Miles de extremistas judíos desafían al nuevo Gobierno con una marcha en Jerusalén

Un masivo despliegue policial vigila el desvío el desfile fuera del barrio musulmán de la Ciudad Vieja

Nacionalistas israelíes, el 15 de junio de 2021 en la puerta de Damasco, en la Ciudad Vieja de Jerusalén.ATEF SAFADI (EFE)
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Jerusalén Este revivió el martes las escenas de tensión que precedieron hace un mes al mayor estallido bélico de los últimos siete años entre Israel y las milicias de Gaza. Cerca de 5.000 extremistas judíos marcharon ante el recinto amurallado de la Ciudad Vieja coreando reivindicaciones nacionalistas, en un desfile interpretado como un desafío al Gobierno israelí de amplia coalición constituido el domingo. El despliegue de más de 2.000 policías impidió que se registraran enfrentamientos con cientos de contramanifestantes palestinos y vigiló que la marcha siguiera el trayecto previsto, desviad...

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Jerusalén Este revivió el martes las escenas de tensión que precedieron hace un mes al mayor estallido bélico de los últimos siete años entre Israel y las milicias de Gaza. Cerca de 5.000 extremistas judíos marcharon ante el recinto amurallado de la Ciudad Vieja coreando reivindicaciones nacionalistas, en un desfile interpretado como un desafío al Gobierno israelí de amplia coalición constituido el domingo. El despliegue de más de 2.000 policías impidió que se registraran enfrentamientos con cientos de contramanifestantes palestinos y vigiló que la marcha siguiera el trayecto previsto, desviado de su tradicional recorrido por una zona con mayoría de población palestina.

Miles de jóvenes, en su gran mayoría colonos ultraderechistas y religiosos, saltaron sincopadamente bajo un mar de banderas israelíes ante la emblemática puerta de Damasco, aunque sin atravesar, como en anteriores ediciones del desfile, el principal acceso al barrio musulmán del casco histórico. Participaban en el cortejo nacionalista judío del Día de Jerusalén, conmemoración de la conquista de la parte oriental de la ciudad por las tropas israelíes en 1967. La celebración oficial fue suspendida el pasado 10 de mayo por el lanzamiento de cohetes desde Gaza contra la provincia de Jerusalén, una acción que desencadenó 11 jornadas de hostilidades entre el Ejército israelí y los brazos armados de Hamás y la Yihad islámica.

Los islamistas de Gaza cumplieron entonces su amenaza, pero ayer se limitaron a lanzar una veintena de globos incendiarios hacia zonas cultivadas fronterizas del sur de Israel. El Ejército israelí respondió atacando por la noche un campo de entrenamiento en el sur de la franja de Gaza. Fuentes egipcias citadas por la prensa árabe aseguraron que tanto Hamás como la Yihad Islámica se habían comprometido a no desencadenar ahora una escalada. Egipto, que medió en el alto el fuego que puso fin a los enfrentamientos armados en mayo, ha desplegado equipos militares con maquinaria pesada en la franja para iniciar los trabajos de reconstrucción de las zonas dañadas por los bombardeos israelíes.

A primera hora de la tarde, las fuerzas de seguridad habían cargado con unidades antidisturbios a caballo para despejar los alrededores de la puerta de Damasco de manifestantes palestinos, 17 de los cuales fueron detenidos y otros 27 resultaron heridos, que protestaban contra la presencia de radicales judíos en Jerusalén Este. La marcha nacionalista israelí prosiguió su curso por el exterior de las murallas hacia el barrio judío, bordeando apenas el barrio musulmán, hasta concluir en una gran concentración ante la explanada del Muro de las Lamentaciones.

“La tensión está volviendo a aumentar en Jerusalén en un momento políticamente muy sensible”, advirtió el enviado de Naciones Unidas para Oriente Próximo, Tor Wennesland. La constitución de un nuevo Gobierno en Israel tras 12 años de mandatos consecutivos del conservador Benjamín Netanyahu se ha producido mientras la ONU y Egipto intentan aún consolidar el alto el fuego que entró en vigor el 21 de mayo en Gaza. Wennesland llamó a ambos bandos a evitar acciones que puedan ser vistas como “provocaciones”.

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Durante el pasado mes de Ramadán (a caballo entre abril y mayo) se sucedieron los enfrentamientos en Jerusalén entre policías y manifestantes palestinos en la mezquita de Al Aqsa, tercer lugar sagrado del islam situado en la Ciudad Vieja, y en el cercano distrito de Sheij Yarrah, ante la amenaza de expulsión de decenas de familias palestinas por una organización de colonos. Israel considera Jerusalén como su capital única e indivisible, mientras los palestinos aspiran a convertir la parte oriental de la Ciudad Santa en capital de su futuro Estado.

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