¿Reactivo o explosivo?

Vamos a ver si el populismo es práctico o es destructor. Criticar es fácil. Construir es mucho más difícil

Grecia ha sido estos años el extremo por el que el euro se podía romper. Un descosido en el tejido de la moneda única. Mal zurcido. Los griegos han sufrido lo indecible y ya no compran la idea de que los sacrificios llevan tiempo. Los que están realizando son ya bastante penosos. Las elecciones de este domingo significan que el pueblo griego cree que hay alguna esperanza en que la heterodoxia traiga alguna solución hasta ahora no considerada.

La victoria contundente de Syriza ha metido un nuevo ingrediente en el tubo de ensayo de la Eurozona. El partido ganador empezó afirmando que actu...

Suscríbete para seguir leyendo

Lee sin límites

Grecia ha sido estos años el extremo por el que el euro se podía romper. Un descosido en el tejido de la moneda única. Mal zurcido. Los griegos han sufrido lo indecible y ya no compran la idea de que los sacrificios llevan tiempo. Los que están realizando son ya bastante penosos. Las elecciones de este domingo significan que el pueblo griego cree que hay alguna esperanza en que la heterodoxia traiga alguna solución hasta ahora no considerada.

La victoria contundente de Syriza ha metido un nuevo ingrediente en el tubo de ensayo de la Eurozona. El partido ganador empezó afirmando que actuarían de forma unilateral y que se abandonaría el euro si era necesario. Este lunes se aprestan a negociar. El problema es que no sabemos si su líder, Alexis Tsipras, y su equipo acabarán siendo el reactivo que hará que se encuentren definitivamente Grecia y el resto de Europa o si será un explosivo que dinamitará la economía del país heleno y, de paso, dejará al euro contra las cuerdas. Negociación habrá, pero habrá que ver dónde llegan unos y otros.

Sería un error considerar que ese experimento es directamente exportable a otros países europeos. Sólo lo es parcialmente. Con Syriza o sin ella, Grecia es un país donde algún tipo de reestructuración de la deuda debe negociarse para que los esfuerzos que realizan los ciudadanos puedan ser compatibles con la dignidad. Pero no puede engañarse a los griegos haciéndoles creer que la realidad será completamente distinta. Los deudores tienen compromisos que atender. Todo un país por reconstruir. Mirando las propuestas del partido de Tsipras, no hay un contenido económico que permita creer que el país tenga necesariamente que mejorar con ellas. Hay mucho populismo y poca realidad. Pero en medio de la desesperación esta propuesta ha calado.

Ahora, los mercados observan con recelo este experimento, guardando la distancia pero mirando fijamente a los tubos, a ver qué sale. Será cuando las negociaciones se quiebren, cuando los faroles no cuelen y cuando se vuelva otra vez a la realidad de la reestructuración de deuda cuando se podrá valorar la verdadera responsabilidad de Syriza... y de Europa. Los mercados van a andar nerviosos porque reestructuración puede haber... pero condicionalidad también... quiera o no el nuevo líder griego. Los inversores ya preguntan si otros partidos de moda en Europa van en serio con la posibilidad de abandonar el euro. Vamos a ver si el populismo es práctico o es destructor. Criticar es fácil. Construir es mucho más difícil.

Conocer lo que pasa fuera, es entender lo que pasará dentro, no te pierdas nada.
SIGUE LEYENDO

Archivado En