La Comisión de la Verdad, en el Parlamento Europeo: “Este informe habla de la Colombia herida”
“No hay futuro sin una verdad incluyente”, dice el médico español Carlos Martín Beristain, uno de los autores del informe final, en Bruselas
La relevancia de un acto se puede medir muchas veces por su público, aunque a menudo pase desapercibido: mezclados en el evento de este jueves en una sala del Parlamento Europeo en Bruselas, hay rostros que esconden una historia capaz de resumir esa Colombia de la guerra, la violencia, el narco y los desaparecidos de tantas décadas; pero cuya fisonomía a la vez refleja la frágil paz de estos años recientes y el atisbo de esperanza al que contribuye ...
La relevancia de un acto se puede medir muchas veces por su público, aunque a menudo pase desapercibido: mezclados en el evento de este jueves en una sala del Parlamento Europeo en Bruselas, hay rostros que esconden una historia capaz de resumir esa Colombia de la guerra, la violencia, el narco y los desaparecidos de tantas décadas; pero cuya fisonomía a la vez refleja la frágil paz de estos años recientes y el atisbo de esperanza al que contribuye el informe final de la Comisión de la Verdad, presentado hace apenas 48 horas en Bogotá. De hecho, por eso están aquí, en el corazón de la UE: han venido a escuchar de viva voz sobre este informe que ya desgranan, recién llegados desde Colombia, dos de las personas que han participado en su elaboración, el abogado colombiano Alejandro Valencia y el médico y doctor en psicología español Carlos Martín Beristain.
“Aquí hay muchas víctimas”, dice en el arranque de su intervención Beristain, mirando hacia el público. A varios de ellos los conoce porque los ha entrevistado, le han confiado las heridas que aún guardan porque creyeron que contarlas serviría para sanarlas y para sanar a otros, y curar también al país. En eso andan. Su relato se encuentra entre las cerca de 30.000 historias que conforman el enorme volumen con miles de páginas elaborado por la Comisión de la Verdad a lo largo de tres años y medio. La voz de los exiliados, de los refugiados, de quienes se vieron obligados a dejar el país para escapar de una muerte anunciada conforma también una parte de esta historia coral y fragmentada.
Beristain ha reconocido entre los asistentes a ese señor mayor, atento en las primeras filas, un líder campesino con “una historia de persecución política brutal” que tuvo que pedir asilo en Europa hace dos años y hoy vive en Bélgica, a este lado del charco, y tiene un negocio de quesos, pero nadie imaginaría toda esa vida si se lo cruzara un día en las aceras de Bruselas. El médico español, tal y como explicará después de su intervención, en una entrevista con EL PAÍS, también ha visto en la sala a la exalcaldesa de la localidad de Segovia, política de la Unión Patriótica, que se exilió después de sobrevivir a varios atentados: otra de las personas que han contribuido con su relato y su visión de las cosas a cimentar el informe.
Cuentan los miembros de la Comisión que en el arranque de las entrevistas hace unos años, durante las primeras reuniones con los implicados, un cuerpo vasto y heterogéneo de víctimas y verdugos, pueblos indígenas, afrodescendientes, campesinos, miembros de grupos armados, políticos, empresarios y otros sectores de la sociedad civil, muchos les contaron a los autores qué necesitaban. “Queremos una verdad que explique por qué, no solo que cuente los casos”, les confesaron.
Este informe, del que de momento solo es pública una parte de casi 900 páginas en la que se reflejan “hallazgos y recomendaciones” (este es de hecho su título), fue uno de los compromisos de la paz sellada en 2016 entre el Gobierno de Juan Manuel Santos y las hoy desaparecidas FARC. El pacto buscaba poner fin a un conflicto de más de 60 años que dejó un reguero de 260.000 muertos, siete millones de desplazados y decenas de miles de desaparecidos.
La Comisión de la Verdad calcula que un 20% de la población del país se ha visto afectada de forma directa por el conflicto. La violencia aún no ha acabado. “Hay un pasado que se niega a ser pasado, aún es presente”, esboza Beristain, un veterano en la sutura de conflictos –de El Salvador al País Vasco– que dosifica expresiones cargadas de significado durante su intervención. “Este informe habla de la Colombia herida”, añade, “nace de una negativa de las víctimas a olvidar”. Y también: “La herida es una parte fundamental de tomar conciencia de lo intolerable [...] No hay futuro si no hay una verdad incluyente”.
Su compañero Valencia detalla varias de las recomendaciones contenidas en el documento, cuyo seguimiento será clave en los próximos años (el informe en cualquier caso no es vinculante y tampoco tiene consecuencias judiciales). Entre ellas, hay medidas para frenar el narcotráfico, para poner fin a la impunidad, para crear una sociedad civil incluyente y también destaca una revisión de la arquitectura de seguridad del Estado: “Nosotros estamos planteando que lo que hay que tener es una seguridad para la paz y no una seguridad para la guerra. Hay que cambiar todo ese paradigma”, relata, por ejemplo, reduciendo el gasto militar y colocando a la Policía Nacional, actualmente adscrita al Ministerio de Defensa, bajo el paraguas de Interior, “como en prácticamente casi todos los países del mundo”.
Además, prosigue Valencia, la Comisión propone en el informe la creación de un ministerio de la Paz y la Reconciliación que pueda articular la implementación de los acuerdos de paz, cuyo despliegue “desafortunadamente” ha sido “muy reducido en muchos temas” durante el mandato del Gobierno saliente de Iván Duque, que ni siquiera acudió al acto de presentación del informe el pasado martes en Bogotá. El presidente electo, Gustavo Petro, no solo acudió sino que recibió el documento de manos del presidente de la Comisión de la Verdad, el sacerdote jesuita Francisco de Roux, y blandió un compromiso: “Recibo las recomendaciones de la Comisión de la Verdad y las cumpliré. Hasta la última familia en el último rincón de Colombia sabrá y tendrá estas recomendaciones”.
Valencia y Beristain hablan flanqueados por varios eurodiputados, entre ellos el socialista español Iban García del Blanco y Jordi Solé, de ERC, ambos parte de la misión electoral enviada por el Parlamento Europeo a las elecciones presidenciales de Colombia del pasado 19 de junio que finalmente ganó el exguerrillero Petro, aupando la izquierda al poder por primera vez en la historia del país. El informe aparece en “un momento crucial y de transición para Colombia”, señala García del Blanco, con cierto optimismo.
“Es una buena noticia para Colombia que haya un presidente electo que diga que está de acuerdo y que va a empujar esas recomendaciones”, dice Martín Beristain en una entrevista tras su comparecencia. “Pero esto no es una visión politizada”, añade. “Lo que estamos diciendo es que esto lo que necesita es una visión de un país incluyente que no ha tenido Colombia”.
Han sido días intensos. El médico español cuenta que trabajó en el informe casi hasta el último minuto: terminó de escribir cuatro horas antes de su presentación. “Le di a la tecla y me puse a llorar”.
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