Italia se asoma a otra crisis de gobierno
Giuseppe Conte y Matteo Salvini ponen contra las cuerdas al Ejecutivo de mayoría que preside Mario Draghi, que deberá encontrar este jueves una solución para evitar las elecciones anticipadas
La situación vuelve a ser límite en Italia y en las próximas horas puede producirse una crisis de gobierno que mande al garete la legislatura. Giuseppe Conte, líder del Movimiento 5 Estrellas, anunció el miércoles por la noche que su partido se ausentará de una votación crucial en el Senado este jueves. Una decisión que le dejaría de facto fuera del Ejecutivo de mayoría que preside Mario Draghi y que reúne a prácticamente todas las formaciones. El partido antisistema intentó nadar y guardar la ropa, dando a entend...
La situación vuelve a ser límite en Italia y en las próximas horas puede producirse una crisis de gobierno que mande al garete la legislatura. Giuseppe Conte, líder del Movimiento 5 Estrellas, anunció el miércoles por la noche que su partido se ausentará de una votación crucial en el Senado este jueves. Una decisión que le dejaría de facto fuera del Ejecutivo de mayoría que preside Mario Draghi y que reúne a prácticamente todas las formaciones. El partido antisistema intentó nadar y guardar la ropa, dando a entender que su negativa a participar en la sesión no sería definitiva para el futuro del gabinete. Pero Matteo Salvini, líder de la Liga, advirtió poco después que si cumplen su amenaza, su partido también dará por terminada la legislatura, retirando su apoyo y dando pie a una inevitable convocatoria de elecciones anticipadas (debían celebrarse en primavera).
Italia encara el otoño más complicado de la última década. La inflación está desbocada, la previsión de crecimiento se reduce a diario y las reformas prometidas a Bruselas todavía no se han completado. Pero el pésimo horizonte no ha impedido que sus partidos, una vez más, pensasen en términos exclusivamente electorales para abrir una crisis. El M5S, en plena descomposición tras la última escisión protagonizada por Luigi Di Maio, le echó un pulso en las últimas semanas a Draghi por distintas cuestiones. Siempre utilizadas como pretexto para captar la atención mediática. La última ha sido un decreto de ayudas que debe votarse el jueves por la mañana en el Senado y que incluía algunos puntos que las bases del partido se han negado a aceptar. El expresidente del BCE, poco acostumbrado a las sutilezas de la política, aseguró en los últimos días que si los grillinos abandonaban la mayoría de gobierno, daría por concluido su mandato y no habría más remedio que convocar elecciones. El comunicado emitido y las declaraciones de Conte dejaron el miércoles por la noche la puerta abierta a buscar una solución en los próximos días. Pero un actor inesperado se sumó a la crisis.
El líder de la Liga, Matteo Salvini, necesitado también de marcar urgentemente un perfil propio ante la pérdida de apoyo de los últimos meses, olió la desbandada y se apuntó al órdago. “Si el M5S se ausenta de la votación, daremos por terminada la mayoría de gobierno: basta con las guerras, los amenazas y retrasos. Hay que dar la palabra a los italianos”, anunció el partido en un claro comunicado. Un movimiento que responde exclusivamente al miedo de permanecer en un ejecutivo de corte tecnócrata a las puertas de unos comicios, pero que complica sobremanera la situación y el margen de maniobra del presidente de la República, Sergio Mattarella, para mantener a flote la legislatura.
La espantada del M5S no sería definitiva en términos numéricos en el Parlamento. Mattarella podría proponer al actual primer ministro que formase otro Ejecutivo sin los grillinos. Pero Draghi advirtió públicamente que de producirse la ruptura, su gobierno dejaría de tener sentido y daría la legislatura por terminada. “No estoy dispuesto a liderar un gobierno con otra mayoría parlamentaria”, advirtió el pasado 30 de junio. El martes por la noche volvió a insistir en esa idea.
El jueves será un día crucial. Draghi, con toda probabilidad, deberá subir al Palacio del Quirinal para reunirse con el jefe de Estado y dar cuenta de la situación. El primer ministro está harto del egoísmo de los partidos. Pero Mattarella podría intentar evitar su dimisión y convencerle para alargar su mandato sosteniendo un nuevo Ejecutivo con las formaciones que permanezcan. La salida de la Liga de Salvini, sin embargo, complicaría muchísimo esa estrategia y abocaría a Italia a un escenario electoral en septiembre.
La situación conviene a pocos actores. La Unión Europea, por ese motivo, presionará también a Draghi para que encuentre una solución. Italia es el país que más fondos recibirá en el plan de Recuperación pospandemia (más de 200.000 millones de euros, entre préstamos y transferencias). Y los compromisos y las reformas emprendidas para recibirlos dependen, en gran medida, de la permanencia del primer ministro al frente del país. Los sondeos indican que si hoy se celebrasen elecciones, la líder de Hermanos de Italia, la ultraderechista Giorgia Meloni, sería la ganadora y la coalición de derecha podría gobernar: “Hay que convocar inmediatamente elecciones”, señaló Meloni. Un escenario poco halagüeño para las pretensiones de Bruselas.
La tensión entre Conte y Draghi creció en las últimas semanas. Las divergencias entre ambos han ido en aumento y se han ido transformando sin encontrar solución: primero porque el M5S no era partidario de seguir armando a la resistencia ucrania, después acusando a Draghi de querer sacar a Conte de la dirección del partido y ahora por este decreto de ayudas. El primer ministro ha intentado cambiar la dinámica anunciando medidas que podían contentar a los grillinos. Pero su líder declaró el miércoles por la noche que “no bastan”.
Sigue toda la información internacional en Facebook y Twitter, o en nuestra newsletter semanal.