LA BRÚJULA EUROPEA

El miedo va a cambiar de bando (una frase que habla de un mundo)

Una declaración de Macron tras un atentado islamista arroja luz sobre el protagonismo y la compleja gestión del nacionalpopulismo

Emmanuel Macron, este viernes en Pontoise, cerca de París.LUDOVIC MARIN (AFP)

El lenguaje de la política suele ser llano. Hay oradores buenos y mediocres, moderados y radicales, fidedignos o mentirosos; pero, por lo general, el significado que sus palabras vehiculan está claro. Simplemente hay que decidir si se comparte o no, si se cree o no. Luego, de vez en cuando, afloran declaraciones que parecen tener un mundo entero detrás, raíces infinitas llenas de explicaciones. Puede que sea el caso de lo que dijo recientemente el presidente de Francia, Emmanuel Macron, después de ...

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El lenguaje de la política suele ser llano. Hay oradores buenos y mediocres, moderados y radicales, fidedignos o mentirosos; pero, por lo general, el significado que sus palabras vehiculan está claro. Simplemente hay que decidir si se comparte o no, si se cree o no. Luego, de vez en cuando, afloran declaraciones que parecen tener un mundo entero detrás, raíces infinitas llenas de explicaciones. Puede que sea el caso de lo que dijo recientemente el presidente de Francia, Emmanuel Macron, después de la decapitación de un profesor en un ataque de inspiración islamista radical. “El miedo va a cambiar de bando”, advirtió el mandatario.

Intentemos seguir las sendas que esa frase abre. Es obvio que tras un crimen de esa naturaleza se espera de los líderes una respuesta firme. La formulación, sin embargo, es cuando menos inusual por la vehemencia del mensaje. ¿Debe un Estado infundir miedo? Cualquiera sea la respuesta, evidentemente, la alocución es una hipérbole de firmeza de corte casi cinematográfico, que nos invita en primer lugar a reflexionar sobre el peso de los mensajes simples e impactantes en la política —y en la vida— contemporánea.

Desde ahí, el siguiente paso podría ser preguntarse: ¿cuál es el objetivo de una afirmación de ese estilo? Parece plausible que el intento de evitar la posibilidad de que la ultraderecha asuma la bandera de la reacción más vigorosa al islamismo violento. Marine Le Pen ha intentado sin tardar perfilarse cual líder del combate al terrorismo. Hemos aquí por tanto, probablemente, un intento de cortar el paso a una vía de crecimiento para la derecha extrema con herramientas retóricas.

El miedo es quizá uno de los conceptos centrales en la política occidental de la última década. El doble mazazo de la crisis que empezó en 2008 y la pandemia de 2020 ha destruido la expectativa —a menudo inconsciente— de constante progreso por el que, desde 1945, se dio por asumido que las nuevas generaciones tendrían una vida mejor. Durante algunos años, el terrorismo islamista también ha generado cierta ansiedad en las sociedades europeas. El miedo —y el concepto correlacionado de protección— han dominado la escena. Macron ha utilizado a menudo la idea de protección, vinculándola a la de Europa.

Cortar paso con la dialéctica a partidos extremistas es una opción. Abrazar en gran medida su argumentario, otra. Asumir sus recetas, otra más. Situarse en las antípodas en el tono, en la visión y en las medidas, otra más. Angela Merkel encarna esta última opción. Macron, quizás, la primera. Pablo Casado osciló durante tiempo entre las dos centrales. Este jueves, en la moción de censura al Gobierno, pareció dirigirse hacia la opción Merkel. El tiempo dirá si será su ruta definitiva o un bandazo más en su historial.

El caso es que el nacional-populismo —al margen de sus altibajos— es una fuerza determinante en Occidente, por acción, influencia o reacción. La interacción con él marca nuestro tiempo. Eso es, quizá, el mundo que se ve en contraluz en la frase de Macron.

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