Alemania suspende temporalmente la certificación del polémico gasoducto ruso Nord Stream 2
La decisión del regulador retrasa la puesta en marcha de la infraestructura controlada por la gasista estatal de Rusia
La puesta en marcha del controvertido gasoducto Nord Stream 2 peligra. Alemania ha suspendido temporalmente el proceso de certificación de la infraestructura que pretende llevar el gas ruso directamente a Alemania a través del mar Báltico, sin pasar por Polonia y Ucrania. La certificación de la Agencia Federal de Redes, el organismo gubernamental que regula las telecomunicaciones, la electricidad, el gas, correos y ferrocarriles, es imprescindible pa...
La puesta en marcha del controvertido gasoducto Nord Stream 2 peligra. Alemania ha suspendido temporalmente el proceso de certificación de la infraestructura que pretende llevar el gas ruso directamente a Alemania a través del mar Báltico, sin pasar por Polonia y Ucrania. La certificación de la Agencia Federal de Redes, el organismo gubernamental que regula las telecomunicaciones, la electricidad, el gas, correos y ferrocarriles, es imprescindible para que la instalación pueda ponerse en funcionamiento.
La decisión, que coincide con un momento de alta tensión entre Rusia y Occidente por los movimientos de tropas rusas junto a la frontera de Ucrania y con la crisis de la frontera entre la Unión Europea y Bielorrusia, aliado de Moscú, supone un revés para los planes de la empresa operadora, Nord Stream 2 AG, con sede en Suiza y controlada por Gazprom, la gasista estatal rusa. La autorización podría demorarse hasta el verano que viene.
El Gobierno alemán, que está en funciones mientras socialdemócratas, verdes y liberales negocian una posible coalición, no ha valorado la decisión de su agencia. El Ministerio de Economía se ha limitado a señalar que se trata de “cuestiones puramente regulatorias”. El Gobierno ruso se ha mantenido en silencio tras la suspensión. El representante de Rusia ante la UE, Vladimir Chizhov, ha asegurado que es pronto para sacar conclusiones. “Hasta el momento, de la parte oficial, principalmente de Alemania, que es el destinatario del proyecto, no hemos escuchado ninguna declaración política al respecto”, ha dicho en la televisión estatal rusa. “Tenemos que averiguar con qué está conectada [la decisión] antes de sacar conclusiones”, ha añadido.
El Nord Stream 2 es más que un gasoducto. Su construcción ha estado envuelta en polémica desde hace años por el aumento de la dependencia energética del gas ruso que supone para Europa, según sus críticos. Un punto central en la controversia es Ucrania, y el hecho de que el gas ruso deje de fluir por su territorio, lo que implica la pérdida de centenares de millones de euros en derechos de paso, una peor posición de fuerza para la antigua república soviética y una mayor vulnerabilidad respecto a Moscú. Alemania, que se ha jugado mucho capital político defendiendo el proyecto frente a sus socios de la Unión Europea, manda ahora una señal aparentemente contradictoria al poner trabas a la entrada en funcionamiento del gasoducto.
Muchas voces en la UE acusan a Rusia de aprovechar —e incluso de crear— la crisis energética que vive el continente para tratar de acelerar la aprobación de la infraestructura. Rusia suministra a la UE un tercio de su gas y en las últimas semanas Moscú no ha exportado todo el gas que Europa requería, ciñéndose solo a garantizar sus contratos a largo plazo y sin abrir la mano, lo que llevó a un mercado volátil a subir los precios.
El presidente ruso, Vladímir Putin, tiene la llave del gas. Este martes, el impacto de la decisión del regulador alemán ya se ha notado en los precios: el gas natural europeo subió hasta un 12%, el precio más alto en tres semanas. Los mercados están muy atentos al Nord Stream 2; muchos analistas esperan que Rusia aumente significativamente los suministros solo cuando se apruebe el gasoducto, como Moscú no deja de insinuar. Sin embargo, el precio de las acciones de Gazprom cayó un 2% con la noticia.
Gazprom no ha reservado capacidad de tránsito adicional para diciembre a través de los gasoductos de Ucrania ni del que atraviesa Bielorrusia y Polonia, el Yamal. Las reservas en los almacenamientos europeos que controla son bastante menores que en estas mismas fechas de años anteriores, lo que también explica el fuerte aumento de los precios en octubre. Moscú podría dejar traslucir su descontento por la decisión alemana dejando que la demanda sea mucho mayor que la oferta y, por tanto, subiendo aún más los precios a las puertas del invierno.
La suspensión temporal de la certificación del gasoducto, cree Dmitri Marinchenko, experto de la consultora de Fitch Ratings, crea una situación de incertidumbre en el mercado porque aún no está claro si Gazprom estará lista para aumentar significativamente los suministros a Europa antes del lanzamiento de Nord Stream 2. Marichenko cree que la decisión de este martes no entraña razones políticas sino “de procedimiento” del gasoducto. “La certificación avanza con bastante lentitud; lo más probable es que el proyecto se lance en el mejor de los casos al final de la temporada de calefacción”, ha comentado a la agencia Tass.
“Después de examinar los documentos, la Agencia Federal de Redes concluyó que la certificación del operador de la línea Nord Stream 2 solo es posible si el operador está organizado de forma legal según la ley alemana”, asegura el comunicado que el organismo ha hecho público este martes. Las características del operador del gasoducto entran en conflicto con la legislación europea, que es muy estricta en la defensa de la competencia en el mercado energético del bloque.
Un tribunal alemán decidió en agosto pasado que el Nord Stream 2 debe someterse a las normas energéticas de la Unión Europea, según las cuales las empresas que producen y suministran gas dentro de la Unión deben estar desvinculadas de las actividades de transporte. El objetivo es garantizar la competencia del mercado, de forma que los gestores de las redes de transporte —donde la competencia no es posible o no está permitida— no favorezcan sus propias actividades de suministro en detrimento de proveedores independientes. Esto supone un problema para el operador de Nord Stream 2, que ejerce a la vez las tres facetas.
Para sortear ese requisito, la empresa ha decidido crear una filial que opere la instalación en territorio alemán. El proceso de certificación, señala el regulador, “permanecerá suspendido hasta que se complete la transferencia de los activos esenciales y los recursos a la filial”. La agencia alemana quiere asegurarse de que la filial es realmente independiente. El plazo para que la agencia termine el examen acaba en enero, pero después el proyecto pasaría a manos de la Comisión Europea, que tendría hasta cuatro meses para hacer su propia evaluación. Tras su luz verde, la Agencia Federal de Redes volvería a tener dos meses para emitir la certificación final. Sin ella el gasoducto no puede operar, bajo la amenaza de multas elevadas.
“Nuestra empresa da este paso [establecer una filial] para garantizar el cumplimiento de las normas y reglamentos aplicables”, señaló a EL PAÍS un portavoz de Nord Stream 2, que no quiso aventurar cuánto retraso puede suponer para sus planes la decisión de la agencia alemana: “No estamos en condiciones de comentar los detalles del procedimiento, su posible duración y los impactos en el momento del inicio de las operaciones del gasoducto”. Varios expertos hablan ya de que el Nord Stream 2 no empezaría a bombear gas hasta el próximo verano.
La construcción de Nord Stream 2, que tiene capacidad para suministrar 55.000 millones de metros cúbicos de gas a Europa cada año a través de 2.460 kilómetros de tuberías, terminó en septiembre después de muchos avatares por las sanciones que el Gobierno de Estados Unidos —que también quiere colocar en el mercado europeo su propio gas— impuso a las empresas participantes. En verano Estados Unidos y Alemania acordaron poner fin a la disputa y se comprometieron a aplicar sanciones a Moscú si usaba el Nord Stream 2 contra Ucrania. Hace tres semanas se daba por hecho que la autorización era inminente. El Ministerio de Economía certificó oficialmente que el proyecto “no pone en peligro la seguridad del suministro de gas a Alemania y la Unión Europea”.
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