La tensión entre el Vaticano y EE UU crece con la visita de Mike Pompeo a Roma
El secretario de Estado, que no será recibido por el Papa, ha criticado la posible renovación del acuerdo de la Santa Sede con China
Las relaciones entre el Gobierno de EE UU y el Vaticano son pésimas desde que Donald Trump llegó a la presidencia del país norteamericano. Las acusaciones cruzadas y la guerra soterrada, incluso dentro de la Iglesia estadounidense, han sido una constante en los últimos años. El enfrentamiento más reciente, a pocas semanas de las elecciones presidenciales, tiene que ver con la renovación de las relaciones entre la Santa Sede y China para unificar la Iglesia católica en el gigante asiático y...
Las relaciones entre el Gobierno de EE UU y el Vaticano son pésimas desde que Donald Trump llegó a la presidencia del país norteamericano. Las acusaciones cruzadas y la guerra soterrada, incluso dentro de la Iglesia estadounidense, han sido una constante en los últimos años. El enfrentamiento más reciente, a pocas semanas de las elecciones presidenciales, tiene que ver con la renovación de las relaciones entre la Santa Sede y China para unificar la Iglesia católica en el gigante asiático y evitar conflictos. EE UU presiona para que no siga adelante, pero el Vaticano se ha hartado justo cuando el secretario de Estado, Mike Pompeo, se encuentra en Roma para reunirse con las autoridades de Italia y con las de la Santa Sede el jueves.
La primera parada de Pompeo tuvo lugar en un simposio en la embajada de EE UU ante la Santa Sede donde ha asegurado este miércoles que en ningún lugar se ataca más la libertad religiosa que en China. Una forma evidente de disparar en público al Vaticano por su acercamiento al país y la renovación del acuerdo firmado hace dos años para nombrar a los obispos de forma conjunta y terminar con la Iglesia clandestina que durante años ha sido una fuente de conflictos. Sus palabras han causado enorme malestar al otro lado del Tíber, donde el secretario para las relaciones con los Estados, Paul Richard Gallagher, ha lamentado las formas en las que se había organizado dicho encuentro y el tono utilizado.
El Papa no recibirá a Pompeo en esta ocasión, tal y como sí había hecho el pasado octubre en una audiencia privada. La justificación formal es que no quiere que pueda interpretarse como una toma de partido en medio de un proceso electoral (la antipatía de Francisco hacia Donald Trump ha quedado repetidamente demostrada). Pero Gallagher, habitualmente mesurado, como manda la discreta diplomacia vaticana, al ser interrogado sobre la puesta en escena del simposio y su contenido, ha respondido que esa era justamente una de las razones por las que el pontífice no le iba a recibir. De hecho, Pompeo ser verá el jueves con el propio Gallagher y con el secretario de Estado vaticano, Pietro Parolin, y discutirán de estos asuntos a puerta cerrada.
Gallagher ha criticado sin tapujos cómo se ha desarrollado el simposio. “¿Me escuchasteis mencionar a China? No me escuchasteis decir el nombre de ningún país, nosotros no nombramos y no culpamos a nadie. Éste es uno de los principios de la diplomacia vaticana”, ha señalado a los medios italianos. “Solo tenía dos minutos, si me hubieran invitado a hablar durante 40 hubiera dicho más”, ha continuado. “Cuando se preparan las visitas así, a altos niveles, se negocian las agendas en privado, los cancilleres hablan y después se decide”, ha agregado Gallagher, visiblemente contrariado. Pompeo ya había criticado en un artículo el acuerdo al asegurar que ponía en peligro “la autoridad moral” de la Iglesia, y había pedido a la Santa Sede “valentía” para paralizarlo.
El Vaticano cuida al milímetro la relación con China, país con el que lleva décadas negociando en silencio el acuerdo al que se llegó hace dos años. Para la Santa Sede se trata de proteger a sus fieles y a sus obispos en un país donde eran perseguidos hasta hace muy poco. Sin embargo, desde algunos sectores de la Iglesia -incluido históricos miembros como el cardenal Joseph Zen- el acuerdo se vio como una escandalosa cesión a régimen dictatorial. EE UU, en medio de una guerra comercial con el gigante asiático, aprovecha la tensión para presionar a Francisco en su intención de seguir adelante con un plan que podría desembocar con el restablecimiento de las relaciones diplomáticas entre el Vaticano y China. “El Vaticano pone en riesgo su autoridad moral si renueva el acuerdo”, aseguró también Pompeo en un mensaje publicado en su Twitter el 19 de septiembre.
El secretario de Estado estadounidense ha llegado el miércoles por la mañana a Roma procedente de Grecia. La agenda incluye un encuentro con el primer ministro italiano, Giuseppe Conte, y el ministro de Exteriores, Luigi Di Maio. La reunión ha vuelto a girar alrededor de las relaciones con China. Italia fue el primer país europeo en adherirse a la Ruta de la Seda y EE UU ya advirtió en su día de la peligrosidad del acuerdo. Pompeo y Di Maio han comparecido en una rueda de prensa conjunta al término de sus conversaciones y en ella el secretario de Estado señaló que Italia debe estar atenta a “la seguridad y privacidad de sus ciudadanos” ante la intromisión de China y el desarrollo de la tecnología 5G. “El Partido Comunista de China está tratando de explotar su presencia en Italia para sus propios fines estratégicos (...). El Partido Comunista chino no está aquí para establecer una relación de colaboración beneficiosa para ambos”, ha apuntado Pompeo. Di Maio, por su parte, ha subrayado que Italia es consciente “de las preocupaciones” de Estados Unidos, pero ha indicado que está comprometida en “garantizar la seguridad de las redes 5G”.