poco estos esfuerzos”, ha reconocido antes de aclarar que su intención es “continuar viajando y estar cerca de la gente”, porque para él es “una forma de servir”. Francisco mantiene en agenda un viaje a Kazajistán a mediados de septiembre y estudia visitar Ucrania en las próximas semanas. “Tengo toda la buena voluntad, pero vamos a ver qué dice la pierna”, ha añadido.

Mientras que los informes médicos oficiales de la Santa Sede son limitados y apenas contienen explicaciones, el Papa ha hablado sobre sus problemas de salud en primera persona y ha explicado que por un problema con la anestesia no se someterá a una operación para remediar sus dolores en la rodilla, causados por una gonalgia aguda por el desgaste del cartílago, y una microfractura derivada de una mala postura por un problema de ligamentos. “Los expertos dicen que es operable, pero el problema es la anestesia. Estuve bajo anestesia más de seis horas en julio del año pasado y me dejó consecuencias que duran hasta hoy. No se puede jugar con la anestesia. Por eso no me conviene esta operación”, ha señalado Francisco en referencia a la cirugía de colon a la que se sometió el año pasado.

Viaje cancelado

En las últimas semanas, se han disparado las especulaciones sobre una posible renuncia del Papa, no solo por los problemas de rodilla que le han postrado en una silla de ruedas y obligado, entre otras cosas, a cancelar su ambicioso viaje a Sudán del Sur y la República Democrática del Congo que estaba previsto para inicios de este mes. También porque ha convocado un gran consistorio en agosto con el que se asegurará definitivamente que la mayoría del colegio cardenalicio que elija al próximo pontífice ―y decidirá el futuro de la Iglesia― ha sido designada por él. Otro hecho que también ha alimentado las sospechas es la visita que ha programado a la ciudad italiana de L’Aquila ese mismo mes para participar en la celebración del Perdón, una ceremonia instituida por Celestino V, el primer papa que renunció al cargo, en 1294, y en el que se inspiró Benedicto XVI para su renuncia histórica. Este tomó la decisión con 85 años, poco después de confirmar durante una visita a México en 2012 que las fuerzas no le acompañaban para seguir realizando viajes apostólicos, un cometido imprescindible para los pontífices.

Tanto Francisco como su círculo más próximo siempre han negado que pretenda renunciar, pero en esta ocasión el propio Bergoglio ha hablado por primera vez sin tapujos del tema y ha deslizado que el momento podría estar algo más cerca. “Esa última decisión será dictada por la voluntad del Señor. Si el Señor te indica que tienes que ir al rincón, te vas al rincón”, ha señalado. Ha matizado, no obstante, que aún no ha sentido “esa llamada”.

El Papa ha reconocido que el viaje a Canadá, con numerosos desplazamientos internos, ha sido una prueba para sus fuerzas. “Es cierto que no se puede hacer viajes en este estado, tal vez se debe cambiar un poco el estilo, disminuir, pagar las deudas de los viajes que aún quedan por hacer, reordenar…”, ha señalado. El pontífice acudió al país norteamericano para pedir perdón por los abusos de la Iglesia Católica en los internados para las comunidades indígenas durante los siglos XIX y XX, al amparo de una política estatal conocida como “asimilación forzosa”.

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