Los ucranio-canadienses: entre la tristeza y la ayuda sin descanso

Canadá cuenta con la segunda comunidad más numerosa de ciudadanos de Ucrania en el exterior después de Rusia

Un orador durante una protesta en contra de la invasión rusa en Ucrania, en Montreal, el pasado 27 de febrero.ANDREJ IVANOV (AFP)

Angel Zitinzki atiende desde hace 36 años la tienda de embutidos fundada por su abuelo. El negocio, ubicado en el barrio Rosemont de Montreal, es uno sitio muy frecuentado por la comunidad ucrania de esta urbe canadiense. La familia de Zitinzki proviene de Ternópil, ciudad a unos 370 kilómetros al oeste de Kiev, aunque ella nació en Canadá. “Se respira mucha tristeza entre mis clientes. Hay mucha incertidumbre, desesperación. Antes poníamos música, hacíamos bromas”, comenta. “Tengo primos en Ucrania. No he teni...

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Angel Zitinzki atiende desde hace 36 años la tienda de embutidos fundada por su abuelo. El negocio, ubicado en el barrio Rosemont de Montreal, es uno sitio muy frecuentado por la comunidad ucrania de esta urbe canadiense. La familia de Zitinzki proviene de Ternópil, ciudad a unos 370 kilómetros al oeste de Kiev, aunque ella nació en Canadá. “Se respira mucha tristeza entre mis clientes. Hay mucha incertidumbre, desesperación. Antes poníamos música, hacíamos bromas”, comenta. “Tengo primos en Ucrania. No he tenido noticias de ellos”, agrega.

Canadá cuenta con la segunda comunidad más numerosa de ucranios en el exterior (solo detrás de Rusia). De acuerdo con el último censo, cerca de 1,4 millones de personas se identificaron como canadienses de origen ucranio. Muchos de los integrantes de esta diáspora –junto con otros canadienses- se han manifestado en contra de la guerra en ciudades como Vancouver, Winnipeg, Toronto, Montreal y Halifax. También han ocurrido protestas frente a la Embajada rusa en Ottawa.

A raíz de la invasión, Canadá impuso distintas sanciones a Moscú. “El ataque de Rusia a Ucrania es también un ataque a la democracia, al derecho internacional y a la libertad”, expresó el primer ministro, Justin Trudeau, el 24 de febrero. Ottawa inyectó 100 millones de dólares canadienses (78 millones estadounidenses) en ayuda humanitaria al país agredido. También ordenó el envío de lanzacohetes, metralletas y granadas. Este martes autorizó 50 millones de dólares canadienses (39 millones estadounidenses) adicionales en equipo militar. Asimismo, Trudeau ha estado en frecuente comunicación con Volodímir Zelenski, presidente de Ucrania. El primer ministro canadiense dijo este martes en Riga (Letonia) que Vladímir Putin “cometió un grave error al pensar que los ucranios eran débiles y que la OTAN estaba dividida”. Trudeau realiza esta semana una visita oficial a varias capitales europeas. El tema ucranio ocupa un lugar preponderante en la agenda de este viaje.

Tras varios días de incertidumbre, el Gobierno de Trudeau anunció el 3 de marzo dos programas para facilitar la llegada de refugiados ucranios a Canadá. El primero está enfocado en una estancia temporal. Las personas podrán permanecer en suelo canadiense un máximo de dos años, con un permiso de trabajo o de estudios. El segundo consiste en un trámite acelerado para reunificaciones familiares, a modo de obtener la residencia permanente. Asociaciones de ucranio-canadienses, organismos de defensa de inmigrantes y el Nuevo Partido Democrático han pedido al Gobierno canadiense anular el visado requerido por los ucranios para ingresar al país. Sin embargo, Sean Fraser, ministro de Inmigración, señaló que dicha disposición resulta imposible por motivos de seguridad.

Fraser subrayó que Canadá está dispuesto a acoger a todos los ucranianos que sean necesarios. Gobiernos provinciales y municipales han expresado que brindarán apoyo en dicha tarea. “Recibiremos a los refugiados de Ucrania con los brazos abiertos”, manifestó Heather Stefanson, primera ministra de Manitoba. El ímpetu de Stefanson no es sorpresivo: su provincia cuenta con la mayor población de personas de origen ucranio en el país. La Cruz Roja canadiense, la Fundación Canadá-Ucrania y el Congreso ucranio-canadiense, entre otros organismos, están solicitando donaciones de dinero. Las iglesias ortodoxas en Canadá siguen recibiendo ropa, alimentos no perecederos, productos de higiene personal y para bebés.

“Estamos recaudando dos tipos de apoyos. El primero es el más urgente: lo que necesitan actualmente quienes continúan en Ucrania o quienes llegaron a países vecinos. Lo mejor es donar dinero para adquirir y distribuir esa ayuda. El segundo consiste en lo que requieran las personas al llegar a Canadá”, comenta Katherine Smolinec, presidenta del capítulo montrealés de la Federación nacional ucrania de Canadá. Numerosas familias canadienses se han inscrito en listas para recibir en sus casas a ucranios. “Mucha gente está ayudando. El martes vino un señor vietnamita a dejar un donativo. Salió llorando de aquí. Muy probablemente recordó cosas de su vida”, cuenta Angel Zitinzki. Canadá dio refugio a unas 60.000 personas tras la caída de Saigón. También recibió a contingentes de países como Chile, Irán, Haití y, más recientemente, Siria.

Los primeros ucranios llegaron a suelo canadiense en 1891. Otras olas migratorias fueron incrementando su número. Los padres de Katherine Smolinec arribaron en la que desencadenó la Segunda Guerra Mundial. El 2 de diciembre de 1991, Canadá fue el primer país occidental en reconocer la independencia de Ucrania. Varios rostros conocidos forman parte de la comunidad ucranio-canadiense. Uno de ellos es Wayne Gretzki, considerado por muchos aficionados como el mejor jugador de hockey sobre hielo de todos los tiempos. Otro es el finado Alex Trebek, presentador durante décadas del programa de la televisión estadounidense Jeopardy!

Chrystia Freeland, ministra de Finanzas, viceprimera ministra y exresponsable de la cartera de Exteriores, forma también parte de este grupo. Es nieta de ucranios; su madre, nacida en un campo de refugiados en Alemania, se convirtió en una reconocida activista de la comunidad ucrania en Canadá. Freeland se ha implicado como pocos en plantar cara a Rusia por sus agresiones a Ucrania. En 2014, Canadá impuso sanciones comerciales y prohibió la entrada al país a ciertos ciudadanos rusos a raíz de la invasión de Crimea. Moscú respondió con el veto a algunos canadienses. Chrystia Freeland aparecía en la lista. “Estamos con Ucrania en esta lucha”, escribió en Twitter este miércoles la que no pocos perciben como la sucesora natural de Trudeau.

En días recientes, dos iglesias ortodoxas y un centro comunitario ruso sufrieron pintadas vandálicas en Canadá tras el inicio de la invasión de Vladímir Putin. El Congreso ucranio-canadiense se pronunció en contra de estos hechos, reprobando los actos de vandalismo, violencia y acoso hacia cualquier comunidad. “Estamos desbordados y estresados con todo el trabajo para enviar ayuda humanitaria. No tenemos el tiempo o el deseo de crear tensiones con la comunidad rusa”, afirma Katherine Smolinec.

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