Scioli promete una gran bajada de impuestos en su cierre de campaña
El candidato oficialista se rodea de todo el poder peronista para mostrar que es el único que puede gobernar
Toda la estética peronista en su máxima expresión estaba puesta en el mitin de cierre de campaña de Daniel Scioli, con decenas de banderas, tambores, e incluso parrilleros a la entrada asando choripanes, como en el fútbol, para lanzar un mensaje claro: el peronismo es el único que puede gobernar este país. Eso es lo que Scioli quiso decir cuando se rodeó de todos los gobernadores peronistas, que controlan la mayoría del territorio, y los nombró uno a uno para mostrar el poderío de su formación. De hecho, varios de ellos estarán en su gobierno, según ha anunciado. Para superar el kirchnerismo y tal vez alejarse de él, Scioli se rodea de los gobernadores peronistas.
Pero sobre todo el candidato oficialista quiso lanzar el mensaje de que con él no vendrá el ajuste y las malas noticias, sino buenas. Y para mostrarlo se guardó para su último mitin, en el Luna Park, una mítica sala de conciertos y veladas de boxeo, una promesa de impacto: una gran bajada de impuestos. Todos los argentinos que ganen menos de 30.000 pesos al mes (3.150 dólares) dejarán de pagar el impuesto a las ganancias. En este momento lo pagan los que superan los 15.000 pesos al mes, con lo que es una medida potente que afectará según sus cálculos a 580.000 trabajadores y pensionistas.
Además, Scioli aseguró que esto se suma a la promesa de eliminar el IVA para jubilados y los que reciben planes sociales, más de ocho millones de personas. El candidato busca así consolidar el voto de las clases populares, medias y bajas, que es donde con más comodidad se mueve el peronismo. Scioli solo necesita un pequeño empujón para ganar en primera vuelta el domingo –tiene que sacar el 40% y 10 puntos al segundo- y este anuncio podría dárselo.
El doble mensaje es claro: el peronismo es el único que puede controlar un país tan complejo como Argentina -el mitin era una exhibición peronista- y es el que va a proteger a los pobres. “Mi prioridad serán los humildes, los trabajadores, la clase media”, insistió.
Además de la estética peronista estaba la estética sciolista, a la que los argentinos tendrán que acostumbrarse a partir de ahora si, como todo parece indicar, se convierte en su nuevo presidente. Scioli no es un político al uso al que le gusten los discursos cargados de ideología, como a su vicepresidente, el "chino" Carlos Zannini, el cerebro del kirchnerismo, que le precedió en la tribuna, reivindicó en varias ocasiones a Néstor Kirchner y dijo que él, de origen humilde, estudió en una escuela y una universidad públicas y se enorgullece de un país que permite ese ascenso social.
Scioli, que acaba de terminar su licenciatura en una universidad privada y viene de una familia que se hizo rica vendiendo electrodomésticos, prefiere la estética de los actores populares, de los boxeadores de barrio a los que apadrina, de la jet set en la que se ha movido siempre, de los futbolistas que frecuenta y sobre todo de la música popular, desde sus amigos Pimpinela al hombre que le presentó en el mitin de cierre de campaña: no era un político, sino el cantante Ricardo Montaner, que pone música a la campaña sciolista y ayer logró que el candidato y su mujer, Karina Rabolini, corearan las letras.
Mientras Montaner cantaba en un clima de máxima ebullición sciolista, las pantallas gigantes transmitían los momentos cumbre de la vida de Scioli y en especial el accidente de lancha acuática en el que perdió un brazo y estuvo a punto morir, momento cumbre de su biografía que él utiliza para mostrar su capacidad de resistencia y superación.
Scioli camina así hacia una probable victoria el domingo con un mensaje alegre y sobre todo con buenas noticias para los argentinos, mientras en privado los suyos están lanzando a los inversores el mensaje de que él arreglará los desajustes de la economía argentina y si hay que tomar medidas difíciles lo hará. Pero en la campaña no hay nada de eso, al revés, se cierra con un gran bajada de impuestos. Después del domingo, si gana en primera vuelta, empezará la verdadera historia.
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