El primer ministro neerlandés reconoce que hay racismo en Países Bajos
Mark Rutte admite también que la figura de Zwarte Piet, el paje negro de San Nicolás, ofende a una parte de la población
“El racismo no es solo un fenómeno de Estados Unidos, también en los Países Bajos hay racismo y gente que siente que no tienen las mismas oportunidades”. Mark Rutte, primer ministro neerlandés, reconoció así a principios de semana que hay sectores de la población juzgada por su origen, y ello supone “un problema sistémico”. Este jueves, durante el debate celebrado en el Congreso sobre los posibles efecto...
“El racismo no es solo un fenómeno de Estados Unidos, también en los Países Bajos hay racismo y gente que siente que no tienen las mismas oportunidades”. Mark Rutte, primer ministro neerlandés, reconoció así a principios de semana que hay sectores de la población juzgada por su origen, y ello supone “un problema sistémico”. Este jueves, durante el debate celebrado en el Congreso sobre los posibles efectos de la marcha antirracista celebrada en Ámsterdam en plena crisis de la covid-19, admitió además que Zwarte Piet, el paje negro de San Nicolás que reparte regalos a los niños el 5 de diciembre, es un estereotipo que ofende a una parte de la ciudadanía.
Rutte hizo estas declaraciones el martes, tras la manifestación que reunió en la ciudad a unas 5.000 personas, según el Ayuntamiento, en protesta por la muerte del ciudadano afroamericano George Floyd bajo custodia policial en Minneapolis (EE UU). El primer ministro ha mezclado dos hechos en apariencia desiguales, como la brutal muerte de Floyd a manos de la policía estadounidense, y la tradición de Zwarte Piet (Pedro el Negro en español), el ayudante de un santo en una festividad prenavideña. Pero es que los manifestantes de Ámsterdam, y quienes tomaron el relevo en las ciudades de Groningen, La Haya o Róterdam, fueron convocados por la rama neerlandesa del movimiento Black Lives Matter, y portaban también pancartas contra el colonialismo, la esclavitud, los derechos de la mujer, o la discriminación en el trabajo. Y Mark Rutte, que ha estado al frente de tres Gobiernos desde 2010, y goza de la mayor popularidad de su vida política debido a su gestión de la pandemia, ha reflexionado en voz alta sobre ambas cosas.
Si bien subraya que el racismo ha sido uno de los temas contra los que se ha pronunciado “con mayor pasión”, su giro es significativo. En 2017, se mostró contrario a las solicitudes de empleo anónimas para evitar la exclusión por motivos étnicos. Adujo entonces que si un candidato de ascendencia inmigrante tenía más dificultades para encontrar trabajo, “debe luchar sin parar hasta conseguirlo, se llame Mohamed o Fátima, porque si no, el contrato llegará en virtud de una cuota étnica, y no porque sea el mejor para el puesto”, explicó. En una entrevista televisada, también recordó, a modo de advertencia, que “los recién llegados a un país siempre padecen discriminación y deben pelear por hacerse un lugar [en la sociedad]”. Ahora, ha admitido que hay gente que es juzgada por su pasado, y no en función de su futuro, “que no son vistos como individuos, sino como parte de un grupo de origen; gente a la que no se aborda por su comportamiento, sino por su credo, y eso es inaceptable”. Una realidad que el nuevo jefe de la Policía Nacional, Henk van Essen, no ha eludido al señalar a su vez el racismo y discriminación presente en la institución. En uno de los incidentes más recientes, cuatro agentes fueron sancionados en 2019 por “el uso desproporcionado de la fuerza durante un arresto”. En las fotos tomadas en comisaría por los propios agentes, y luego compartidas entre ellos, podía verse al detenido con grandes problemas para caminar.
Sobre Zwarte Piet, Rutte ha reconocido que su punto de vista ha cambiado. En 2015, la Comisión de Naciones Unidas para la Eliminación de Discriminación Racial señaló que el arraigo del personaje no justificaba estereotipos discriminatorios, pero hasta el año pasado él insistía en que es “una tradición” y que el paje “es negro". El primer ministro liberal de derecha dice ahora que entiende mejor a quienes se sienten “dolidos” por culpa de esta figura. "Es lo último que deseas en [la festividad de] San Nicolás”, argumentó.
En su estado clásico, el criado lleva la cara pintada de oscuro, un pendiente de aro y peluca rizada. El rechazo que produce en un sector de la población se ha traducido en protestas anuales, algunas con choques policiales incluidos, con manifestantes que suelen dar la espalda a las cabalgatas del santo y sus ayudantes por las calles. En su comparecencia ante el Congreso, Rutte ha indicado que prefiere no legislar sobre algo así, porque cree que el rostro negro desaparecerá. Muchos de los que lo interpretan ya solo se tiznan, recreando el hollín de las chimeneas por las que se descuelga para dejar los regalos, según la leyenda.
El origen de la discriminación
En 2018, un informe publicado por la Oficina de Planificación Social y Cultural (SCP, en sus siglas neerlandesas) sobre la discriminación en la educación en Países Bajos, indicó que la padece más de la mitad de los alumnos de todo el arco educativo, incluida la universidad, de origen turco, marroquí, y de Surinam y las Antillas, las antiguas colonias. Entre un 2% y un 3% de todos los estudiantes deja por dicho motivo los estudios y, entre el total de la población, más de un 25% ha experimentado discriminación, “en algunos casos de forma continua, como los ciudadanos que no son de origen occidental”, afirman los expertos.