El machismo de un diputado y el porno en el móvil de otro indignan al Parlamento británico

Las declaraciones misóginas de un parlamentario conservador se suman a la denuncia de dos diputadas del grupo contra un colega a quien acusan de ver vídeos sexuales en la Cámara

La diputada laborista Angela Rayner llega a la Cámara de los Comunes, el 2 de junio de 2020.JOHN SIBLEY (Reuters)
Londres -

La política británica orbita alrededor de un poderoso imán que la hace ir de lo sublime a lo mezquino a golpe de titulares de cualquier periódico tabloide. Sobre todo si se trata del Daily Mail, o su versión dominical del Mail on Sunday. Lo sublime, desde hace semanas, es el modo en que el Reino Unido se ha hecho hueco en el gran teatro internacional con su decidido apoyo a Ucrania. Lo mezquino se reparte e...

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La política británica orbita alrededor de un poderoso imán que la hace ir de lo sublime a lo mezquino a golpe de titulares de cualquier periódico tabloide. Sobre todo si se trata del Daily Mail, o su versión dominical del Mail on Sunday. Lo sublime, desde hace semanas, es el modo en que el Reino Unido se ha hecho hueco en el gran teatro internacional con su decidido apoyo a Ucrania. Lo mezquino se reparte entre las fiestas prohibidas de Downing Street durante el confinamiento, con su correspondiente multa a Boris Johnson, o los episodios anónimos de machismo o indecencia pública en los grupos parlamentarios conservador y laborista relatados en los últimos días.

El corresponsal de información política del Mail, Glen Owen, publicó este fin de semana una crónica que rayaba lo ridículo, con el sugerente título de Los Tories acusan a Rayner de usar la estrategia de ‘Instinto Básico’ para distraer a Boris. Los tories es el término con que se conoce a los miembros o diputados del Partido Conservador. Rayner es Angela Rayner (42 años), la número dos del Partido Laborista. Una mujer que fue madre del primero de sus tres hijos a los 16 años, de orígenes humildes, trabajadora social y sindicalista, con un carisma político arrollador y un fuerte sentido de pertenencia a la izquierda. El actual líder de la oposición, Keir Starmer, la heredó del equipo de su antecesor, Jeremy Corbyn, y no dudó en mantenerla a su lado a pesar de la diferencia de carácter que existe entre ambos. Juntos se sientan frente al primer ministro en cada sesión parlamentaria. La estrategia de Instinto Básico es el legendario descruce y cruce de piernas de Sharon Stone que probablemente ostente el récord del momento más pausado en la historia del cine. Boris es Boris Johnson.

“Sabe que nunca podrá competir con las habilidades oratorias que adquirió Boris en el club de debate universitario de Oxford Union, pero ella dispone de otras habilidades de las que él carece”, aseguraba al periodista desde el anonimato un diputado conservador, que conseguía la triple proeza, en una sola frase, de presentar al entorno del primer ministro como un grupo de niñatos de colegio y universidad de élite; hacer gala de un machismo trasnochado; y poner en duda la capacidad de concentración de Johnson frente a unas piernas. La frase en cuestión trae más bien a la memoria la expresión lela y los ojos bizcos del policía con sobrepeso que interrogaba a Stone en el famoso thriller antes que la supuesta malicia del personaje femenino. “Las mujeres que entran en política se enfrentan cada día al machismo y a la misoginia. No soy diferente al resto”, respondía Rayner el mismo domingo a través de su cuenta de Twitter. “Esta mañana hemos tenido la última dosis del periodismo de cloacas, cortesía del Mail on Sunday”, añadía.

El asunto ha indignado a políticos de uno y otro bando, hombres y mujeres, hasta el punto de protagonizar parte de la sesión de control al primer ministro de los miércoles. El propio Johnson, que no pierde ocasión de desplegar su erudición hasta cuando hace lo correcto, prometía “desatar los terrores de la tierra”, como el Rey Lear de Shakespeare, contra el diputado anónimo que había realizado el comentario machista. “De inmediato pensé que se trataba de la estupidez más machista y misógina que había escuchado, y me puse en contacto enseguida con Angela [Rayner] para tener un intercambio amistoso”, explicaba el primer ministro, que escribió a la diputada para expresarle su repulsa por lo ocurrido.

La misma repulsa que hizo constar el speaker (presidente) de la Cámara de los Comunes, Lindsay Hoyle, quien sin embargo cayó en la trampa de primerizo de intentar forzar al periódico a que revelara sus fuentes y desenmascarara al diputado de la discordia. El director del Mail on Sunday, David Dillon, anticipaba su negativa a acudir a Westminster para reunirse con Hoyle, porque los periodistas “no deben recibir instrucciones de las autoridades de la Cámara de los Comunes, por muy augustas que sean”. Y en esa línea encontraba la complicidad del experiodista Johnson. Un portavoz de Downing Street sugería a continuación que “el primer ministro no se siente nada cómodo ante la idea de que los políticos convoquen a los periodistas para dar explicaciones”.

Acto de contrición

La semana comenzaba con un acto de contrición colectivo entre los diputados británicos por el machismo que aún late en la cultura de Westminster, y elevaba el tono con la acusación contra un compañero de partido por parte de dos parlamentarias conservadoras. Ambas habían sido testigos de cómo el diputado colega se dedicaba a ver porno en su teléfono móvil durante las sesiones de debate en la Cámara de los Comunes. Lo denunciaron el pasado martes, durante una reunión del llamado Grupo 2022, que reúne a las representantes que se sientan en las dos Cámaras del Parlamento para promover un mayor equilibrio de género en el Parlamento. “Después de recibir acusaciones sobre comportamiento inapropiado en la Cámara, el jefe del grupo parlamentario ha exigido que el asunto se lleve a la Comisión de Reclamaciones y Quejas [ICGS, en sus siglas en inglés] para que sea investigado. Cualquier respuesta se adoptará tras conocer las conclusiones de esa investigación”, ha asegurado un portavoz de los conservadores.

El ICGS se constituyó hace tres años como respuesta al movimiento MeToo contra los acosos y abusos sexuales. 56 diputados han sido denunciados desde entonces. La Abogada General del Reino Unido, Suella Braverman, la principal asesora legal del Gobierno, ha defendido este jueves en la BBC que la cifra representaba una minoría entre los 650 diputados (425 hombres, 225 mujeres). “Hay algunas manzanas podridas que se salen de tono, se comportan como animales y deterioran la reputación del Parlamento”, aseguraba Braverman a continuación.

Y el debate no salpicaba exclusivamente a los conservadores. Una diputada galesa del Partido Laborista, otra vez desde el anonimato, ha acusado a uno de los miembros de la dirección del partido de describirla como un “arma secreta” y de haberle dicho que su éxito en política se debía a que “todos los hombres querían acostarse con ella”. También el principal partido de la oposición ha abierto una investigación formal para dar con el diputado.

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