Autobuses custodiados por policía militar en Córdoba, capital de las revueltas argentinas

La provincia de Córdoba es el segundo distrito electoral más importante de Argentina y el lugar del que se valió Mauricio Macri para ganar las últimas elecciones. Es también una región donde la política no se respira a medias, al punto que allí fue el Cordobazo, una de las mayores revueltas populares en la historia del país, encabezada por los gremios de mecánicos (Smata) y transportistas (UTA). Esas tensiones históricas vuelven al primer plano de una provincia clave. Los choferes de autobuses han plantado bandera ante el gobierno de la capital provincial y rechazan el aumento salarial del 21% que se pactó junto a las autoridades del gremio. Tras ocho días de huelga que paralizaron la ciudad, el intendente Ramón Mestre ordenó una polémica medida: 160 autobuses gratuitos circulan por la ciudad con gendarmes a bordo para garantizar la seguridad de los pasajeros.

“Intentan dirimir una interna perjudicando a los trabajadores”, argumentó Mestre a los medios cuando se le pidió que describa el conflicto que mantiene con los transportistas de la ciudad desde hace más de una semana y que recrudeció en las últimas horas con el despido de unos 80 trabajadores que desconocieron la conciliación obligatoria dictada por el ministerio de Trabajo local. La medida de protesta comenzó el lunes 5 de junio, pasadas las cuatro de la madrugada, y luego de que los trabajadores nucleados en UTA rechazaran el acuerdo salarial firmado por la conducción nacional, que da cuenta de un aumento salarial del 21% en tres tramos (entre junio y diciembre). Los cordobeses pretenden una suba de alrededor el 33%.

Marcelo Marín, uno de los portavoces de los trabajadores reclamó: “Estamos esperando que nos convoquen al diálogo con una propuesta coherente”, y acusó a Roberto Fernández, titular de la UTA Nacional, de “perjudicar a los choferes de Córdoba”. Cabe destacar que Fernández es un aliado político del presidente Mauricio Macri a punto tal que durante los primeros meses de su gestión, el gremialista se mostró en varios actos públicos junto a cargos nacionales, el más recordado, uno que compartió con el ministro de Transporte de la Nación, Guillermo Dietrich, en una rueda de prensa convocada para anunciar una suba del precio de los pasajes. El secretario general acusó a quienes impulsan las medidas de “jugar a la política” y reclamó al estado provincial a “intervenir en el conflicto con mayor fortaleza”.

El intendente Mestre calificó a los huelguistas como “violentos que pretenden crear el caos en la ciudad” y causar “otro Cordobazo”. El enfrentamiento del alcalde con los trabajadores llegó a un punto de no retorno. En consecuencia, Mestre dispuso un servicio de emergencia para este lunes con los choferes que no adhieren a la medida de fuerza. En lugar de las habituales 800 unidades que a diario circulan por las calles de La Docta, el cronograma está integrado por 160 unidades que no cobran pasaje y están custodiadas por Gendarmería Nacional y las policías Federal y de la Provincia. La medida es acompañada por otra decisión drástica: el despido de unos 80 trabajadores que no regresaron al trabajo e incumplieron la conciliación obligatoria trazada por la cartera laboral en la búsqueda por destrabar el conflicto.

El intendente habló de “una oportunidad político partidaria de la izquierda y del kirchnerismo al nacionalizar” un conflicto sectorial. Lo hizo luego de tres mensajes vía Twitter publicados por la expresidenta Cristina Fernández de Kirchner en los que describe la situación que “mantiene paralizado por completo el transporte público en la capital provincial ya que tampoco funcionan taxis ni remises”. Los choferes, por su parte, realizan una importante movilización por el centro de Córdoba que es celosamente custodiada por las fuerzas de seguridad.