Condenado a cadena perpetua en Alemania un yihadista iraquí por genocidio contra la minoría yazidí
Se trata del primer juicio que castiga la persecución y asesinato sistematizado de la minoría religiosa kurda orquestado por ISIS
Un iraquí, de 29 años, perteneciente al grupo terrorista Estado Islámico (ISIS, en sus siglas en inglés), ha sido condenado este martes a cadena perpetua en Alemania por genocidio y crímenes contra la minoría yazidí. El Tribunal Regional Superior de Fráncfort ha sentenciado que Taha Al J. es “culpable de genocidio y de crimen contra la humanidad, de guerra y complicidad en crímenes de guerra”. En 2015, el yihadista encadenó en Irak a una niña yazidí de cinco años ―a la que tenía esclavizada, junto con su madre― en un patio bajo un sol abrasador y a 45 grados. Y la dejó allí para que muriera de...
Un iraquí, de 29 años, perteneciente al grupo terrorista Estado Islámico (ISIS, en sus siglas en inglés), ha sido condenado este martes a cadena perpetua en Alemania por genocidio y crímenes contra la minoría yazidí. El Tribunal Regional Superior de Fráncfort ha sentenciado que Taha Al J. es “culpable de genocidio y de crimen contra la humanidad, de guerra y complicidad en crímenes de guerra”. En 2015, el yihadista encadenó en Irak a una niña yazidí de cinco años ―a la que tenía esclavizada, junto con su madre― en un patio bajo un sol abrasador y a 45 grados. Y la dejó allí para que muriera de sed. En octubre pasado, su esposa, la alemana Jennifer W., que perteneció también al grupo terrorista, fue condenada a 10 años de cárcel por haber dejado morir de sed a la niña, cuando vivía con su marido en Irak. El caso es histórico: es el primero en el mundo que juzga el genocidio de los yazidíes por parte del ISIS.
El condenado se había unido a la milicia yihadista en 2013. En el verano de 2014, durante una operación del Estado Islámico en la región de Sinyar (Irak), esclavizó a la niña y a su madre Nora T., las humilló y abusó de ellas. La mujer era golpeada a diario mientras estuvo en la casa de la pareja, según contó en el juicio en el que se presentó como acusación particular. También denunció que fue violada en innumerables ocasiones por militantes de ISIS.
En la época que madre e hija fueron secuestradas, ISIS incluyó a los yazidíes como objetivo al considerarlos “infieles”. Los yazidíes no son musulmanes, sino que pertenecen a una minoría religiosa de origen kurdo, cuyas creencias se basan en el zoroastrismo y que se remonta al 2.000 a.C. El señalamiento de ISIS dio origen a asesinatos masivos del colectivo, su esclavización así como el sometimiento a tortura y violencia sexual, según argumentó la acusación, representada por tres abogados, entre ellos, la líbanobritánica Amal Clooney. La abogada y activista lidera ―junto a la Premio Nobel de la paz 2018, Nadia Murad que también fue esclavizada por el ISIS y procedente de la misma aldea que las víctimas de ese caso― una campaña para reconocer como genocidio los crímenes contra los yazidíes. Esta minoría está formada por 700.000 personas, la mayor parte de ellas instaladas en el norte de Irak.
El inicio del juicio a Taha Al J. por los cargos de genocidio, crímenes de lesa humanidad, crímenes de guerra y tráfico de personas dio comienzo en abril de 2020. Durante el proceso judicial, la madre de la pequeña reveló el calvario que sufrió su hija, “atada a una ventana” en el exterior de la casa, bajo temperaturas que “podían alcanzar los 45 grados”, según la Fiscalía. Así castigaba el condenado a la pequeña por haberse orinado en un colchón. El pasado octubre, un tribunal de Múnich condenó a una pena de 10 años de cárcel a Jennifer W., yihadista alemana y esposa de Taha Al J., después de ser encontrada culpable como cómplice en la tortura y muerte de la niña ejecutada por su esposo.
Según la fiscalía, Jennifer W, cuando vivía con su marido en Irak, asistió impasible a la muerte de la niña yazidí de cinco años a la que la pareja tenía esclavizada junto con su madre. La condenada pudo haberlo evitado, pero no lo hizo, concluyó el tribunal. Jennifer W. fue arrestada en territorio alemán cuando intentaba volver a Siria en junio de 2018. El FBI estadounidense y los servicios secretos alemanes le tendieron una trampa: unos hombres fingieron que iban a ayudarla a regresar al califato, a través de Grecia. Un año más tarde, Taha Al J. fue detenido en Grecia.
El tribunal de Fráncfort le ha concedido una indemnización de 50.000 euros por daños y perjuicios. Alemania, donde vive una importante diáspora yazidí, se ha convertido en uno de los pocos países que ha aceptado juzgar los abusos cometidos por el ISIS contra esta minoría.
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