La sombra del ‘apartheid’ planea sobre la democracia israelí

La ONG pacifista B’Tselem denuncia por primera vez que el “supremacismo judío” y la discriminación de los palestinos cuestionan la identidad democrática de Israel

Un palestino protesta contra los asentamientos ante soldados israelíes, el viernes en Hebrón.DPA vía Europa Press (Europa Press)

La ONG israelí defensora de los derechos humanos B’Tselem, con más de tres décadas de experiencia de supervisión sobre la ocupación de los territorios palestinos, ha dado un vuelco a la disidencia interna en el Estado judío al declarar que Israel ya no debe ser considerada una democracia plena. B’Tselem sostiene en un documento de toma de posición publicado este martes que la política del primer ministro Benjamín Netanyahu ha promovido un apartheid de facto que se perpet...

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La ONG israelí defensora de los derechos humanos B’Tselem, con más de tres décadas de experiencia de supervisión sobre la ocupación de los territorios palestinos, ha dado un vuelco a la disidencia interna en el Estado judío al declarar que Israel ya no debe ser considerada una democracia plena. B’Tselem sostiene en un documento de toma de posición publicado este martes que la política del primer ministro Benjamín Netanyahu ha promovido un apartheid de facto que se perpetúa para millones de palestinos desde 1967.

La Ley del Estado Nación Judío, aprobada en 2018, que relega como “ciudadanos de segunda” al 20% de israelíes de origen palestino, y la propuesta de anexión parcial de Cisjordania, ­prevista en 2020 en el plan de paz de Donald Trump y suspendida tras la normalización de relaciones con Emiratos, han sido, a juicio de esta ONG vinculada a la izquierda, las últimas vueltas de tuerca de una política “supremacista judía” sobre la población árabe que vive entre el río Jordán y el mar Mediterráneo.

Es la primera vez que una ONG pacifista que aspira a actuar como conciencia crítica de Israel –en la línea de Rompiendo el Silencio (de veteranos del Ejército) o Paz Ahora (fundada por intelectuales como el escritor Amos Oz)– cuestiona la existencia de un sistema democrático dentro del territorio internacionalmente reconocido de Israel, en sus fronteras originales de la Línea Verde de 1948.

B’Tselem argumenta que la realidad sobre el terreno refleja una política de segregación en los territorios palestinos, que Israel ocupa y administra como si prácticamente fueran una sola entidad con el propio Estado hebreo. Ante las nuevas elecciones en marzo, las cuartas convocadas en menos de dos años, el documento ahora publicado, titulado Esto es apartheid, representa un aldabonazo para la menguante izquierda israelí.

En sus conclusiones, la ONG sostiene que el Gobierno de Israel pretende “judeizar” todo el territorio de la Palestina del mandato británico (1918-1948) desde el Jordán hasta el Mediterráneo, restringe el derecho a la libertad de movimientos de los palestinos y les priva de la ciudadanía y la plena participación democrática en “un sistema político que gobierna sus vidas y determina su futuro”. En resumen: “No hay ya dos regímenes paralelos” –como se ha intentado hacer ver hasta ahora–, “sino uno solo”, que ejerce el poder sobre toda la población bajo su control con distintos raseros.

El director de B’Tselem, Hagai Elad concluye que la nueva declaración política publicada de la ONG supone un “llamamiento al cambio”. “De la misma forma que fueron las personas quienes crearon este régimen”, advierte Elad, “las personas también pueden cambiar” un sistema que ya ha atravesado el umbral del Estado único binacional, con segregación de derechos entre sus habitantes.

Por ejemplo, Israel no ha construido ni una sola comunidad nueva para la población árabe entre el Jordán y el Mediterráneo, de acuerdo con los datos de B’Tselem, salvo para agrupar a beduinos nómadas privados de sus tierras de pastoreo. El control sobre censos de población, registros de propiedad y las fronteras (salvo de la de Rafah, entre Gaza y Egipto) otorga a Israel una posición dominante.

B’Tselem asegura que no va a alterar su línea de trabajo de supervisión de los derechos humanos en los territorios ocupados para entrar en política, pero quiere abrir un debate: Israel ya no es una democracia que existe en su propio territorio en paralelo a la ocupación militar temporal de otro. “Esperamos que otros actualicen también de forma realista su marco de trabajo y análisis”, adelanta en un comunicado. “El supremacismo judío se aplica de modo geográfico, demográfico y político (...) mientras los palestinos viven en un espacio fragmentado con diferentes derechos”, enfatiza la declaración de la ONG israelí.

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