Armenia y Azerbaiyán se acusan de romper el alto el fuego en el Alto Karabaj

La capital de la región, Stepanakert, ha sufrido siete bombardeos durante la medianoche

Un hombre recoge los escombros en su casa en Stepanakert, en el Alto Karabaj.AP

Stepanakert, la capital del Alto Karabaj, bajo control de los separatistas armenios, ha sido blanco de siete bombardeos esta medianoche, a pesar del alto el fuego que entró en vigor a mediodía de este sábado entre Armenia y Azerbaiyán en el enclave separatista, según informa la agencia France Presse. Las explosiones han sacudido el suelo de toda la ciudad. Inmediatamente después, las sirenas de alerta han sonado durante varios minutos para llamar a los habitantes a refugiarse en los sótanos y refugios. El silencio ha caído sobre la ciudad, sumida en la más completa oscuridad.

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Stepanakert, la capital del Alto Karabaj, bajo control de los separatistas armenios, ha sido blanco de siete bombardeos esta medianoche, a pesar del alto el fuego que entró en vigor a mediodía de este sábado entre Armenia y Azerbaiyán en el enclave separatista, según informa la agencia France Presse. Las explosiones han sacudido el suelo de toda la ciudad. Inmediatamente después, las sirenas de alerta han sonado durante varios minutos para llamar a los habitantes a refugiarse en los sótanos y refugios. El silencio ha caído sobre la ciudad, sumida en la más completa oscuridad.

Este episodio amenaza el alto el fuego firmado tras más de 10 horas de tensas negociaciones en Moscú entre Armenia y Azerbaiyán para pactar una tregua en el enclave. Desde primeras horas, ambas partes se han acusado mutuamente de haber realizado bombardeos y de romper el acuerdo. El pacto –alcanzado gracias a los esfuerzos del Kremlin, que logró que los ministros de Exteriores de ambos países aceptaran volar a la capital rusa para detener la escalada bélica en la zona- persigue un fin humanitario: el intercambio de prisioneros de guerra y de los cuerpos de las víctimas de los dos bandos.

El ministro de Exteriores ruso, Serguéi Lavrov, que fue el único que compareció ante la prensa tras las conversaciones, aseguró que Azerbaiyán y Armenia acordaron también empezar las negociaciones, con la mediación de los copresidentes del Grupo de Minsk (Rusia, Francia y Estados Unidos), para llegar a una solución pacífica del conflicto. El enfrentamiento entre ambas repúblicas exsoviéticas por el enclave del Alto Karabaj ha desatado el miedo entre los civiles por las acusaciones cruzadas de bombardeos contra ciudades de una y otra parte. Bakú ha denunciado ataques a poblaciones fuera de la zona de conflicto, como Ganja, mientras que Ereván afirma que la capital del disputado enclave, Stepanakert, también ha sido bombardeada. Los dos bandos se acusan de la muerte de decenas de civiles desde que se reabrieron las hostilidades el pasado 27 de septiembre.

Sin embargo, Azerbaiyán y Armenia conciben de manera muy diferente una posible salida al conflicto: para Bakú, es necesario que los armenios se retiren de los territorios ocupados –además del enclave, se hicieron con siete distritos que calificaron como su zona de seguridad y que representan cerca del 15% del territorio azerbaiyano–, mientras que para Ereván la solución pasa por reconocer el derecho a la autodeterminación de los armenios del Alto Karabaj.

El presidente azerbaiyano, Ilham Alíyev, no oculta que ha apostado por la fuerza. En su mensaje televisivo del viernes, dos horas antes de que comenzaran las negociaciones de los ministros de Exteriores en Moscú, Alíyev caldeó el ambiente al asegurar que discrepaba de quienes apuestan por una vía diplomática para solucionar el enfrentamiento. “Durante 30 años hubo negociaciones sin que nos devolvieran ni un centímetro de los territorios ocupados. Nadie obligó al agresor a abandonar nuestra tierra y cumplir con las resoluciones de la ONU. Ahora el conflicto se decide por la vía militar. La vía política vendrá después”, aseguró Alíyev.

Según Bakú, el statu quo que los armenios del Alto Karabaj querían seguir manteniendo ya no existe. Ahora Azerbaiyán está dando a Ereván la última oportunidad de regresar a las negociaciones y retirar las tropas de la región, dijo Alíyev. “La fase militar, o primera parte, está llegando a su fin. Ahora comienza la fase política, que nos garantizará que lograremos lo que nos pertenece legítimamente”, ha declarado este sábado en una entrevista televisiva a RBC. Azerbaiyán está dispuesto a sentarse a la mesa de negociaciones en el marco del Grupo de Minsk de la OSCE "mañana mismo”, aseguró, pero agregó que para un cese de las hostilidades sólido es necesario que Armenia reconozca el derecho de Azerbaiyán a recuperar su integridad territorial y devuelva las tierras ocupadas.

Jeihun Bayrámov, ministro de Exteriores azerbaiyano, ha advertido que no excluye una reanudación de las hostilidades si Armenia continúa limitándose a “imitar un proceso de negociaciones” como lo ha estado haciendo durante años. Por su parte, Hikmet Gadjiev, asesor de Alíyev, considera que “el Grupo de Minsk debe organizar inmediatamente negociaciones para conseguir una solución del conflicto” y esas negociaciones “deben incluir detalles específicos”, como la resolución 853 del Consejo de Seguridad de la ONU. “Basándose en ella, hay que preparar un programa de retirada de las tropas armenias de los territorios azerbaiyanos ocupados”, manifestó.

La resolución, del 29 de julio de 1993, reiteraba lo aprobado por la resolución anterior, la 822, en la que, después de reafirmar tanto “el respeto de la soberanía y la integridad territorial de todos los Estados de la región” como la inviolabilidad de las fronteras internacionales y la inadmisibilidad del uso de la fuerza para adquirir territorio", se exigía entre otros puntos, “la retirada inmediata de todas las fuerzas de ocupación del distrito de Kelbayar y de otras zonas recientemente ocupadas de Azerbaiyán”.

El conflicto tiene su raíz en la última etapa de la desaparecida Unión Soviética, a la que pertenecían tanto Armenia como Azerbaiyán. Cuando los armenios del Alto Karabaj, mayoría en el enclave, pidieron su integración en Armenia, estalló una guerra que terminó con unas 25.000 víctimas mortales y el triunfo de los armenios, que además de controlar el enclave ocuparon, fuera de este, siete distritos azerbaiyanos en lo que llamaron su zona de seguridad. Los armenios, a pesar de las resoluciones de la ONU, se han negado a retirarse de estas regiones ocupadas.


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