Argentina dispara el déficit, pero Scioli y Macri hablan de menos impuestos
El desequilibrio llega al 7%, mientras la campaña vive una ficción con promesas de gasto
Argentina vive metida en la burbuja de la campaña electoral en una especie de realidad paralela. Nadie quiere dar malas noticias y los dos candidatos han entrado en una guerra para ver quién promete más bajadas de impuestos y garantiza mejor las ayudas sociales y el gasto público. Mientras, la Auditoría General de la Nación, el organismo del Congreso que supervisa el gasto, acaba de señalar que según sus cálculos el déficit público de este año electoral llegará al 7%, uno de los más altos del mundo. España, por ejemplo, llegó al 9% en 2012 y fue forzada a un durísimo ajuste, aunque tenía más deuda que Argentina.
Nadie quiere hablar de ajuste en Argentina. Al menos ninguno de los que se presentan a las elecciones. Pero cuando se baja de la campaña política, la mayoría de los expertos coinciden en que eso es lo que viene, aunque probablemente no tan fuerte como el de Brasil. El mal resultado político y económico de los recortes en Brasil está haciendo reflexionar a muchos en Argentina sobre el error de seguir esa estrategia. Por eso entre los economistas argentinos se discute el “gradualismo”, esto es hacer las cosas poco a poco para evitar un hundimiento a la brasileña. Pero en el mundo de los candidatos ni siquiera llega eso. Ambos, últimamente con más fuerza el peronista Daniel Scioli, que necesita darle la vuelta a las encuestas, prometen medidas como si Argentina estuviera en época de vacas gordas y no llevara cuatro años estancada.
Scioli y Macri prometen una fuerte subida de las pensiones –el llamado 82% móvil, que implica que la gente cobrará el 82% de su último sueldo antes de jubilarse con una actualización automática por la inflación- una fuerte bajada de impuestos –eliminación del impuesto a las ganancias, el IRPF argentino y bajada del impuesto a las exportaciones agrícolas- y Scioli incluso dice ahora que no va a eliminar los subsidios a la energía y el transporte, que suponen buena parte del déficit público y hacen que en Argentina, en especial en Buenos Aires, la luz sea de las más baratas del mundo. Esto beneficia según los expertos a la clase alta, la que más pagaría con una factura no subsidiada. Macri sí quiere tocarlos aunque no dice cuánto y Scioli le critica y dice que él va a mantener los subsidios.
Macri promete que revisará las últimas contrataciones de empleados públicos
Los dos aseguran también que no van a tocar los planes sociales. Y la vez prometen un gran desarrollo de obra pública. ¿De dónde van a sacar el dinero? Endeudándose, aseguran –Argentina bajó mucho sus niveles de deuda- y sobre todo con “confianza” y crecimiento. Gustavo Marangoni, hombre de máxima confianza de Scioli, asegura que los argentinos tienen 200.000 millones de dólares escondidos, dentro o fuera del país. “Solo con generar confianza para que una pequeña parte de ese dinero volviera al circuito tendríamos muchas oportunidades”, señala. Además, los propietarios de campos tienen 10.900 millones de dólares en soja ya declarados al fisco pero aún no vendidos, guardados en las llamadas silobolsas a la espera de que cambie el Gobierno y el tipo de cambio. El país vive así en vilo ante las elecciones.
Scioli asegura que no van a hacer ningún recorte de empleados públicos. Macri tampoco anuncia grandes recortes aunque sí revisará las contrataciones masivas a militantes de los últimos tiempos. "Vamos a revisar contratos. El Estado tiene que estar al servicio de la gente. No puede ser un 'aguantadero' (refugio de delincuentes) de la política ni de La Cámpora", sostiene.
Los dos evitan las malas noticias, pero los datos del informe de la Auditoría General de la Nación son elocuentes. El texto señala que los ingresos públicos están aumentando a un ritmo del 25% interanual –sobre todo por la inflación, que casi llega a esa cifra- mientras los gastos lo hicieron a un 40% interanual. Para 2015, el Congreso había aprobado un déficit de casi $50.000 millones de pesos (5.200 millones dólares), pero en los primeros seis meses del año ya ha llegado a 100.000 millones. Y además en la segunda parte del año se suele gasta más, dice el informe. 2015, dice el texto, sería el séptimo año consecutivo con déficit público, ya que en los primeros años del kirchnerismo hubo superávit. Como ejemplo señala que en los primeros seis meses ya se ha gastado en publicidad y propaganda el dinero previsto para todo el año. Argentina vive así dos realidades, una de los números y otra la de los discursos electorales. Ambas se cruzarán después del 10 de diciembre, cuando tome posesión el nuevo Gobierno.
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