La esposa del exdirigente Bo Xilai confiesa el asesinato de un británico

Según el diario 'South China Morning Post', Gu Kaila ha admitido los cargos que se le imputan El juicio de Gu, detenida por la muerte de un empresario británico, comienza este jueves Su detención aceleró la caída en desgracia de su marido, exestrella ascendente de la política

Gu Kailai, mujer del exdirigente Bo Xilai, el 17 de enero de 2007.REUTERS

Todo está preparado para el juicio de Gu Kailai —esposa del exdirigente comunista chino Bo Xilai—, previsto para este jueves. Gu, una abogada de 53 años, ha confesado durante su detención que asesinó a Neil Heywood, un ciudadano británico amigo de la familia y que cometió “crímenes económicos”, según ha asegurado uno de los fiscales del caso al diario de H...

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Todo está preparado para el juicio de Gu Kailai —esposa del exdirigente comunista chino Bo Xilai—, previsto para este jueves. Gu, una abogada de 53 años, ha confesado durante su detención que asesinó a Neil Heywood, un ciudadano británico amigo de la familia y que cometió “crímenes económicos”, según ha asegurado uno de los fiscales del caso al diario de Hong Kong South China Morning Post.

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Gu está acusada formalmente de asesinato, pero no de crímenes económicos. La ausencia de este cargo, que puede incluir desde soborno a evasión de capitales, sugiere que las autoridades no pretenden perseguir criminalmente a su marido, quien fue destituido a mediados de marzo como secretario del Partido Comunista Chino (PCCh) en la municipalidad de Chongqing y el 10 de abril fue expulsado del Politburó, bajo sospecha de estar implicado en “graves violaciones de disciplina”. Ese mismo día, Gu fue acusada de ser “altamente sospechosa” del asesinato de Heywood, debido a una disputa sobre “intereses económicos”.

Bo tiene el apoyo de un sector del PCCh, y Pekín no está interesado en agitar más las aguas del mayor escándalo político que vive China desde hace más de dos décadas, en vísperas del congreso quinquenal del partido, este otoño, en el que se producirá el relevo de la cúpula dirigente. La intención del Gobierno es cerrar el caso cuanto antes, lo que ha convertido a Gu, según algunos analistas, en chivo expiatorio en un embrollo que ha revelado las luchas intestinas por el poder en el PCCh.

Según informaciones que han ido saliendo en los últimos meses —principalmente en los medios británicos— Heywood amenazó con desvelar que Gu pretendía sacar una gran suma de dinero del país cuando ella se negó a darle la comisión que él pedía por ayudarle. Al verse acorralada, ordenó supuestamente la muerte del hombre de negocios británico. Según la fiscalía, Gu Kailai llevó a cabo el crimen con la ayuda de Zhang Xiaojun, un empleado de la familia Bo, que ha sido acusado igualmente de asesinato.

El pasado 26 de julio, la agencia oficial china Xinhua aseguró que “los hechos del crimen de los dos acusados están claros y las evidencias son irrefutables y sólidas”, por lo que “deben ser juzgados por homicidio intencionado”. Según Xinhua, Gu temía que la disputa que mantenía con Heywood pusiera en peligro su seguridad y la de su hijo.

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Según el fiscal del caso citado —sin identificar— por el influyente diario de Hong Kong, la detenida se mostró “cortés” y “relajada” durante los interrogatorios. “Dijo a los investigadores todo lo que recordaba, y, respecto a aquellas acusaciones sobre las que no recordaba claramente, les pidió que siguieran adelante y escribieran lo que quisieran”.

La misma fuente también afirmó que la única evidencia física que los fiscales tienen es un trozo del corazón de Heywood que fue extraído por el exjefe de policía de Chongqing Wang Lijun antes de que el cuerpo del británico fuera incinerado rápidamente sin autopsia a los pocos días de su muerte el 14 de noviembre del año pasado.

La falta de mayores pruebas presagia que es poco probable que Gu sea sentenciada a muerte; lo más probable es que será condenada a cadena perpetua, según el fiscal. Su actitud relajada y su cooperación podrían indicar también que ha alcanzado un acuerdo sobre la resolución del caso, incluido cargar con la responsabilidad que pueda haber tenido Bo Xilai.

Hasta ahora, Bo solo ha sido acusado formalmente de “graves violaciones de disciplina” del partido. De ahí que el ambicioso y carismático político quizás escape relativamente indemne y evite que salgan a la luz las importantes conexiones y tratos financieros de una de las familias más influyentes de la política china. Bo Xilai, de 63 años, es hijo de Bo Yibo, uno de los grandes revolucionarios chinos. Hasta su caída, era visto como un claro candidato a entrar en el Comité Permanente del PCCh —actualmente compuesto por nueve miembros— en el congreso de otoño.

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