Sri Lanka declara el estado de emergencia por la violencia inter religiosa

Los disturbios entre budistas y musulmanes se unen a décadas de tensión entre estas comunidades

Soldados de Sri Lanka retiran fragmentos de un edificio objeto de un ataque anti-musulmán en Kandy este martes.Pradeep Pathiran (AP)

El Gobierno de Sri Lanka ha declarado este martes el estado de emergencia a raíz de la espiral de violencia desatada entre las comunidades musulmana y budista en los últimos días. Las medidas especiales permiten el despliegue de soldados en áreas civiles durante diez días; periodo tras el que el parlamento tendría que ratificar la situación de excepción, según ha declarado Mano Ganesan, Ministro de Coexistencia Nacional, Diálogo y Lenguas Oficiales.

Ya en el mediodía del lunes, las autoridades impusieron el toque de queda en dos ciudades de la provincia de Kandy, en el centro de la isla...

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El Gobierno de Sri Lanka ha declarado este martes el estado de emergencia a raíz de la espiral de violencia desatada entre las comunidades musulmana y budista en los últimos días. Las medidas especiales permiten el despliegue de soldados en áreas civiles durante diez días; periodo tras el que el parlamento tendría que ratificar la situación de excepción, según ha declarado Mano Ganesan, Ministro de Coexistencia Nacional, Diálogo y Lenguas Oficiales.

Ya en el mediodía del lunes, las autoridades impusieron el toque de queda en dos ciudades de la provincia de Kandy, en el centro de la isla, donde estallaron los últimos enfrentamientos entre las dos comunidades. Según medios locales, los altercados ocasionaron dos muertos, además del incendio y el destrozo de varias mezquitas así como locales comerciales y casas particulares de la minoría musulmana; un 10% del total de la población de Sri Lanka.

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Este último brote de violencia sectaria tiene su origen en una trifulca callejera por la que un grupo de musulmanes fueron acusados del asesinato de un hombre de la comunidad cingalesa budista; que supone el 75% del país. Tras el arresto de los sospechosos, los ataques se agravaron con la llegada al lugar de los hechos de monjes budistas pertenecientes a una conocida facción nacionalista radical; tachada por expertos locales de fascismo teocrático.

Ante la espiral de violencia, el primer ministro de Sri Lanka, Ranil Wickremesinghe, declaró el lunes que los ataques “parecían ser sistemáticos y organizados”, y prometió que el Gobierno tomaría cartas en el asunto. Se trata de la primera vez que el país asiático impone el estado de emergencia desde el final de la guerra civil, con efecto hasta noviembre de 2011.

Sin embargo, no es la primera vez que se producen enfrentamientos entre budistas y musulmanes de Sri Lanka. Los altercados del pasado fin de semana se unen a los que concluyeron con el incendio de varias mezquitas y comercios al este del país a finales de febrero. Lejos de ser acciones aisladas, la tensión religiosa en isla del Océano Índico ha ido creciendo desde el 2009; cuando se declaró el final de los 26 largos años de conflicto étnico que enfrentaron a la mayoría cingalesa budista y la también minoría tamil hindú, causando entre 80.000 y 100.000 muertos.

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Desde el final de la guerra civil, Sri Lanka ha vivido varias campañas anti-musulmanas por parte del nacionalismo radical budista. A mediados de 2014, la oleada de violencia sectaria unida a la ausencia de investigaciones por los crímenes que se produjeron durante casi tres décadas de conflicto supusieron la crítica internacional. También ahora, Amnistía Internacional ha llamado a las autoridades de la isla a “acabar con la impunidad” de los grupos budistas radicales acusados de incitar y llevar a cabo acciones violentas.

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