El Reino Unido llora la muerte por covid-19 del capitán Moore, el héroe del primer confinamiento
El veterano de la II Guerra Mundial recaudó a sus 100 años casi 34 millones de euros para el Servicio Nacional de Salud con sus paseos por el jardín durante la primera ola
Thomas Moore combatió en el ejército británico durante la II Guerra Mundial en la India y Sumatra, pero cautivó a toda una nación muchos años después cuando comenzó a dar vueltas por el jardín de su casa, con la ayuda de un andador. Era el mes de abril, y los británicos sufrían acongojados el impacto de la primera ola de la covid-19. Moore se propuso recorrer el mismo circuito un centenar de veces antes de que cumpliera 100 años el 30 de ese...
Thomas Moore combatió en el ejército británico durante la II Guerra Mundial en la India y Sumatra, pero cautivó a toda una nación muchos años después cuando comenzó a dar vueltas por el jardín de su casa, con la ayuda de un andador. Era el mes de abril, y los británicos sufrían acongojados el impacto de la primera ola de la covid-19. Moore se propuso recorrer el mismo circuito un centenar de veces antes de que cumpliera 100 años el 30 de ese mes. Lo hizo mucho antes, el 16 de abril. Su última vuelta fue retransmitida por todas las televisiones británicas. El anciano, impecablemente trajeado y con sus condecoraciones militares visibles, recorrió los últimos metros escoltado por soldados del Regimiento de Yorkshire, que le saludaron al pasar. Moore recaudó en su empeño casi 34 millones de euros para el Servicio Nacional de Salud (NHS, en sus siglas en inglés). Este martes ha muerto de la covid-19 en el hospital de Bedford, después de que hubiera dado positivo por coronavirus unos cuantos días antes. “El último año de la vida de nuestro padre fue excepcional. Se sintió rejuvenecido, y vivió cosas que solo había soñado antes. Aunque ha estado en el corazón de tanta gente por un breve tiempo, vivirá para siempre en los nuestros”, han dicho sus cuatro hijos en un comunicado público.
Fue justo el tiempo en el que los ciudadanos británicos comenzaron a comprobar que el virus que ya había hecho estragos en otras partes de Europa comenzaba a extenderse de modo desenfrenado por el Reino Unido, con un Gobierno que había reaccionado tarde y erráticamente. Moore se convirtió en un ancla de decencia y solidaridad. Miles de niños le escribían cartas de ánimo y agradecimiento, y los periódicos le convirtieron en el héroe que se echaban en falta tanto en Downing Street como en otras instancias de poder. El primer ministro británico, Boris Johnson, se aferró a una indiscutible figura de autoridad para galvanizar a los británicos. “Sus esfuerzos heroicos han elevado el espíritu de toda una nación”, dijo el primer ministro. El Duque de Cambridge se refirió al anciano veterano como “una máquina de recaudar dinero compuesta por un solo hombre”.
La Reina Isabel II, aislada durante meses en el Castillo de Windsor, se dejó ver en los jardines de esa residencia el pasado mes de julio para investir caballero a Moore, en una solemne ceremonia en la que dos personas que sumaban juntos más de 180 años simbolizaban la resistencia de una nación. El Palacio de Buckingham ha anunciado, nada más conocer la noticia del fallecimiento, que la Reina había mandado un mensaje de condolencia a la familia en el que “reconocía el modo en que Moore inspiró ánimo a esta nación y a todo el mundo”. Johnson ha emitido un comunicado público en el que ha definido al veterano como “un héroe, en el sentido más verdadero de la palabra”. “En los días más oscuros de la Segunda Guerra Mundial luchó por la libertad, y en la peor crisis vivida por este país después de la guerra, no unió a todos, nos animó y personificó el triunfo de la voluntad humana”.
“La atención que ha recibido nuestro padre por parte del NHS durante las últimas semanas y años de su vida ha sido extraordinaria. Han sido de una profesionalidad intachable, amables y compasivos, y nos han regalado muchos más años con él de los que podríamos haber podido imaginar”, han dicho sus hijos y nietos.
Al padecer una neumonía durante los días previos a su ingreso hospitalario, Moore no pudo recibir la vacuna, a diferencia de la gran mayoría de británicos mayores de 80 años. Durante años había vivido retirado en la Costa del Sol española, pero la demencia padecida por su esposa obligó al matrimonio a regresar al Reino Unido. Enviudó en 2007, y pasó juntos a sus hijos y nietos la última etapa de su vida, la más gloriosa, en la localidad de Berdfordshire.