La ONU reduce la ayuda a zonas de los Huthi en Yemen por falta de fondos y obstáculos de los rebeldes
El país anuncia su primer caso de coronavirus en una provincia bajo control del Gobierno internacionalmente reconocido
Yemen ha informado este viernes de su primer caso de Covid-19 en la provincia de Hadramaut, bajo control del Gobierno internacionalmente reconocido. La noticia coincide con la prevista reducción a la mitad de la ayuda que distribuye el Programa Mundial de Alimentos (PMA) de Naciones Unidas en las zonas bajo control de los rebeldes Huthi a partir de este mes. Esta medida se debe tanto a la falta de fondos como a los obstáculos de ese grupo a la distribución. Los Huthi aún no han respondido a...
Yemen ha informado este viernes de su primer caso de Covid-19 en la provincia de Hadramaut, bajo control del Gobierno internacionalmente reconocido. La noticia coincide con la prevista reducción a la mitad de la ayuda que distribuye el Programa Mundial de Alimentos (PMA) de Naciones Unidas en las zonas bajo control de los rebeldes Huthi a partir de este mes. Esta medida se debe tanto a la falta de fondos como a los obstáculos de ese grupo a la distribución. Los Huthi aún no han respondido a la tregua unilateral decretada por la coalición árabe que apoya al Gobierno.
El contagio lo ha anunciado el Comité Nacional de Emergencias. “El paciente está estable, recibiendo atención médica y los responsables concernidos han tomado las medidas adecuadas”, manifestaba en su cuenta de Twitter. Poco después el gobernador de Hadramaut, el general Faraj Salemin al Bahssani, difundía una circular urgente limitando la circulación en la provincia y decretando el cierre de mercados y mezquitas.
El afectado es un ciudadano yemení que trabajaba en el puerto de la pequeña localidad de Shehr, a 60 kilómetros al este de Mukalla, la capital provincial. De ahí que el gobernador haya optado por el confinamiento total de las comarcas orientales desde las ocho de la mañana de hoy y a partir de las seis de la tarde en el resto. Ya hubo un intento de limitar los movimientos de la población hace una semana, pero no funcionó.
“Espero que este caso sirva de aviso a la gente. No estamos preparados. Nadie ha cambiado sus rutinas. Sales a la calle y la gente sigue juntándose en los cafés, saludándose con un apretón de manos”, se lamenta Salah al Quaiti, vicepresidente de la organización benéfica Friends of Hadramaut, por teléfono desde Mukalla. “Es la primera vez que en nuestra vida vemos un toque de queda”, explica.
Vídeos distribuidos a través de las redes sociales muestran a un camión de bomberos por las calles de Shehr anunciando por un altavoz la obligación de quedarse en casa. La localidad portuaria va a permanecer cerrada durante una semana para proceder a una limpieza en profundidad. También se ha ordenado a los trabajadores que se aíslen en sus casas durante dos semanas.
“Están intentando establecer con qué personas estuvo en contacto el afectado”, señala Salah. El temor de las autoridades, y de las agencias humanitarias, es que el coronavirus se extienda entre una población que carece de medios para hacerle frente. El distanciamiento social es una quimera cuando en la mayoría de las casas viven varias generaciones de familias numerosas y el agua potable solo llega a las viviendas de los más afortunados.
“Se necesitan con urgencia más equipos de protección individual y kits de pruebas tanto para el sistema nacional de salud como para las organizaciones humanitarias”, señala en un comunicado Caroline Seguin, directora de operaciones de Médicos Sin Fronteras en Yemen. “Las diferentes autoridades yemeníes también tienen que permitir la entrada de personal médico y de apoyo de organizaciones extranjeras”, añadía en aparente referencia a las restricciones impuestas por los Huthi.
Las ONG y las agencias de la ONU han estado tratando de paliar las necesidades del más pobre de los países árabes, agravadas además por cinco años de guerra. Sin embargo, justo cuando más lo necesita, algunos donantes han interrumpido sus contribuciones ante la preocupación de que la ayuda estaba siendo obstaculizada por los Huthi. Estas denuncias, que salieron a la luz a mediados del año pasado cuando el PMA suspendió parcialmente sus actividades, se van a traducir en que a partir de mediados de abril las familias sólo recibirán ayuda un mes de cada dos en vez de mensualmente como hasta ahora.
“El entorno para para las operaciones humanitarias en las zonas de Yemen bajo control de las autoridades de facto resulta cada vez más complicado y problemático. En consecuencia, la operación del PAM en Yemen afronta ahora una escasez de fondos crítica y no tiene más remedio que reducir su asistencia a la mitad para evitar su suspensión total en el futuro”, explica a EL PAÍS un portavoz de esa agencia de la ONU. La fuente también ha reiterado el llamamiento a los responsables para que permitan las medidas de confianza necesarias para que se reanuden las donaciones.
El PMA alimenta a 12 millones de yemeníes, el 40% de la población, y el 80% de sus beneficiarios se hallan en las zonas controladas por los rebeldes. Los Huthi, alineados con Irán, echaron del poder al Gobierno internacionalmente reconocido de Abdrabbo Mansur Hadi y empujaron a sus miembros al exilio en 2014. Arabia Saudí lanzó su intervención para restaurar a Hadi a finales de marzo de 2015, a la vez que recababa el apoyo de otros países árabes.