Netanyahu apela a la unidad de la derecha ante el desafío de un gobierno de toda la oposición
El presidente de Israel plantea formar “alianzas poco convencionales” para evitar las quintas elecciones desde 2019
“Que vuelvan a casa”. En una intervención televisada en horario de máxima audiencia, Benjamín Netanyahu apeló en la noche del miércoles a dos partidos disidentes del bloque conservador a reintegrarse bajo su mando en un “Gobierno de unidad”. O la derecha sigue al timón de Israel o vendrá el caos en forma de Ejecutivo de toda la oposición, fue el mensaje en clave apocalíptica lanzado por el primer ministro tras haber fracasado hace una semana en su intento de consolidar una mayoría en las ...
“Que vuelvan a casa”. En una intervención televisada en horario de máxima audiencia, Benjamín Netanyahu apeló en la noche del miércoles a dos partidos disidentes del bloque conservador a reintegrarse bajo su mando en un “Gobierno de unidad”. O la derecha sigue al timón de Israel o vendrá el caos en forma de Ejecutivo de toda la oposición, fue el mensaje en clave apocalíptica lanzado por el primer ministro tras haber fracasado hace una semana en su intento de consolidar una mayoría en las cuartas legislativas celebradas en dos años en Israel.
La polarización extrema y el bloqueo político han dejado al ala de partidos conservadores y religiosos encabezado por el Likud de Netanyahu a las puertas de la mayoría absoluta, con 52 de los 120 escaños de la Kneset (Parlamento), y a expensas de que se decante a su favor, con otros siete diputados, el partido nacionalista Yamina, liderado por el exministro Naftali Bennett.
En contraposición, el denominado frente del cambio suma una mayoría raspada de 61 parlamentarios entre una heterogénea oposición que va desde los partidos árabes israelíes —que aspiran a representar a una quinta parte de la población del país— hasta la derecha escindida del Likud, pasando por la izquierda laborista y los liberales de centro.
La primera intervención pública de Netanyahu desde la noche electoral del pasado día 23 estuvo marcada por un inusual tono de alarma y excepcionalidad. El líder del Likud invitó a Bennett y al también exministro conservador Gideon Saar —que con su partido Nueva Esperanza ha obtenido seis escaños— a “volver a su espacio natural”. “Los electores han hablado con voz clara en apoyo de un Gobierno de la derecha fuerte y estable”, resaltó.
Saar rompió con Netanyahu el pasado mes de diciembre después de haber desafiado su liderazgo en el Likud en unas primarias internas. Al contrario que Bennett, que se ha mostrado ambivalente, este dirigente conservador de discurso templado y programa ultranacionalista se puso de lado de la oposición durante la campaña electoral para defender un “Gobierno del cambio” tras más de 12 años de mandato interrumpidos de Netanyahu. “Dejemos nuestros pasados desacuerdos de lado y formemos un Gobierno amplio de la derecha, como quiere la gente”, sostuvo el primer ministro en defensa de su tesis de concentrar a todos los partidos conservadores con una mayoría sólida de 65 escaños en la Kneset.
“Cualquier otra fórmula de Gobierno [que no sea la gran derecha] implicará una coalición de izquierdas inestable y que se disolverá rápidamente”, enfatizó el primer ministro en funciones, quien previno sobre un inevitable retroceso en los logros alcanzados en la campaña de vacunación masiva y los acuerdos de normalización de relaciones con países árabes. “Sería un desastre para Israel y para su economía”, alertó.
El mensaje de vuelta al hogar no pareció surtir efecto. Tras la intervención de Netanyahu, Bennett prosiguió con su discurso equidistante entre el bloque gubernamental y el de la oposición. “No buscamos el reparto de poder, sino lo mejor para el interés de los ciudadanos”, zanjó la cuestión con una evasiva su partido en un comunicado, citado por el diario Haaretz. Saar fue más concreto en Twitter al ignorar la oferta de su antiguo jefe de filas. “Si Netanyahu sigue en el poder, actuará en su propio beneficio y no el de Israel”, advirtió. “Tiene que dejar el camino libre para que podamos seguir adelante”.
Netanyahu desencadenó a finales de 2018 un ciclo electoral que parece no tener fin. Su objetivo central era asegurarse una coalición gubernamental con mayoría absoluta para blindarse ante la acción de la justicia.
El presidente del Estado de Israel, Reuven Rivlin, comenzará las consultas para la formación de Gobierno el próximo lunes. Ese mismo día, Netanyahu tiene previsto comparecer ante el tribunal de Jerusalén que le juzga por tres casos de soborno, fraude y abuso de poder. Tras recibir este miércoles los resultados de los comicios, Rivlin se mostró a favor de “alianzas poco convencionales” —en alusión a la inclusión de los partidos árabes en los acuerdos de investidura—, a fin de evitar la convocatoria automática de las quintas elecciones en poco más de dos años. Aunque sea a costa de la reelección del primer ministro.