Reportaje:

Bolivia, un corazón enfermo

'Países amigos' tratan de promover el entendimiento entre las partes en conflicto, preocupados por el futuro político de un necesario proveedor de gas

Bolivia, el corazón geográfico de América Latina, padece de insuficiencia. Aunque no precisamente cardiaca, sino de diálogo entre las posturas encontradas del Gobierno y las prefecturas (gobernaciones), lo que hace temer a los países vecinos un desenlace del conflicto "que solamente puede traer sufrimiento para el pueblo", en palabras del ministro brasileño de Asuntos Exteriores, Celso Amorim.

La crítica situación política que afronta el Gobierno ante la franca rebelión de cuatro regiones que llevan adelante un proceso autonómico —el primero de ellos se resolverá en un referéndum ...

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Bolivia, el corazón geográfico de América Latina, padece de insuficiencia. Aunque no precisamente cardiaca, sino de diálogo entre las posturas encontradas del Gobierno y las prefecturas (gobernaciones), lo que hace temer a los países vecinos un desenlace del conflicto "que solamente puede traer sufrimiento para el pueblo", en palabras del ministro brasileño de Asuntos Exteriores, Celso Amorim.

La crítica situación política que afronta el Gobierno ante la franca rebelión de cuatro regiones que llevan adelante un proceso autonómico —el primero de ellos se resolverá en un referéndum el 4 de mayo—, ha obligado al presidente, Evo Morales, a buscar ayuda entre países amigos como Brasil, Argentina y Colombia, además de acudir, venciendo sus reticencias, a los obispos católicos a fin de que disuadan de la consulta popular a sus organizadores.

A poco más de dos años de su llegada al poder, el estilo sindical en la gestión de Gobierno ha derivado en huelgas, ayunos, cierres de carreteras y una creciente ola de críticas por los desaciertos en la política social y económica, a pesar de su bonanza. En ese marco, Morales afronta la decisión intransigente de las regiones de declarar su autonomía y liberarse del centralismo.

El canciller Amorim, que ayer concluyó una ronda de conversaciones informativas con todas las partes involucradas, fue precedido en similar tarea por su homólogo argentino, Jorge Taiana, y el vicecanciller colombiano, Camilo Reyes, con el fin de contribuir a un entendimiento entre bolivianos que, en los dos últimos años, han visto crecer sus diferencias regionales.

Aunque las declaraciones a la prensa fueron cautas en general, reflejan la preocupación por el futuro político de Bolivia, principal proveedor de gas natural a Brasil y Argentina.

Los "países amigos estamos interesados en preservar la democracia y la permanencia de autoridades legítimamente elegidas", declaró Taiana, mientras que Reyes anunció la indiscutible disposición de las tres naciones para contribuir a "un mejor encuentro entre bolivianos" mediante el establecimiento del diálogo.

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Amorim explicó que "la visión es intentar buscar soluciones que eviten conflictos que solamente pueden traer sufrimiento para el pueblo".

El cardenal Julio Terrazas se reunió también con Morales y con políticos de la oposición, y tiene previsto hacerlo hoy con los prefectos de los cuatro departamentos (Santa Cruz, Tarija, Beni y Pando) que llevan adelante procesos autonómicos. El cardenal ha dicho a los periodistas que establecer un diálogo no será tarea fácil por la falta de confianza mutua y la ausencia de una clara voluntad política de las partes.

El presidente Morales aseveró, en un discurso pronunciado el sábado ante miles de cocaleros en Chapare, que las autonomías regionales están garantizadas "para los pueblos y no sólo para logias oligárquicas que perdieron el poder" y a las que acusó de buscar la autonomía para seguir robando al pueblo, según la agencia gubernamental de información.

Un día antes, los líderes regionales de Santa Cruz profirieron insultos contra Morales en un mitin que congregó a miles de agricultores, transportistas e industriales (más de 300.000 según los organizadores) para protestar contra la prohibición de exportar aceite vegetal y derivados, que reporta ventas anuales por 200 millones de dólares, para bajar los precios locales y satisfacer el consumo boliviano.

Tanto el Gobierno como las cuatro regiones no están dispuestos a admitir, respectivamente, que haya ilegalidades en el proyecto de un nuevo texto constitucional ni tampoco en los estatutos autonómicos.

El flamante portavoz presidencial, Iván Canelas, dijo que, tras la visita de los diplomáticos extranejros, el Gobierno espera un informe que les permita contar con nuevas pautas para establecer un diálogo con las regiones antes o después del 4 de mayo.

EFE

La fiebre autonómica se extiende por las regiones

La Corte Electoral de la provincia boliviana de Santa Cruz ha designado ya a 31.318 jurados de 5.219 mesas electorales que funcionarán el 4 de mayo en la consulta popular sobre el estatuto autonómico para atender a 935.527 ciudadanos empadronados en todo el departamento, el de mayor importancia económica de todo el país.

Al referéndum de Santa Cruz le seguirán las consultas ciudadanas sobre sus respectivos estatutos autonómicos en Beni, Pando y Tarija.

Y, casi como una fiebre, otros cuatro departamentos están reuniendo firmas para pedir sendos referendos autonómicos, pese a las operaciones de comandos de seguidores del oficialista Movimiento Al Socialismo (MAS) con la consigna de destruir libros o amedrentar a los insurgentes autonomistas de Chuquisaca, La Paz, Cochabamba e incluso ahora del silencioso Potosí.

Parece que este impulso autonomista está amparado en el nuevo texto constitucional, que debe ser sancionado en otra consulta popular convocada por el Gobierno, ya que reconoce, además de la autonomía regional, la municipal y las de pueblos indígenas para las nueve regiones en que se divide Bolivia, aunque hayan votado en contra de esta opción en el referéndum que se celebró en 2006.

"Se está abriendo una compuerta que va a complicar aún más la situación del Gobierno, que afronta ya un desgaste por actitudes cambiantes, un conjunto de despropósitos que fortalece a sus opositores y una impotencia ante la posición de Santa Cruz", advierte la analista política María Teresa Zegada.

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