Los separatistas se hacen fuertes en el aeropuerto de Donetsk

La muerte de 13 civiles en un atentado en la ciudad incrementa las tensiones entre Rusia y Ucrania

El autobús atacado este jueves en Donetsk.Foto: reuters_live

El atentado que costó la vida a 13 personas como mínimo e hirió a varias decenas en la ciudad de Donetsk el jueves por la mañana ha incrementado la tensión en el Este de Ucrania y empaña las perspectivas de enfriar el conflicto entre el gobierno central y los separatistas prorrusos del Este del país. Moscú y Kiev se acusan mutuamente de responsabilidades en el acto terrorista, que supone un duro golpe para los acuerdos de Minsk, el único cauce de diálogo con todas las partes implicadas en l...

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El atentado que costó la vida a 13 personas como mínimo e hirió a varias decenas en la ciudad de Donetsk el jueves por la mañana ha incrementado la tensión en el Este de Ucrania y empaña las perspectivas de enfriar el conflicto entre el gobierno central y los separatistas prorrusos del Este del país. Moscú y Kiev se acusan mutuamente de responsabilidades en el acto terrorista, que supone un duro golpe para los acuerdos de Minsk, el único cauce de diálogo con todas las partes implicadas en la contienda.

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El sangriento suceso se produjo a las 8.30 de la mañana en una parada de transporte público en una zona relativamente céntrica al sur de la ciudad. Allí, un tranvía y un coche fueron alcanzados por una explosión que dejó la calzada sembrada de cadáveres e hizo añicos los cristales de los edificios vecinos. Los representantes de la denominada República Popular de Donetsk (RPD) atribuyen el atentado a grupos ucranianos infiltrados que habrían disparado con un lanzaminas.

En Kiev, el ministro de Exteriores de Ucrania, Pável Klimkin, ha condenado el acto terrorista, al que ha calificado como “tragedia” y “desgracia compartida”. “Con estos ataques terroristas perecen ciudadanos pacíficos. Rusia debe parar a los terroristas”, afirmó el ministro en su Twitter. El Ministerio de Defensa ucraniano ha negado tener nada que ver con el atentado, mientras Arseni Yatseniuk, el primer ministro, culpó a Rusia.

En Moscú, el Comité de Investigación de la Federación Rusa abrió una investigación criminal sobre el suceso, del que considera como presuntos sospechosos a los “soldados del Ejército Ucraniano y a la Guardia Nacional de Ucrania”. El ministerio de Exteriores de Rusia, Serguéi Lavrov, calificó el hecho como “crimen contra la humanidad” destinado a “socavar los esfuerzos de regulación pacífica” de la crisis.

Cuando todavía estaban frescas las huellas del atentado, Alexándr Zajárchenko, el líder de la RPD, ordenó que llevar al lugar del suceso a los prisioneros de las tropas leales a Ucrania, capturados en los encarnizados combates de los últimos días en el aeropuerto de Donetsk. Según la agencia de noticias DAN, Zajárchenko invitó a los parientes de las víctimas y a los habitantes de la ciudad a ver a los presos. Al lugar fue llevado primero un coronel ucraniano al que hubo que proteger de las iras y golpes de los presentes. Posteriormente, fueron llevados al lugar cerca de dos decenas de militares, algunos de ellos heridos, según los vídeos rodados por periodistas rusos, que también han acompañado a los separatistas en dantescos recorridos por el aeropuerto de Donetsk.

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Los rebeldes prorrusos llevan a las calles de Donetsk a los 18 soldados ucranianos hechos prisioneros en el combate por el control del aeropuerto.Foto: reuters_live

Los insurgentes han asegurado haber tomado el aeropuerto, escenario de combates desde fines de mayo. Las posiciones de la RPD en el aeropuerto se han consolidado, a juzgar por los vídeos que circulan en la web, que muestran los cadáveres de los ucranianos que han perecido en su puesto de combate. Iouri Birioukov, consejero del presidente ucraniano Petro Poroshenko, reconoció la derrota, según escribió hoy en su página de Facebook. "Hemos fracasado en conservar el control de las ruinas de la nueva terminal", admitió. "Los soldados que aguardaban el aeropuerto son de carne y sangre. Anteayer [el pasado martes], alcanzaron sus límites". La toma del aeropuerto supone una victoria moral para los insurgentes, pues Kiev había convertido en una verdadera gesta heroica la resistencia en aquellas instalaciones de sus soldados, conocidos popularmente como 'Kiborgi' (o 'cíborg', en lengua castellana).

En la jornada del miércoles al jueves 10 soldados ucranianos habían perecido y 19 resultaron muertos en la zona de la “operación antiterrorista”, según el ministerio de Defensa de Ucrania. En la tarde del jueves, los insurgentes tenían en su poder más de una 20 de combatientes ucranianos, defensores del aeropuerto, según Vladímir Rubán, el mediador en los intercambios de prisioneros. Rubán dijo que los insurgentes le habían asegurado que no iban a torturar a los presos y que los heridos serían atendidos por los médicos. Dijo también que los presos serían interrogados y admitió que los oficiales veteranos con “algún valor informativo” podrían ser enviados a Rusia, si así lo desean los órganos de seguridad, como había ocurrido con la aviadora Nadezhda Sávchenko. Rubán dijo que de momento no se planea el intercambio de los militares ucranianos capturados en el aeropuerto.

La toma del aeropuerto supone una victoria moral para los insurgentes

Ucrania inició el pasado fin de semana una nueva ofensiva militar contra los separatistas del Este, pero según dijo Zajárchenko en una rueda de prensa, todos los ataques del Ejército ucraniano habían sido rechazados por las milicias en el aeropuerto y en otras localidades próximas a Donetsk. Según el servicio de prensa DNR.today, Zajárchenko dijo también que las bajas ucranianas en la jornada del jueves sumaban 200 muertos. “A juzgar por las declaraciones de los presos, el gobierno ucraniano lanza al combate a unidades poco entrenadas y formadas apresuradamente para resolver con ellas sus intereses políticos”, señaló Zajárchenko. Con la movilización de esas unidades, los ucranianos intentan “ocultar su derrota en el aeropuerto”, según el líder separatista.

En Kiev, Poroshenko visitó por la mañana las dependencias del Estado Mayor y por la tarde había convocado una reunión para planear la “resistencia” en la zona de conflicto. La víspera, en el foro de Davos, el presidente había acusado a Rusia de tener 9.000 hombres en territorio de Ucrania. Moscú ha negado hasta ahora que unidades militares regulares rusas luchen en el Este de Ucrania. Oficialmente, los ciudadanos rusos involucrados en los combates son “voluntarios” o soldados “en vacaciones”.

Rusia y Ucrania se acusan mutuamente de transgredir el acuerdo de Minsk, según el cual las partes en conflicto debían retirarse 15 kilómetros por banda a partir de la línea de contacto que existía el pasado septiembre, cuando se firmó aquel documento. Rusia alega que el aeropuerto de Donetsk debe quedar bajo control de los insurgentes a tenor de documentos no publicados adjuntos al protocolo del 19 de septiembre.

Sin embargo, la línea de contacto actual no coincide hoy con la que existía en septiembre ya que desde entonces ha habido avances y retrocesos por ambas partes. El ministro Lavrov aseguró haber convencido a los insurgentes para que aceptaran retirarse a las posiciones establecidas en el protocolo de Minsk, pero los llamamientos al alto el fuego de Lavrov y sus colegas de Ucrania, Francia y Alemania, el miércoles en Berlín, no han sido atendidos sobre el terreno.

En una entrevista con el canal de televisión RBK, Yuri Strelkov, coronel de los servicios de Seguridad rusos (en la reserva), afirmó que la guerra en el Este de Ucrania “acabará sólo cuando sea destruida la junta de Kiev” y pronosticó que el gobierno ucraniano volverá a pedir una tregua si fracasa su última ofensiva. Strelkov, que luchó en la RPD desde abril a agosto pasado, afirmó que “sin el apoyo de Rusia los insurgentes no resistirán”.

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