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Miles de argentinos protestan por la inseguridad con una tensión creciente

En medio de una ola de delitos y víctimas que se toman la justicia por su mano, Buenos Aires y Rosario salen a la calle para exigir mano dura y cumplimiento de las condenas

Carlos E. Cué
Grupo de víctimas se reunen frente al Congreso Nacional.
Grupo de víctimas se reunen frente al Congreso Nacional.Ricardo Ceppi

Argentina se acerca al primer año de mandato de Mauricio Macri con una tensión social creciente centrada en tres asuntos: la inflación, que remite pero sigue cerca del 40%, la pobreza, que ha superado ya el 32% según cifras oficiales, y la inseguridad, sobre la que no hay estadísticas claras -en teoría Argentina se mantiene en el nivel más bajo de Latinoamérica, con 6,6 homicidios cada 100.000 habitantes, al nivel de Chile- pero sí una ola de noticias que han generado gran escándalo.

Las cifras señalan que los homicidios y robos han aumentado un 10% desde 2005 y las amenazas un 38%. Pero son los casos recientes de asaltos violentos y de víctimas que se toman la justicia por su mano y matan a los ladrones las que han provocado un ambiente de tensión creciente. Ayer hubo un nuevo intento de linchamiento de un ladrón en los alrededores de Buenos Aires. En ese contexto, y mientras el presidente y su Gobierno han dado muestras de apoyo a esos vecinos que respondieron con disparos o atropellos a los ladrones, miles de personas se manifestaron en el centro de Buenos Aires, frente al Congreso, para exigir mano dura, cumplimiento íntegro de penas e incluso en algunos  gritos se podían escuchar peticiones de reinstaurar la pena de muerte.

"Queremos una justicia justa"

Ramiro Barreiro

Alguna vez te pasó ir a buscar el cuerpo de un hijo a una morgue?” Con esa pregunta comienza la carta abierta que Franklin Rawson dirigió este martes a toda la comunidad y ha sido reproducida por la gran cantidad de medios de comunicación. El padre de Angeles Rawson, la joven de 16 años que fue violada y asesinada en el edificio del barrio de Palermo donde vivía, es uno de los participantes de una movilización que nuclea a familiares de víctimas de homicidios, accidentes y tragedias, todas acciones que podrían haberse evitado.

“Como familiar de víctima entiendo que tenemos que juntarnos para que no le pase a otros lo que nos pasó a nosotros”, asume María Luján Rey, mamá de Lucas Menghini, una de las víctimas del caso conocido como Tragedia de Once, ocurrido el 22 de febrero de 2012, cuando una formación del ferrocarril estatal Sarmiento impactó contra el paragolpes de la estación Once. “En definitiva, queremos que la justicia sea justa”, resume Rey.

“Nos hicimos eco de un sentimiento de hartazgo que hay en la sociedad argentina. El hartazgo también es por promesas de que van a cambiar las cosas y van a sancionar leyes nuevas, pero son solo anuncios”, manifiesta Viviana Ayala, hermana de Alex Ayala, un joven de 31 años que fue muerto a manos de 4 delincuentes en 2012, cuando se aprestaba a guardar el auto en la cochera.

Karina Muñoz, madre de Brenda Anahi, una joven de 14 años que fue arrollada por un vehículo en 2006, dice que “para uno que pasa por esto, donde los beneficios son para ellos (los victimarios), cada cosa es sufrir doblemente la muerte de mi hija. Para nosotros es una lucha continua y no bajar los brazos no solo por mí sino por mis hijas que quedan. Ellas me acompañan en la lucha y yo no puedo dejarme caer porque perdieron a la hermana y no pueden perder a su madre”.

El problema parece concentrado en los alrededores de Rosario, que ya salió masivamente a la calle, y Buenos Aires, donde la protesta no fue tan numerosa -unos miles de personas, lejos de los 150.000 que logró reunir en el mismo lugar en 2004 la mayor protesta contra la inseguridad de la historia de Argentina- pero sí muy seguida por los medios argentinos. Es el núcleo del voto macrista, la clase media, la que estaba en la plaza protestando. Y de hecho dejaron claro que no era una marcha contra el Gobierno, sino para exigir medidas a todos los responsables políticos. "Esta convocatoria no es contra nadie", insistía Luis Novaresio, conocido periodista encargado de leer el manifiesto.

La marcha no fue pues masiva pero sí tenía un fuerte impacto emotivo y visual. Centenares de víctimas, sobre todo madres de jóvenes asesinados en episodios de inseguridad, portaban en alto las fotografías de sus seres queridos. La mayoría eran adolescentes del conurbano bonaerense, la zona más poblada y más insegura del país, en especial en los barrios más pobres. Aunque es la clase media la que más se suele movilizar, son los pobres quienes más sufren esta lacra. Las fotos de Andrés, Leo, Bauti, Mili, Damian, Nico, Lucas, Agustín, Milagros portadas por sus familiares sobrecogían a los oradores en el atardecer de la primavera porteña. "Eran todos jóvenes. Están matando el futuro de Argentina", gritaba una madre. "Basta de impunidad, vivimos encerrados en nuestras casas. Queremos ser libres, queremos volver a la calle. Salimos a trabajar o a estudiar y nos están matando. ¡Basta ya!", se desesperaba otra.

Pero sobre todo abundaban las peticiones de mano dura. Las prisiones de Buenos Aires están repletas, con una población de 33.000 reclusos en cárceles pensadas para 27.000 personas, pero las víctimas exigen mucha más dureza, mas delincuentes encarcelados. "Derechos humanos para nosotros, los trabajadores, no para los delincuentes", gritaba una víctima. "Que se los lleven los jueces a sus casas. Que se pudran en la cárcel. Hay que bajar la edad penal, los menores presos", se desgañitaba otra, muy aplaudida por el público. "Pena de muerte, pena de muerte", se coreó en varios momentos. Argentina se acerca así a un final de año que históricamente siempre fue el momento más delicado para todos los gobiernos en un ambiente de tensión creciente, aunque el Ejecutivo insiste en que las cosas poco a poco están mejorando.

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