Muere el Nobel de la Paz John Hume, artesano de la reconciliación en Irlanda del Norte
El antiguo líder del Partido Socialdemócrata y Laborista fallece a los 83 años en Londonderry
El veredicto que resalta a John Hume como una figura capital en el proceso de reconciliación de Irlanda del Norte ha sido unánime a raíz del anuncio de su muerte, en la mañana de este lunes, a los 83 años. Arquitecto de los Acuerdos de Viernes Santo —que en 1998 sellaron el principio del fin de tres décadas de violencia sectaria y por los que fue Nobel de la Paz ese mismo año—, el líder nacionalista moderado dedicó toda su singladura política a la búsqueda de un espacio de convivencia entre las enfrentadas comunidades ca...
El veredicto que resalta a John Hume como una figura capital en el proceso de reconciliación de Irlanda del Norte ha sido unánime a raíz del anuncio de su muerte, en la mañana de este lunes, a los 83 años. Arquitecto de los Acuerdos de Viernes Santo —que en 1998 sellaron el principio del fin de tres décadas de violencia sectaria y por los que fue Nobel de la Paz ese mismo año—, el líder nacionalista moderado dedicó toda su singladura política a la búsqueda de un espacio de convivencia entre las enfrentadas comunidades católica y protestante. A pesar de las críticas recibidas desde los flancos más radicales, su apuesta por el diálogo acabó imponiéndose.
El fallecimiento de Hume (en una residencia de Londonderry donde ingresó años atrás a causa una demencia senil) “representa la pérdida de la figura más importante y trascendental de la Irlanda del siglo XX”, ha subrayado Colum Eastwood, líder del Partido Socialdemócrata y Laborista (SDLP, por sus siglas en inglés), en un comunicado. Uno de los homenajes más sentidos ha sido el del ex primer ministro británico Tony Blair, quien trabajó codo con codo con Hume en la recta final hacia la firma del histórico acuerdo en el Úlster. De él ha dicho a través de una nota pública que fue “un titán político” y “un visionario que se negó a aceptar que el futuro tenía que ser igual que el pasado”.
Las palabras de Blair recuerdan el gran haber de John Hume, su trabajo incansable en contra de la violencia y a favor del diálogo y el consenso. No siempre fue comprendido en sus propias filas, desde las que le reprocharon sus contactos con la cúpula del Ejército Republicano Irlandés (IRA) a mediados de los años ochenta aunque, con el paso del tiempo, se ha reconocido que aquel gesto contribuyó al alto el fuego decretado por la banda armada en 1994.
Nacido en 1937 en Londonderry (la segunda ciudad más poblada de Irlanda del Norte; también llamada Derry), el joven católico abandonó la idea de tomar los hábitos y en su lugar optó por formarse como profesor. Pronto se convirtió en un activista del movimiento de derechos civiles, con una campaña en defensa de la igualdad de derechos y de viviendas para su comunidad, en una provincia dominada por los unionistas. Intentó sin éxito que se desconvocara la protesta del 30 de enero de 1972 en su ciudad natal por el temor, que luego se demostró fundado, de una deriva violenta: aquella fecha ha pasado a la historia como el Domingo Sangriento en que paracaidistas de élite del ejército británico abrieron fuego contra los civiles desarmados y mataron a catorce personas.
Nombrado ministro de Comercio durante una breve experiencia de Gobierno compartido (1974), luego fue elegido líder del SDLP y eurodiputado del Parlamento Europeo. Hume se volcó a lo largo de los años setenta y ochenta en buscar al otro lado del Atlántico el apoyo estadounidense a una agenda de pacificación de Irlanda del Norte. Gracias a su enorme influencia entre los círculos de americanos de origen irlandés, consiguió que en 1977 el entonces presidente Jimmy Carter hiciera una declaración en ese sentido. Muchos años más tarde, cuando los Acuerdos de Viernes Santo ya eran una realidad, otro presidente de EE UU muy activo en aquel proceso, Bill Clinton, caracterizó a Hume como “el Martin Luther King de Irlanda”.
“No hay absolutamente ninguna duda de que fue una figura central en el proceso. John siempre conminó a la gente a no apartarse de sus objetivos pacíficamente”, ha destacado David Trimble, el unionista moderado con el que fraguó una solución política. Después de la ceremonia de Oslo donde ambos recibieron conjuntamente el Nobel de la Paz, ha rememorado Lord Trimble, los organizadores les preguntaron si querían retirarse a descansar por separado en el hotel: “No lo hicimos. Quisimos celebrarlo juntos y creo que eso reflejaba la forma en que esperábamos operar en los años sucesivos”.
Tanto la líder del unionismo (DUP) y jefa del Gobierno norirlandés, Arlene Forster, como la del nacionalismo radical del Sinn Féin, Mary Lou McDonald, han coincidido en destacar la talla de gigante de Hume. Atrás quedan las críticas (“en su persecución de la paz, tomó decisiones que no siempre fueron populares entre los suyos”, ha dicho McDonald) para rendir el último homenaje a un político que, en una votación organizada por la radiotelevisión pública irlandesa en 2010, fue proclamado “el mejor personaje de Irlanda”.