Boris Johnson y el discurso de Humpty Dumpty

El plan económico del primer ministro tiene poco que ver con el New Deal de Roosevelt

Boris Johnson visita este martes unas obras en la localidad de DudleyJEREMY SELWYN (AFP)

Boris Johnson se ha convertido en un personaje tan popular en la cultura inglesa como Humpty Dumpty, el huevo con cara, brazos y piernas de la rima infantil. Lewis Carroll lo incorporó en A Través del Espejo, la secuela de Alicia en el País de las Maravillas, y regaló al mundo una valiosa lección de comunicación política contemporánea. “Cuando uso una palabra significa exactamente lo que escojo que signifique. Ni más ni menos”, explica a Alicia....

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Boris Johnson se ha convertido en un personaje tan popular en la cultura inglesa como Humpty Dumpty, el huevo con cara, brazos y piernas de la rima infantil. Lewis Carroll lo incorporó en A Través del Espejo, la secuela de Alicia en el País de las Maravillas, y regaló al mundo una valiosa lección de comunicación política contemporánea. “Cuando uso una palabra significa exactamente lo que escojo que signifique. Ni más ni menos”, explica a Alicia. El primer ministro británico, maestro de las metáforas, ha anunciado a sus conciudadanos que es precisamente en el momento actual, “entre el relámpago del virus y el trueno de sus consecuencias económicas”, cuando surge la oportunidad de desplegar el mayor salto adelante de la economía del Reino Unido. Plantea un plan de inversiones públicas semejante al New Deal que el presidente estadounidense, Franklin Delano Roosevelt, impulsó para sacar al país de la Gran Depresión de los años treinta.

“Soy consciente de que todo lo que digo suena como una prodigiosa cantidad de intervención gubernamental. Suena como el New Deal. Si es así, solo puedo decir que así he pretendido que suene y que sea”. ¿Humpty Dumpty? Los planes inmediatos anunciados con gran fanfarria por Johnson suman 5.500 millones de euros. Un 0,2% del PIB del Reino Unido. El experimento keynesiano de Roosevelt supuso un 40%.

Con la adecuada escenografía y el suficiente número de adjetivos para camuflar las cifras, el primer ministro se ha esforzado en cambiar el tono y el asunto de la conversación política para dejar atrás tres meses de gestión errática y lenta de la pandemia. Lo ha hecho en Dudley, centro clave de la Revolución Industrial del XVIII situado en las Midlands (Tierras Medias) y tan retrasado económicamente del rico sur inglés como el resto de la región. Como atrezo de fondo, un montón de cascos, monos y botas de obra en perfecto orden. Y como eslogan bien visible en el atril, Build, build, build (Construir, construir, construir). “Tenemos la gran oportunidad de ser radicales y de hacer las cosas de un modo diferente. De construir mejor. De construir con más valentía. Por eso vamos a duplicar el esfuerzo de nuestra estrategia. Y vamos a duplicar el objetivo de equilibrar hacia arriba las rentas del país”, proclamaba con entusiasmo Johnson.

Probablemente en el verbo esté la trampa. ¿Duplicar qué? El programa con el que Johnson ganó las elecciones de diciembre de 2019 ya anunciaba grandes inversiones. El primer presupuesto que presentó, antes de la pandemia, era mucho más modesto en sus objetivos. La lucha contra el virus ha aumentado la deuda pública en más de 300.000 millones de euros. La semana que viene, el ministro de Economía deberá ofrecer los detalles del plan, y para el otoño deberá tener claro si sube impuestos y recorta gastos. A diferencia de su jefe, Rishi Sunak no dispone del privilegio de Humpty Dumpty, y lo que diga significará exactamente lo que debe significar.

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