Brown encara una sonora derrota laborista en las municipales

Los primeros sondeos de las elecciones celebradas en Inglaterra y Gales, donde este jueves han votado millones de personas para elegir a sus representantes municipales, incluido el alcalde de Londres, otorgan una amplia victoria a los conservadores, mientras que los laboristas del primer ministro, Gordon Brown, pueden haber recibido uno de los peores golpes electorales de su historia.

Según las encuestas, los laboristas sólo conseguirán en torno al 25% de los votos, mientras que los tories pueden haber obtenido cerca del 45% de los sufragios. El resultado final de los comicios, n...

Los primeros sondeos de las elecciones celebradas en Inglaterra y Gales, donde este jueves han votado millones de personas para elegir a sus representantes municipales, incluido el alcalde de Londres, otorgan una amplia victoria a los conservadores, mientras que los laboristas del primer ministro, Gordon Brown, pueden haber recibido uno de los peores golpes electorales de su historia.

Según las encuestas, los laboristas sólo conseguirán en torno al 25% de los votos, mientras que los tories pueden haber obtenido cerca del 45% de los sufragios. El resultado final de los comicios, no obstante, no se conocerá hasta la noche de este viernes, pues aunque en algunos municipios el recuento empezó al cierre de las urnas, la mayoría lo hará durante la jornada de hoy. El ganador de la alcaldía de Londres, el trofeo más codiciado de estas elecciones, no se conocerá hasta alrededor de las 21:30 (hora peninsular española).

Estos comicios son el primer test electoral para el primer ministro británico, el laborista Gordon Brown, quien sucedió a Tony Blair en junio del año pasado sin que hubiera una elección. En total, están en juego 4.102 puestos de concejales en 159 municipios de Inglaterra y Gales.

Ken el Rojo Livingstone se juega su continuidad al frente de la alcaldía de Londres con la amenaza de que otro político atípico, el conservador Boris Johnson, le arrebate el puesto, creado hace ocho años para dar a la ciudad una voz propia. El vencedor se apuntará el tanto o el fracaso de la organización de los Juegos Olímpicos de 2012, además de gestionar un presupuesto de 14.000 millones de euros.

La jornada electoral, para la que estában llamados a las urnas unos cinco millones de londinenses, comenzó a las las 7.00 GMT y transcurrió con normalidad. En Londres, Ken Livingstone votó en su barrio de Cricklewood, al noreste de Londres, mientras que su principal rival, Boris Johnson lo ha hecho en Islington.

Si el vencedor consigue más de la mitad de los votos, será automáticamente proclamado alcalde. Si no, habrá una segunda vuelta. No parece que ninguno de los dos candidatos vaya a superar esa cifra. Las encuestas dan a Johnson un 43% de los votos, por un 39% de Livingstone. No obstante, el actual alcalde confía en dar la vuelta a los sondeos apelando a las incógnitas que despierta un candidato desconocido y a la confianza de un alcalde que ha llevado las riendas de la ciudad dos legislaturas, desde la creación del puesto en 2000.

Un resultado negativo para Livingstone, aunque es formalmente independiente, supondría un golpe para el responsable del partido Laborista y primer ministro, Gordon Brown, en la primera contienda electoral a la que se enfrenta desde que asumió el poder el pasado mes de junio y se produciría en un momento especialmente delicado, con voces críticas en sus propias filas que cuestionan su liderazgo y conatos de revueltas internas por decisiones adoptadas por el Gobierno como la reforma fiscal o la investigación con células madre.

Con todo, el destino de la Alcaldía de Londres dependerá en gran parte de la capacidad de los candidatos de movilizar a los 5,5 millones de personas que suma el electorado, en un contexto en el que el último precedente de participación arroja un saldo raquítico de un 37 por ciento. En este sentido, los conservadores cuentan con el potencial de votantes más activos a la hora de acudir a las urnas, puesto que se trata de los segmentos mayores de edad, frente a los jóvenes que tradicionalmente apoyan a los laboristas y que muestran mayor pasividad ante los procesos electorales.