España insta a la ONU a reforzar la protección de las minorías religiosas

El ministro Margallo propone un mecanismo contra los crímenes del extremismo violento

Una columna de humo se eleva en el centro de Tikrit durante los enfrentamientos entre milicianos yihadistas y las fuerzas iraquíes.Khalid Mohammed (AP)

El Consejo de Seguridad enciende la luz de alarma y pide a la comunidad internacional que adopte medidas urgentes para proteger a las minorías religiosas de la persecución sistemática que sufren por parte del Daesh -acrónimo en árabe con el que la diplomacia se refiere al Estado Islámico- y otros grupos fundamentalistas. Como dijo el ministro francés de Exteriores, Laurent Fabius, su objetivo es “erradicar la diversidad de las sociedades” en Oriente Medio. Eso, advierte, supone “una amenaza” para una región cuna de grandes civilizaciones. El debate de alto nivel fue convocado por Francia, que ...

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El Consejo de Seguridad enciende la luz de alarma y pide a la comunidad internacional que adopte medidas urgentes para proteger a las minorías religiosas de la persecución sistemática que sufren por parte del Daesh -acrónimo en árabe con el que la diplomacia se refiere al Estado Islámico- y otros grupos fundamentalistas. Como dijo el ministro francés de Exteriores, Laurent Fabius, su objetivo es “erradicar la diversidad de las sociedades” en Oriente Medio. Eso, advierte, supone “una amenaza” para una región cuna de grandes civilizaciones. El debate de alto nivel fue convocado por Francia, que este mes ocupa la presidencia de turno del órgano de Naciones Unidas que vela por la paz y la seguridad mundial. En los últimos meses, la intolerancia, el extremismo violento y la persecución de minorías étnicas y religiosas creció en Oriente Medio, en lo que se considera como una violación grave y extendida de los derechos humanos y de la legislación humanitaria por toda la región.

Naciones Unidas denuncia que cientos de miles de personas de las comunidades cristianas, yazidíes, kurdas, turcomanas, shabak, incluso suníes y chiíes en algunas regiones, se han visto obligadas a huir para no ser víctimas de los asesinatos selectivos, la conversión forzosa, la esclavitud y la violencia sexual del Daesh y otras organizaciones fundamentalistas islámicas afiliadas. Eso pone a su vez mucha presión sobre los países vecinos.

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En ese intento de “borrar cualquier trazo de diversidad cultural”, señaló Fabius, “han destruido intencionadamente santuarios suníes y chiíes, monasterios e iglesias cristianas y otros lugar culturales y religiosos de especial significado”. Estas comunidades, añadió el ministro francés, “tienen el derecho de vivir en sus países de una manera pacífica, libre, igual y digna”. Por eso dijo que los miembros de la ONU tienen la obligación de protegerlos.

En términos similares, y muy rotundos, se pronunció también José Manual García-Margallo. El jefe de la diplomacia española dijo en su primera intervención ante el Consejo de Seguridad que “estamos ante un conflicto entre el totalitarismo uniformizante y la humanidad plural”. El compromiso debe ser “total”, haciendo mención al carácter de la amenaza a la que se enfrentan la comunidad internacional en su conjunto.

“Alguien debe detener esta locura y ese alguien es las Naciones Unidas”, insistió García-Margallo. España, que desde enero ocupa un asiento no permanente en el Consejo de Seguridad, hizo dos propuestas concretas. Primero, pide al secretario general de la ONU que ponga en práctica sin dilación su plan de acción contra el extremismo violento y que designe un representante especial que coordine las políticas, que trabajaría en coordinación con el Alto Representante para la Alianza de Civilizaciones.

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En segundo lugar, propone crear un mecanismo internacional que enjuicie los crímenes cometidos por el extremismo violento. “El objetivo de hacer justicia y luchar contra la impunidad es irrenunciable”, concluyó García-Margallo. Sin una acción, advirtió el ministro, “corremos el riesgo cierto de que ese Oriente Próximo rico y plural desaparezca”. También dejó claro que combatir el terrorismo yihadista no es una manifestación de un conflicto con el islam. “Es un enfrentamiento entre la civilización y la barbarie”.

El objetivo del encuentro era empezar a debatir las vías que se pueden seguir desde la comunidad internacional para preservar la “rica” diversidad de las sociedades en Oriente Medio, a la vez que se identifique medidas para acabar con la impunidad con la que actúan de estos grupos extremistas frente a las minorías. Todo esto, mientras se trata de garantizar la seguridad de las minorías y facilitar asistencia humanitaria.

La parlamentaria iraquí Vian Dakhil recordó que estos crímenes que el Estado Islámico está cometiendo “no tienen precedentes” y están devolviendo a las mujeres “a la edad de la esclavitud”. “Es una vergüenza que esto suceda”, valoró la diputada, reconocida por su labora para rescatar a los supervivientes de Daesh. “Nos asesinan, secuestran a nuestros niños, violan a nuestras hijas, nos venden como mercancía”, insistió Dakhil. El Consejo de Seguridad, dijo, es el único recurso que queda a los yazidíes.

El secretario general de las Naciones Unidas, Ban Ki-moon, se dirigió también al Consejo de Seguridad para insistir en la importante de combatir cualquier forma de discriminación en la sociedad, independientemente del origen étnico o religioso de los individuos que integran estas comunidades. Además, señaló que es proteger a estas minorías es una medida para combatir el terrorismo y la violencia extrema en la región.

“Millones de vidas están en juego y también el tejido social de países enteros”, alertó Ban, pidiendo una respuesta urgente a estos crímenes. El secretario general dice que su equipo de asesores en cuestiones de genocidio tienen pruebas de que se están cometiendo actos que violan los derechos humanos. La brutalidad de Daesh es “deleznable”, condenó, a la vez que se mostró muy preocupado por la evolución de la situación en Siria, Irak, Libia y Yemen.

El alto comisionado de la ONU para los Derechos Humanos, el príncipe Zeid Ra'ad Al-Hussein, explicó que las crisis y atrocidades que se ven en la región se producen “por la discriminación y el fracaso a la hora de respetar la igualdad y los derechos humanos”. De ahí pasó a denunciar la falta de acción ante el fanatismo. “Si solo atendemos los derechos de las minorías cuando ya empezó la masacre, entonces hemos fracasado”.

Esa falta de acción, añadió el alto comisionado, alimenta la intolerancia y el extremismo. “El mosaico se está rompiendo y este Consejo de Seguridad debe intervenir de manera decidida para acabar con los conflictos”, exhortó Al-Hussein, “esperar hasta que solamente las piedras puedan llorar será demasiado tarde”. “Solo insistiendo en la dignidad y en el valor de cada ser humano, garantizando sus derechos y su espacio, podremos sobrevivir”.

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