Una nueva caravana de hondureños pone rumbo a Estados Unidos tras el paso de los huracanes Eta e Iota
Cientos de personas que lo han perdido todo en las inundaciones partieron de San Pedro Sula este miércoles. La policía hondureña impide cruzar a Guatemala a quienes no llevan prueba PCR negativa
Cientos de migrantes hondureños pusieron rumbo en la noche del miércoles hacia Estados Unidos en una nueva caravana de migrantes, la primera que se forma después de que dos potentes huracanes, Eta e Iota, azotaran al país centroamericano dejando a decenas de miles de familias sin hogar ni forma de subsistencia. Un primer grupo de migrantes salió de la estación de autobuses de San Pedro Sula, la zona más afectada por las inundaciones, en la noche del miércoles, mientras que otro le siguió a primera ho...
Cientos de migrantes hondureños pusieron rumbo en la noche del miércoles hacia Estados Unidos en una nueva caravana de migrantes, la primera que se forma después de que dos potentes huracanes, Eta e Iota, azotaran al país centroamericano dejando a decenas de miles de familias sin hogar ni forma de subsistencia. Un primer grupo de migrantes salió de la estación de autobuses de San Pedro Sula, la zona más afectada por las inundaciones, en la noche del miércoles, mientras que otro le siguió a primera hora del jueves.
“Tras el paso de los huracanes nos quedamos sin trabajo, y en el país no hay opciones”, le dijo a los periodistas Carlos González, un migrante de Sonaguera, en el departamento caribeño de Colón, según informa la agencia Efe. “No tenemos opciones de nada y si llegamos a la USA [Estados Unidos] vamos a tener un futuro mejor”. Otro migrante que no se identificó, pero aseguró proceder de los campos bananeros de El Progreso, al norte del país, dijo haber tomado la decisión tras perderlo todo. “Nos hemos quedado sin nada, me acompaña mi esposa y mi hija, sabemos que es riesgoso, pero si uno no arriesga no consigue lo que uno quiere”, afirmó.
Imágenes divulgadas en las redes sociales y los medios de comunicación locales mostraron a los migrantes, entre los que hay muchas familias con niños pequeños, rezando antes de comenzar el camino, y después avanzando, algunos de ellos con mascarillas, hacia la frontera con Guatemala, donde encontrarían su primer obstáculo. Una portavoz del Instituto Nacional de Migración de Guatemala le dijo a EL PAÍS que un grupo de entre 250 y 350 migrantes que avanzaban hacia el puesto fronterizo de Agua Caliente se había desintegrado “como resultado de las coordinaciones binacionales [cooperación entre los dos países] con Honduras para el abordaje integral de la caravana”. Según dijo, las autoridades guatemaltecas no esperaban la llegada de grupos más grandes.
Los agentes impidieron la entrada a Guatemala a aquellos que no portaban una prueba de covid o a los que tenían a su cargo a menores sin ningún tipo de documentación, que eran la mayoría. “Estamos aquí para orientar a los hondureños sobre las restricciones que está poniendo Guatemala para poder ingresar. Lo que se piden son las pruebas de covid-19 que son las pruebas PCR. Hay personas que tampoco llevan sus documentos entonces se han tenido que regresar”, dijo el comisario de Policía José Ferrufino a Radio Progreso. Según la información de la emisora, ante el operativo policial, algunos migrantes estaban tratando de cruzar por puntos ciegos de la frontera.
El medio independiente Contracorriente publicó el vídeo de una de las migrantes retenidas, que viajaba con su esposo y su hijo, llorando después de que les impidieran continuar su camino por falta de documentos. “Quieren que nos regresemos a nuestro país, pero en nuestro país no hay nada”, lamentaba la mujer, que se identificó como Ángela Castellanos.
En octubre pasado, la primera caravana de migrantes centroamericanos que se formó en Honduras desde el inicio de la pandemia fue disuelta por las autoridades guatemaltecas. Con el argumento de la puesta en marcha de los protocolos sanitarios por la crisis del coronavirus, el Gobierno de Alejandro Giammattei deportó entonces a más de 3.500 hondureños, según cifras oficiales.
Entonces, a los ciudadanos que huían de su país les impulsaba la fuerte crisis económica provocada por la pandemia, a la que ahora se suma la generada por los desastres climáticos. Precisamente, tras el golpe de los huracanes Eta e Iota, los presidentes de Honduras y Guatemala alertaron del posible incremento de las migraciones climáticas. “Si no queremos hordas de centroamericanos buscando irse a otros países en mejores condiciones de vida tenemos que generar en Centroamérica muros de prosperidad”, advirtió el presidente guatemalteco el mes pasado cuando Iota estaba a punto de azotar a Centroamérica.
“Imagina a alguien que lo ha perdido todo, su casa, su fuente de ingresos, que no tiene esperanzas y cree que no tiene nada, pero tiene a un familiar [en Estados Unidos] que le dice: ‘Vente’”, dijo, por su parte, el hondureño Juan Orlando Hernández en una entrevista reciente con The Washington Post. Por el momento, el mandatario no se ha pronunciado sobre esta nueva caravana que es la primera que se forma desde que Joe Biden ganó la presidencia de Estados Unidos con un discurso menos duro frente a la migración que su predecesor Donald Trump.